Notas |
- En Portugalete, municipio de Vizcaya - anteiglesia que fue de San Martín de Zamudio - concretamente un arrabal de Bilbao, nació por 1607 Roque de San Martín; hijo legítimo de Juan de San Martín, Señor de la Casa homónima en dicho barrio, y de María de Sarrazola o Arrazola - según el genealogista Varela Orbegoso. Los investigadores argentinos Raúl A. Molina y Roberto P. Campos, por su parte, en apuntes tomados en el primer legajo de expedientes con información de soltería y libertad para casarse del Archivo de la Curia metropolitana - salvajemente incendiada en 1955 - consignan que Roque de San Martín, natural de Portugalete, era hijo de Ventura de San Martín y de Francisca Montaño, "portugalujos" los dos.
Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que siendo casi un niño, nuestro Roque, a los 14 años de edad, ingresó en el ejército del Rey; y que, andando el tiempo, luego de prestar servicios en Cádiz, Lisboa, Santander y otras partes, se le hizo merced de una "bandera de infantería española"; vale decir que fue nombrado "Alférez" - abanderado - de una compañía de Tercios, cuyas unidades, en esa época, llamábanse "banderas", por tener cada cual su insignia especial.
Cuando en diciembre de 1621 llegó a Buenos Aires para hacerse cargo de la Gobernación del Río de la Plata Pedro Esteban Dávila (Caballero de Santiago , ex Gobernador de las Islas Terceras y veterano y Maestre de Campo en la guerra de Flandes; hijo bastardo de Pedro Esteban Dávila y Enríquez de Guzmán, 3er Marqués de las Navas, 5º Conde de Risco, Comendador de la Orden de Alcántara y Mayordomo de Felipe III), en la comitiva de tan alto funcionario venía como "Cavo" - cabeza, jefe - el Alférez Roque de San Martín, con 70 soldados a sus órdenes.
Once años más tarde - 1632 -, el nombrado militar se casaba con una muchacha perteneciente al núcleo principal del vecindario porteño: María de Humanés Quintero, hija de Juan Rodríguez Quintero y de María de Naharro Humanés (ver estos linajes); nieta materna de Cristóbal Naharro y de Isabel de Humanés Molina. Para dichas esponsales la novia fue dotada por sus padres con 5.650 pesos, en dinero, ropas, alhajas, muebles y esclavos.
Esas auspiciosas bodas, empero, resultaron perturbadas algo más tarde: En 1634 al flamante marido lo condenaron a muerte, con pérdida de todos sus bienes, por "haber ocultado a varios soldados del Presidio (Fuerte) para que huyeran la tierra adentro". El Gobernador Dávila suscribió tan drástica sentencia, pero - vaya uno a saber porque - demoróse la ejecución del reo; y el convicto apañador de desertores, que permanecía preso,solicitó mediante un escrito su indulto, alegando estar "muy enfermo" y no tener comodidad para curarse en el calabozo. Así pues, le fue concedida una liberación bajo fianza, que otorgaron de consuno su mujer y el abuelo de ella, el respetable patriarca Cristóbal Naharro.
Con el tiempo, sin embargo, el protagonista de aquel grave delito quedó no solo totalmente rehabilitado, sino con su solvencia moral acrecentada. Pruebas al canto: El 2-I-1647, nuestro Alférez, conjuntamente con el Capitán Pedro Giles, con Cristóbal Cabral de Melo y con Alonso Garro Arechaga, se constituía en fiador, por 4.000 pesos corrientes de a 8 reales, nada menos que del Gobernador entrante Jacinto de Lariz. Tanta responsabilidad debía inspirar la persona de mi lejano antecesor que, el 15-III-1653, el Depositario General de la ciudad, Antonio Bernalte de Linares, pidió al Cabildo aceptase como uno de sus fiadores al Alférez Roque de San Martín; ofrecimiento que los capitulares admitieron sin objeción alguna. También años después, el 10-V-1661, el Alguacil Mayor Juan Pacheco de Santa Cruz, propuso, y el Cabildo aceptó, a Roque de San Martín como garantizador de aquel hasta la cantidad de 2.000 pesos. Y el 30 de diciembre del mismo año, con motivo del viaje que hizo el tal Pacheco de Santa Cruz "a los reynos de España", enviado de Procurador del Ayuntamiento bonaerense, al alguacilazgo de la ciudad quedó a cargo de Luis de Torres Briceño, quien, asimismo, designó a don Roque y al Capitán Juan de Cuenca, para que lo afianzaran al entrar en funciones.
El 24-III-1664 el alférez San Martín arrendaba por un año los "propios" de la ciudad (es decir, los bienes rentables del Cabildo), luego de un remate o licitación en que nuestro hombre adquirió ese derecho por la suma de 350 pesos, pagaderos por tercios, y con la garantía del Capitán Juan Jofré de Arce.
Por los demás, en el Padrón de vecinos de Buenos Aires confeccionado ese año (1664) por el Capitán Alonso Pastor, se lee textualmente bajo el Nº 64: " El alférez Roque de San Martín - Dixo: ser natural de Portugalete en Vizcaia, y casado en esta ciudad con Da. María de Umanés, y nieta de Christóval Naharro, y el susodicho vino a esta ciudad de Cavo de 70 hombres que trajo D. Esteban de Avila, y fue Alférez en la Armada Real".
Finalmente diré que, el 21-XI-1672, Roque de San Martín se presentó ante el Cabildo "asiendo instancia sobre que se le de lisensia para haser corambre". De ahí en adelante no aparece más su nombre en los acuerdos de la corporación vecinal. Es posible que muriera al poco tiempo pues, en 1678, su viuda "Doña María Quintero", registró para sí, "en segunda vida", una encomienda de indios chanás que "por dos vidas" poseyó su consorte el finado "Alférez Roque de San Martín". De ello dió fé el Escribano Reluz y Huerta, ante quien pasaron "las diligencias obradas sobre encomiendas de indios que hay en este distrito", efectuadas por los Oficiales Reales porteños, de orden del Tribunal de la Real Hacienda de Lima.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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