Notas |
- Nacido en Santiago de Chile y bautizado como Francisco del Rosario en la iglesia de Santa Ana el 7 de octubre de 1770, según Lazcano Colodrero.72 Aunque no da referencias de la ubicación del documento el dato parece ser correcto, pues en su relación de estudios, méritos y servicios, impresa en Cádiz el 11 de diciembre de 1810, dice que era natural de Santiago de Chile, "de edad de cuarenta años cumplidos en octubre próximo pasado", y que sus padres eran don Francisco Malbrán y doña Antonia Muñoz, "personas de distinguida calidad y notoria nobleza en el mismo reino". Sin embargo diez años antes, al iniciar el expediente de su información de soltería, se nombró a sí mismo como don Francisco del Rosario Muñoz y Malbrán y dijo ser hijo legítimo de don Francisco Muñoz y Malbrán y doña María Antonia Muñoz y Santibáñez. Podría pensarse que el petitorio fue escrito por otra persona que equivocó los nombres, si no fuese que es ológrafo y lleva su firma al pie
Los testigos que presentó lo nombraron de igual manera. Don Juan Agustín Arias dijo que lo conocía desde dos años antes, "por tener un hermano en Chile, llamado Lucas, casado con prima de dicho Muñoz" y don Pedro Funes, natural de Chile, dijo conocerlo desde hacía seis meses "con motivo de haber tenido en su casa a un primo hermano de Muñoz, llamado don Rafael Flores de Muñoz". Los mismos nombres de la información se repiten en la partida matrimonial, fechada el 26 de febrero de ese año de 1790, con la diferencia de que el apellido Malbrán no está siquiera mencionado, pues tanto el contrayente como su padre son nombrados simplemente como don Francisco Muñoz.
Pero en 1796, al solicitar la escribanía pública y de Real Hacienda de Córdoba, firma ya Francisco Malbrán y Muñoz, como lo hará el resto de su vida, fundamentalmente en los numerosísimos protocolos notariales que pasaron ante él.
En dicha ocasión hizo probanza de limpieza de sangre y dijo ser hijo legítimo de don Francisco Malbrán y doña Antonia Muñoz de Ayala, de quienes afirma que, al igual que sus suegros, son "tenidos y reputados por de igual linaje esclarecido y limpio de dicha mala raza". Entre los testigos se cuenta el doctor fray Francisco Mongabu, quien dice haber conocido a sus cuatro abuelos, a su hermano fray Francisco, dominico, y a sus tíos fray Francisco Javier, mercedario, y doña Mercedes Malbrán, religiosa del monasterio de Santa Rosa, en Santiago.
En su relación de estudios, méritos y servicios, ya citada, da cuenta de haber realizado, tras concluir sus estudios literarios, prácticas de Jurisprudencia en el estudio santiaguino del licenciado don Juan de Dios Gacitúa. En 1789 pasó a Buenos Aires, en cuya Real Audiencia continuó su capacitación en Derecho Civil y Penal, radicándose al año siguiente en Córdoba, en donde se desempeñó como administrador de la Real Renta de Tabaco y Naipes del partido de Río Seco. En 1796 solicitó la escribanía pública de Real Hacienda de la ciudad de Córdoba, que le había cedido el 27 de junio de ese año don Francisco Javier Medina. El título correspondiente le fue conferido por donCarlos IV, mediante Real Cédula fechada en Aranjuez el 25 de febrero de 1802. Tuvo asimismo a su cargo la Notaría Mayor Eclesiástica Castrense y la de la Santa Cruzada de la diócesis de Salta, por designación del obispo, doctor don Nicolás Videla del Pino, su tío político. Los virreyes Arredondo y Liniers, el deán Funes y el marqués de Sobre Monte, entre otras destacadas personalidades, elogiaron públicamente su talento y su sólida formación jurídica. En 1810 viajó a Madrid como comisionado por el obispo Videla del Pino "para asuntos de creación de la mitra e iglesia" y en setiembre de dicho años fue elegido diputado suplente a las Cortes de Cádiz.76 Al año siguiente fue propuesto para el cargo de oidor honorario de la Real Audiencia de los Charcas, que no aceptó, pero el 13 de marzo de 1811 fue designado secretario de silla en el Supremo Consejo y Cámara de Castilla.
Regresó más tarde a nuestro país y en el año 1820 pasó a la Banda Oriental del Uruguay y solicitó su reconocimiento como escribano real y notario público, lo que fue aprobado el 10 de abril de 1821 por la Cámara de Apelaciones de Montevideo. Poco duró su permanencia en tierras orientales, pues el 3 de agosto de ese mismo año era sepultado en la ciudad de Mercedes, departamento de Soriano. Dice la partida "en la que, curiosamente, se lo llama don Francisco Muñoz" que tenía cincuenta años, era casado y había muerto en Casa Blanca mientras viajaba a Montevideo. Su sucesorio se tramitó en Córdoba seis años más tarde. [4]
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