José Javier Saturnino Allende Torres, (*)

Varón 1788 - 1867  (78 años)

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  • Nombre José Javier Saturnino Allende Torres  [1
    Sufijo (*) 
    Nacimiento 28 Nov 1788  Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 21 May 1867  Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    ID Persona I90042  Los Antepasados
    Última Modificación 7 Ene 2024 

    Padre Pedro Lucas Allende Vicentelo de la Rosa,   n. 19 Oct 1742, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 24 Abr 1801, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 58 años) 
    Madre María Javiera de Torres Funes,   c. San Juan, San Juan, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 7 Abr 1831, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Matrimonio 5 Nov 1772  Salta, Salta, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3, 4
    • L° F° 14vta. Ts.: don Isidoro de la Plaza y don Fernando Torres. [2]
    ID Familia F14486  Hoja del Grupo  |  Family Chart

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 28 Nov 1788 - Córdoba, Córdoba, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 21 May 1867 - Córdoba, Córdoba, Argentina Enlace a Google Earth
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  • Notas 
    • Sacerdote. Ingresó en el Colegio de Monserrat el 14 de febrero de 1804, de donde egresó el 16 de diciembre de 1808 para incorporarse a la Universidad Mayor de San Carlos. Recibido en 1811, de doctor en teología, derecho canónico y civil, después de rendir brillantes exámenes, fue ordenado sacerdote por el Obispo de Córdoba, Orellana. En 1813, era nombrado cura y vicario de Río Tercero, pero al poco tiempo elevaba su renuncia, al ser designado rector del Seminario Conciliar de Ntra. Sra. de Loreto. Debió intervenir en un asunto que escandalizó a las autoridades religiosas por las expresiones heréticas pronunciadas por el seminarista Francisco de la Mota. Hizo frente a los disturbios que produjeron los alumnos del Seminario en 1815, en cuya ocasión obró con energía y expulsó a los promotores. No se ha podido establecer la causa del desorden, pero el rector mantuvo su autoridad y no fue removido del cargo. Tuvo gran admiración por la Compañía de Jesús, y los sentimientos patrióticos que lo adornaban quedaron demostrados al enviar sus plácemes al general San Martín por la victoria de Maipú, A principios de 1820, fue uno de los representantes d la legislatura local que declaró la soberanía de la provincia de Córdoba. Además cooperó en una mediación de paz al producirse las guerras civiles entre Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe en aquel año. Intervino en el tratado de Banegas, que reafirmó los principios federales para organizar la Nación. En 1823, volvió a asumir el rectorado del Seminario Conciliar y acrecentó sus actividades. Fue secretario y amigo intimo del doctor Pedro Ignacio de Castro Barros, a quién acompañó a las provincias de Cuyo en 1827. Al año siguiente partió hacia Roma para visitar al Santo Padre, entrevistándose con las figuras más relevantes del Vaticano, a quienes informó de las necesidades de la Iglesia argentina. Estuvo en Europa en 1829, regresando a Córdoba en momentos en que la guerra civil se habla desatado entre los generales Bustos y Paz. Se alejó del rectorado en 1831, y con Castro Barros fue conducido preso a Santa Fe, marchando a través del Chaco. Después lo acompañó en las misiones apostólicas de Chile y Uruguay en 1835. De vuelta ingresó como novicio en la Compañía de Jesús, el 19 de febrero de 1836, siendo el primero en ser admitido en las filas de los hijos de Loyola al regreso de los padres al país, y con ese motivo, llevó una vida de grandes sacrificios. Gravitó con todas sus influencias para el restablecimiento de la insigne Orden. Luego participó en la revolución que estalló en Córdoba, el 10 de octubre de 1840, y fracasada ésta, debió emigrar a Montevideo con el presbítero José Vitaliano Molina donde se encontraba Castro Barros. Estas tres preclaras figuras de la Iglesia pasaron a Chile, donde fundaron la "Revista Católica" que el Dr. Allende costeó de su peculio. Desde sus columnas defendió en 1851, la figura prócer de Castro Barros, atacado por Sarmiento en los Recuerdos de Provincia. Después de Caseros, Allende volvió de la expatriación y en Córdoba se le encargó de nuevo la dirección del Seminario de Loreto, renunciando el 29 de abril de 1853. Al año siguiente, presidió la Asamblea legislativa cordobesa, donde tuvo una actuación destacada. En 1855, suscribió como legislador la Constitución de Córdoba. Fue además, cura párroco de la Catedral de Córdoba, miembro del Cabildo Eclesiástico, fundador y socio de la Hermandad de San Pedro, asociación de la que fue elegido presidente en 1858. Este virtuoso sacerdote, falleció en Córdoba, el 21 de mayo de 1867, a los 78 años. Al cumplirse el primer aniversario de su muerte, pronunció una notable oración fúnebre en el templo de Santa Catalina, el doctor Jerónimo Emiliano Clara, que despertó gran expectativa y causó profunda impresión en el auditorio. Se trata de una producción algo extensa donde se refirió al carácter sacerdotal del doctor Allende, en cuya primera parte analizó su vida pública, y en la segunda sus virtudes cívicas. Hizo resaltar que descolló en la cátedra y en el púlpito, haciendo oír su voz espiritual en la campaña y en las luchas fratricidas que azotaron la patria, llevando los auxilios de la religión a los moribundos y a los combatientes. Su sobrino nieto, el Dr. Ignacio Allende describió su personalidad moral diciendo que era "un sujeto que hizo fama de hombre íntegro en su moral un tanto asceta, dueño de virtud severa en alto carácter de intercambio social, de religión austera. Era un director de almas y obligado consejero, que llegó a ser árbitro familiar en toda cuestión más o menos delicada o difícil. Su cultura innata y su vasta ilustración, su amor a la justicia y los sentimientos de caridad que Je animaban, eran proverbiales en Córdoba, donde se tributaba veneración a ese anciano, cuya limpieza de alma, dicen, brillaba como un traje en la majestad de su pobreza". Perteneció a una familia de alta posición social y económica, al extremo de donar sus propias riquezas a otras personas, y vivir en la humildad y en la pobreza. [1]

  • Fuentes 
    1. [S137] Cutolo, Vicente O., Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, (Editorial Elche, Buenos Aires, 1968. De este diccionario se editaron varias ediciones actualizadas, hasta el 2004.).

    2. [s1] Medrano Balcarce, Juan Manuel, Medrano Balcarce, Juan Manuel, (jmedrano76(AT)hotmail.com).

    3. [S428] Castaños Zemborain, Víctor Manuel, Castaños Zemborain, Víctor Manuel, (vczemborain(AT)fibertel.com.ar).

    4. [s1] Medrano Balcarce, Juan Manuel, Medrano Balcarce, Juan Manuel, (jmedrano76(AT)hotmail.com), https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1-12846-56576-38?cc=1974193&wc=M6VW-RWL:257115001,257260601,257377001.