Notas |
- Diario El Día, de La Plata, del 4-10-2015
Carlos Alconada Magliano
Apasionado de la vida, de su familia, de la libertad, de sus amigos, de la lectura, Carlos Román Alconada Magliano, que acaba de morir en la ciudad de Buenos Aires, hizo suyas las palabras de Walt Whitman: ?No dejes que termine el día sin haber crecido un poco...Somos seres llenos de pasión...No dejes nunca de soñar?, en un compromiso que afrontó con especial firmeza cuando la adversidad lo golpeó tan duramente en sus últimos años.
Había nacido en nuestra Ciudad el 9 de julio de 1946, hijo de Carlos Alconada Aramburú y de Balbina Magliano, integrante de una familia que dio numerosos y conocidos profesionales, especialmente en la rama de la abogacía.
Cursó estudios primarios en el colegio Monseñor Rasore y el secundario en el San Luis, para recibirse luego de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Desde joven se incorporó a la tarea editorial y con posterioridad en el área educativa nacional en donde ocupó la subsecretaria de Educación, para ejercer luego su condición de abogado y hacerse cargo de la titularidad de un registro del automotor en la ciudad de Buenos Aires.
Radicado con su familia paterna en City Bell, vivió desde 1954 y largamente en este pueblo en donde se hizo querer por su jovialidad, por su abierta y amplia disposición a la amistad. Fue siempre un seguidor constante de las banderas de la Unión Cívica Radical y aunque no militó en forma activa, las circunstancias de la vida y su capacidad lo convirtieron en un actor del quehacer partidario.
Hábil jugador de paleta argentina y de tenis criollo, hincha de Gimnasia y Esgrima, se casó con Mara Alfonsín, con quien vivió en City Bell y tuvo cinco hijos, cuatro mujeres y un varón -Carlos Raúl, que falleció muy joven, hace dos años-. Nueve nietos prolongan el amor de una familia que tanto se hizo querer a partir de la alegría y el culto a la amistad que siempre irradiaron.
Carlitos o ?Manza?, tal como se lo nombraba más, fue un lector también apasionado y formó una biblioteca de primer nivel. Los escritores argentinos y españoles fueron sus predilectos, aún cuando sus gustos literarios eran muy amplios. De personalidad cálida, franca, se caracterizaba en las charlas con sus amigos por las carcajadas sonoras, al margen de que no ocultaba nunca su más honda preocupación por la realidad del país, siempre respetando un ancho margen de tolerancia y comprensión por las ideas de cada uno de sus eventuales interlocutores.
En los últimos años, por razones laborales y familiares, se mudó a Buenos Aires, aunque nunca dejó de interesarse por su añorado City Bell y buscaba conectarse en forma permanente con los amigos y familiares platenses. Cuando contrajo una grave enfermedad, la enfrentó con la fortaleza y la alegría de siempre.
En plena primavera, cuando las flores y plantas de su pueblo están brotando, Carlos le dejó a todos el ejemplo de la vida que nunca deja de crecer ni de soñar.
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