| Notas |
- Emigrado de pocos años con sus padres a Buenos Aires, pasó a Chile donde estudió en el Colegio de San Ignacio y se graduó de Licenciado en Jurisprudencia. Formó parte del grupo de emigrados que combatió al Mariscal López y cuando éste abandonó a la Asunción, fue de los principales organizadores del país, donde reinaba el caos, después de sesenta años de tiranía y cuatro de una guerra exterminadora. En Septiembre del 69, no teniendo aún 24 años, fue nombrado Presidente de la Alta Corte de Justicia, y en tal carácter reglamentó el funcionamiento judicial de todo el país. En el orden político, agrupó a su alrededor al elemento mas adelantado, que le eligió Convencional. Mientras funcionaba la Asamblea, habiendo quedado acéfalo el gobierno, fue electo por gran mayoría, Presidente Provisorio de la República, el 31 de Agosto de 1870, pero los convencionales presionados por una potencia extranjera, le depusieron al día siguiente. Retirado del poder, continuó al frente de un fuerte partido actuando brillantemente en la vida política del Paraguay, hasta el 25 de Noviembre de 1874, en que aceptó el Ministerio de Relaciones Exteriores. Con el fin de terminar con las cuestiones de limites pendientes con el Brasil y la Argentina, fue a Rio de Janeiro en Junio de 1875, y luego a Buenos Aires, donde firmó el 3 de Febrero de 1876, con el Ministro Dr. Bernardo de Irigoyen, los tratados que llevan los nombres de ambos, terminando así con las cuestiones suscitadas con motivo de la Guerra, empresa en la cual habían fracasado muchos diplomáticos y misiones anteriores. A los pocos meses de regresar a la Asunción, con fecha 22 de Noviembre de 1876, presentó la renuncia del Ministerio. En Febrero de 1877, le nombraron Director del Colegio Municipal, llamado luego Colegio Nacional, y con tal titulo empezó a reorganizar los estudios y colegios. En esos momentos empezaba a agitarse la cuestión presidencial, y su nombre reunía otra vez la simpatía de la mayoría electoral, cuando surgió la cuestión Molas o de los presos políticos, que le designaron su defensor, nombramiento profesional que no podía declinar, pero que causó enorme desagrado en el gobierno, por la resonancia que iba a tener el juicio y la popularidad que resultaría para el defensor. En Octubre resolvieron hacerle detener acusado "de conocer tentativas revolucionarias", encerrándole en la prisión de los malhechores comunes, en vez de destinarle un cuartel para cárcel, como era de práctica con los presos políticos. Pocos días después, los guardianes le ofrecieron los medios para evadirse, pero el Dr. Machain no aceptó, sospechando que ese ofrecimiento encerraba una celada para darle muerte con el pretexto de la evasión. Fracasado el plan con la negativa, procedieron descaradamente, haciéndole asesinar en su celda el 29 de Octubre de 1877. Sus restos fueron traídos a Buenos Aires, por deseo de su tío Gregorio, como una protesta contra el crimen que quitó la vida al Dr. Facundo Machain, a los 32 años, cuando tanto podía hacer por el adelanto de su Patria, a la cual dedicara todos sus afanes. Por su cultura y preparación se adelantó a la época en que le tocó vivir, por eso sus compatriotas no le comprendieron, ni valoraron sus condiciones y le sacrificaron sin darse cuenta de la pérdida que importaba su muerte. [3]
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