Jerónimo Luis de Cabrera Zúñiga de Toledo, (*)[1]

Varón 1520 - 1574  (54 años)

Información Personal    |    Medios    |    Notas    |    Fuentes    |    Mapa del Evento    |    Todo    |    PDF

  • Nombre Jerónimo Luis de Cabrera Zúñiga de Toledo 
    Sufijo (*) 
    Nacimiento 1520  Sevilla, Sevilla, Andalucía, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [2
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 17 Ago 1574  Santiago del Estero, Santiago del Estero, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3
    ID Persona I10395  Los Antepasados
    Última Modificación 6 Jul 2019 

    Padre Comendador Miguel Jerónimo de Cabrera Zúñiga,   n. 1475, Sevilla, Sevilla, Andalucía, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 4 Dic 1546, Sevilla, Sevilla, Andalucía, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 71 años) 
    Madre María de Toledo Hernández de Pedrosa,   n. Sevilla, Sevilla, Andalucía, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 8 Oct 1558, Alta Mar Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    ID Familia F278  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia 1 Luisa Martel de los Ríos,   n. Ene 1535, Panamá, Panamá Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Matrimonio Lima, Perú Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    Hijos 
    +1. Capitán Gonzalo Martel de Cabrera,   n. 1559, Cuzco, Cuzco, Perú Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 12 Mar 1599, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 40 años)
    +2. Miguel Jerónimo Luis de Cabrera Martel,   n. 1560
    +3. General Pedro Luis de Cabrera Martel,   n. 1567, Ica, Ica, Perú Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 1632, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 65 años)
    +4. Petronila de Cabrera Martel,   n. 1573   f. Dic 1630, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 57 años)
    +5. Francisca Martel de Mendoza Cabrera,   n. 1563, Valverde, Ica, Perú Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
    ID Familia F277  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 21 Oct 2019 

    Familia 2    [4
    Hijos 
    +1. Elena de Cabrera,   n. 1545
    ID Familia F208706  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 1 Dic 2017 

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 1520 - Sevilla, Sevilla, Andalucía, España Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 17 Ago 1574 - Santiago del Estero, Santiago del Estero, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsMatrimonio - - Lima, Perú Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 

  • Lugares
    Cabrera Zúñiga de Toledo, Jerónimo Luis de
    Cabrera Zúñiga de Toledo, Jerónimo Luis de
    Estatua en su honor en la ciudad de Córdoba

  • Notas 
    • JERONIMO LUIS DE CABRERA - "El Fundador", según le llama su acreditado biógrafo y descendiente Luis G. Martínez Villada - nació en Sevilla de los amores ilícitos de Miguel Jerónimo de Cabrera Zúñiga y de la Cerda con María de Toledo, la efusiva y malmaridada consorte de un Calderero de oficio. Calculo que el personaje dió sus vagidos hacía el año 1520, ya que en 1538 "pasó muy joven a las Indias como Alférez de la Real Armada". Una década más tarde, alcanzado el rango de Maestre de Campo, avecindóse en el Cuzco, y en esta ciudad se hizo construir casa de dos pisos con escudo de armas sobre el portal, cuyo edificio aún existe convertido en colegio de madres salesianas.
      Los servicios peruanos de Jerónimo Luis hállanse resumidos en el título que la encomienda que él mismo se adjudicó a los pocos meses de fundar, "en los comechingones", la ciudad de "Córdoba de la Nueva Andalucía". El documento dice así, en lo pertinente:
      "Que se halló en el Cuzco con el Mariscal Dn. Alonso de Alvarado cuando vino a castigar a Barrionuevo, Miranda y Melgarejo y demás alterados contra Su Magestad, y cuando se levantó en las Charcas Dn. Sebastián de Castilla y mató al Gral. Pedro de Hinojosa; hallándose en el Callao, fue doblando jornadas al Cuzco y se metió debajo del Real Estandarte hasta la muerte y derrota de Dn. Sebastián de Castilla; y cuando en el mismo Cuzco se levantó Francisco Hernández Girón, estaban a ciento diez leguas de allí, y salió con los españoles que estavan en acompañamiento y servicio de su hermano Dn. Pedro Luis de Cabrera (y Figueroa), y fue hacia los Reyes con riesgo de sus personas, y desde Atuluncan dobló jornadas, y fue por la posta comprando y mudando caballos en cuatro días y medio, que son cuarenta leguas de camino, a dar la nueva de la rebelión al Presidente y Oidores de la Corte y Chancillería de Su Magestad, en los Reyes, y con su llegada se pregonó la guerra contra Girón; y tomó por la costa con provisiones reales y perdones para algunos culpables en la rebelión de Castilla. Fue hasta Ica y trajo sesenta hombres hasta los Reyes, y sirvió hasta que Hernández Girón fue desbaratado y muerto".
      Fundó luego, en 1563, en ese valle de Ica, la ciudad de San Jerónimo de Valverde, (ahora Ica, capital del departamento peruano de ese nombre), y la sostuvo a su costa durante tres años. Tales servicios fueron premiados por el Virrey, Conde de Nieva, quien lo designó "Corregidor y Justicia Mayor de las Charcas y Villa de Potosí".

      Gobernador en el Tucumán funda la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía

      En 1571, el Virrey Francisco de Toledo, en uso de las facultades que le había otorgado Felipe II, resuelve nombrar a Jerónimo Luis de Cabrera Gobernador de la provincia del Tucumán, Juríes y Diaguitas, como reemplazante de Francisco de Aguirre, encarcelado en Lima por la Inquisición. Al nuevo mandatario se le dan instrucciones expresas de poblar en el valle de Salta, a objeto de robustecer, con otro más, los incipientes núcleos civilizados de su vasta jurisdicción (Santiago del Estero, San Miguel del Tucumán, Talavera de Esteco y Londres), y lograr una mayor seguridad en las comunicaciones de esas ciudades con Charcas, Potosí, el Cuzco y Lima. Así se lo escribió Toledo posteriormente al Rey; "Proveí para aquel oficio y governación de Tucumán a Dn. Jerónimo de Cabrera, hombre noble de casta y buena opinión en este Reyno".
      Nuestro hombre asumió el mando en Santiago del Estero el 19-VII-1572. Mas en lugar de fundar una población en territorio de Salta, como se lo ordenara el Virrey Toledo - y donde sin duda tendría que luchar contra los aguerridos calchaquíes -, prefirió extender su conquista hacía el sur, erigir una ciudad en la región comechingona, y de ahí continuar la marcha para "abrir un puerto al mar del Norte"; cual lo intentó Francisco de Aguirre, y como, además, aconsejaba el Oidor Juan de Matienzo en libros y memoriales.
      Por lo tanto, una vez que su lugarteniente Lorenzo Suárez de Figueroa (deudo de la repudiada primera mujer de su padre Elena de Figueroa) le hubo allanado el camino, Jerónimo Luis de Cabrera, el 6-VII-1573, al pié de unas sierras pintorescas, fundó a "Córdoba de la Nueva Andalucía". Le acompañaron en la jornada histórica - además de sus hijos mozos Pedro Luis y Gonzalo -, su Teniente Suárez de Figueroa, los veteranos del Tucumán, Hernán Mejía Mirabal, Juan Pérez Moreno, Gonzalo Sánchez Garzón, Juan Rodríguez Juárez, Blas Rosales, Bartolomé Jaimes, Juan de Ludueña, Nicolás Carrizo, Antón Berrú, Miguel de Mojica, Alonso de Contreras y Miguel de Ardiles, entre otros; los conquistadores venidos con él desde el Perú; Tristán de Tejeda, Alonso de la Cámara, Juan de Molina Navarrete, Jerónimo Bustamante, Jerónimo García de la Jara, Luis de Abreu de Albornoz y Damián Osorio; y aquellos que antes habían entrado con Pedro de Arana, como Blas de Peralta.
      Dos meses y medio después de erigido el rollo con su picota entre el rancherío que en Córdoba se estaba levantando; de instalar allí el Cabildo con Alcaldes y Regidores; de distribuir los solares destinados a Iglesia Mayor; de blasonar el escudo de la ciudad; "un castillo con siete banderas pendientes de sus almenas, alzados sobre dos ríos caudales, uno delante de otro" (el "Primero" y "Segundo", llamado éste "Navidad" y aquel "San Juan" por los españoles, y "Suquía" por los indios); Cabrera, al frente de 40 soldados, reanuda la marcha hacía el Sur, a fin de descubrir un puerto natural que abriese una ruta marítima directa hacia los reinos de España, y sirviera de comunicación terrestre con los caminos que llevaban al Paraguay, a Chile, al Perú, al Brasil y a la Gobernación del Tucumán.

      El choque de Cabrera con Juan de Garay

      Con aquel propósito, Jerónimo Luis y su gente alcanzan el caudaloso Paraná, a la altura del destruído fortín Sancti Spiritus que levantara Gaboto, en la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda. allí el resuelto cabecilla emplaza el apostadero de "San Luis", el 18-IX-1573. Se corre luego siete leguas hacía el norte, y al llegar al asiento aborigen de "Omad-Coberá", tópase con más de 2.000 indios timbúes, reunidos en tres escuadrones, preparados para atacar a Juan de Garay, quien, desde el asiento paraguayo, venía al mando de una expedición fluvial dispuesto a instalar un puerto ribereño, conforme a lo ordenado por el Teniente de Gobernador de la Asunción, Martín Suárez de Toledo. La sorpresiva irrupción de Cabrera y sus conquistadores tucumanos - a la vanguardia de los cuales Hernán Mexía Mirabal derrochaba intrepidez - salvó, en ese trance difícil el destino de Garay y la vida de muchos compañeros de este, futuros pobladores de Santa Fé.
      Calmadas las efusiones con que ambos grupos incursivos celebraron el acontecimiento, los caudillos Cabrera y Garay entraron en contacto personal. Al pronto estalla entre ambos la disputa acerca del derecho a la tierra que pisaban. El sevillano intima al vascongado "no poblase ningún pueblo, ni conquistase indios fuera de los términos de la Governación del Paraguay, ni entrase en esta Governación"; el Tucumán, que aquel tenía legalmente por suya. El vizcaíno, prudente y juicioso, con menos poder ofensivo que el otro, aguantó el chubasco verbal sin replicar; ya que - como dice Levillier - "no le correspondía a él ni a su adversario resolver en última instancia, sino al Consejo de Indias".
      Cabrera tras esto, dispone el regreso a Córdoba, y algunas semanas mas tarde recibe la información de que Garay había fundado la ciudad de Santa Fé, el 15-XI-1573. Rápidamente entonces, envía al Capitán Nuflo de Aguilar con 30 hombres, para reclamarle al rival importuno la entrega jurisdiccional de aquel asiento cuestionado. Y en momentos en que el agente de Cabrera expresaba sus reclamos perentorios, arribaban al enclave santafesino tres canoas de indios guaraníes con pliegos del Adelantado Juan Ortiz de Zárate, despachados desde el puerto de San Gabriel ,que contenían el nombramiento de Garay como Lugarteniente de aquel en el reducto que se acababa de fundar. Ello en mérito de una Cédula Real - cuyo testimonio vino adjunto - por la cual Felipe II favorecía al referido Adelantado con "todas las poblaciones que cualquiera otros capitanes hubiesen fundado en espacio de doscientas leguas, desde las márgenes del Río de la Plata, a la banda del sur, hasta la Gobernación del reino de Chile".
      "Al leer esta cédula - copio a Levillier - y saber que Ortiz de Zárate había de llegar, presintió el embajador que su misión no concluiría con felicidad usando de violencia, y cariacontecido regresó a Córdoba, a principios de 1574, quedando planteado el conflicto, no solo acerca del derecho de la gobernación del Tucumán sobre la ciudad de Santa Fé, sino en el choque de los términos".

      Arribo inesperado de Gonzalo de Abreu y ajusticiamiento sumario de Cabrera

      Contraído en Córdoba a las tareas propias de su administración, recibió Jerónimo Luis de Cabrera - a principios de 1574 - la sorpresiva noticia de que había arribado a Santiago del Estero otro Gobernador para relevarlo del mando; Gonzalo de Abreu y Figueroa, a quien Felipe II designara, cuatro años atrás, titular del gobierno tucumano; designación que en 1571 ignoró el Virrey Toledo al extender el nombramiento de Cabrera.
      El nuevo mandatario hizo una entrada espectacular en Santiago del Estero, rodeado de soldados que, en son de guerra, llevaban los arcabuces con mechas encendidas. Al comprobar Abreu que Cabrera no se hallaba en la sede habitual de la autoridad lugareña, sino en otra población que había fundado, ordenó el secuestro de todos los bienes de este. Sin pérdida de tiempo dispuso que Luis Gómez y Francisco Sánchez se adelantaran a Córdoba para notificar al ausente de su llegada y de la cesantía de que era portador. A Francisco Sánchez habríale dicho su jefe; "Mirad que soy el Gobernador, y ese don Jerónimo es hijo de una verdulera, y podré poco o daré cabo con él" (alusión clarísima a María de Toledo, mujer que fuera de calderero y no de verdulero ,según versión recogida, en su Historia por el Padre Lozano). Aquellas actitudes y la antedicha frase despectiva de Abreu ,muestran la profunda inquina, el prejuicio malevolente de que este estaba imbuído contra su antecesor.
      Mientras tanto, Cabrera enfermo, recién "sangrado", se entera en Córdoba de aquellos pormayores que tan directamente lo afectaban. Su sorpresa y desilusión deben haber calado muy hondo; y en su fuero interno reprochó, a no dudarlo, la ingratitud de Felipe II para con él; pues, oportunamente, cuando le encargaron la misión de completar la conquista del Tucumán, le escribió al Monarca desde La Plata (Charcas), el 4-XII-1571, los siguientes conceptos reveladores de su acrisolada lealtad:
      "Sacra Católica y Real Magestad: Don Francisco de Toledo, vuestro Virrey de estos Reinos del Perú, me ha hecho merced, atento a los servicios que a Vuestra Real Magestad he hecho, y a la buena cuenta que he dado de los cargos que Vuestros Gobernadores y Virreyes me han encargado, y a lo mucho que mis padres y abuelos han servido en esos Reinos (España), de me mandar para servir a Vuestra Magestad a las provincias del Tucumán, por Gobernador de ellas, por haber sacado a Francisco de Aguirre ... Yo he aceptado la merced y dispuéstome con mi persona y hacienda y a mi propia costa, sin socorro alguno de Vuestra Real Magestad; y entraré en las dichas provincias ... procurando llevar doscientos hombres o más, con los cuales, y mi persona, espero en Nuestro Señor haré a Vuestra Magestad gran servicio en poblar aquellas provincias, y reformarlas por los muchos trabajos y calamidades que en ellas ha habido por los Gobernadores pasados, de manera que los naturales de ellas reciban beneficio, y vasallos de Vuestra Magestad sean satisfechos; y descubrir hasta la mar del Norte otro nuevo Reino, de que Vuestra Magestad sea mas servido y su Real Corona aumentada".
      Sin hacer cala y cata, el 16 de marzo, Abreu ya está sobre Córdoba. Cabrera, débil aún por la sangría, abandona la cama para salir al recibimiento de su inopinado reemplazante. Le acompaña un lucido séquito de conquistadores, y su hijo Gonzalo Martel, mozalbete de 15 años, quien porta el estandarte de la ciudad. La actitud del caudillo reemplazado frente a su sucesor es de acatamiento, aunque puede que su gesto fuera reticente; absurdo sería pedirle cordialidad en esa circunstancia. Juntos, él y Abreu, penetran en el modesto caserío cordobés. Ya Sebastián Pérez, un recién venido, le arrebató en mala forma el estandarte al hijo de Cabrera, arrastrándolo por el suelo. El incidente no presagia nada bueno. Tensas deben haber corrido aquellas horas nocturnas del 16 al 17 de marzo, en la embrionaria "Nueva Andalucía"; y no bien rayaron las luces del alba, don Jerónimo Luis fue detenido en su vivienda y, encadenado como un criminal, se lo llevaron a Santiago del Estero.
      Ahí lo acusan de conspirador, de intentar amotinarse contra los representantes de Su Magestad, y de no haber poblado en el valle de Salta, como lo ordenara el Virrey Toledo. En consecuencia, el fundador de Córdoba, sometido en siniestra parodia a juicio sumarísimo, termina ejecutado a garrote vil, cortándosele después la cabeza.

      El despojo de sus bienes

      Entre las pertenencias que le arrebataron a Jerónimo Luis de Cabrera sus implacables enemigos, encontrábanse los pueblos indios de la enorme encomienda que él mismo se adjudicó el 24-XI-1573, a poco de establecer el emplazamiento cordobés. El correspondiente título en legal forma, enumeró primero los servicios prestados por el conquistador en el Perú - cuya transcripción se hizo mas atrás -, añadiendo, en primera persona, que al venir al Tucumán a servir al Rey "con mucha gente de guerra ... gasté más de treinta mil pesos oro ... a mi costa y minción". Indica el otorgante que personalmente fue "al gran Río de la Plata", y allí "señalé puertos y descubrí caminos por donde pueden ir y venir carretas hasta la lengua del agua, desde las ciudades de estas dichas provincias de la Nueva Andalucía, y desde el Tucumán, Juríes y Diaguitas, y tratar y contratar con los Reinos de Castilla desde los dichos puertos, por el mar del norte, y asimismo tratar y contratar por el dicho Río arriba de la Plata, con las provincias del Paraná y Paraguay y ciudad de Asunción, con los reinos del Perú y con los de Chile".
      Puntualiza Cabrera en ese papel, que luego del descubrimiento de dicho puerto fluvial, hubo de socorrer a "españoles que andaban perdidos con un Capitán que se llamaba Juan de Garay, y sin saber por donde tuviese salida o camino para los reinos del Perú y para estas provincias, do con los dichos españoles estoy al presente dando orden para fundar y poblar otra ciudad sobre dicho río y puerto, a treinta y cinco leguas, poco más o menos, de esta ciudad de Córdoba, y de todo lo cual Su Magestad a sido y será muy servido".
      A mérito, pues, de sus facultades legales, y de los servicios consignados en el documento aludido, Cabrera se recompensó, "por todos los días de mi vida y la de mi subsessor", con los siguientes pueblos o parcialidades aborígenes, con sus respectivos caciques; todos en la región cordobesa - o de "Ansenusa", dicho en comechingón - a saber; en el valle de "Camicosquín", llamado por los españoles "Buena Vista" (5 pueblos con 3 caciques); en el valle de "Quilino o Quilinón"(1 pueblo y 3 caciques); en el valle de "Ybramampa" (3 pueblos con 3 caciques); en el valle de "Aquimampa" (10 pueblos con 10 caciques); en el asiento y aguada que llaman de "Jeques" (3 pueblos con 3 caciques); en el llamado asiento "Calasite" (6 pueblos con 6 caciques); en las tierras de "Quillosire" (6 pueblos con 6 caciques); y en "Bechichina", "Sascacate", "Unbasacat", "Sitina", "Juscat", "Ynsacat" e "Ynchasacat" (7 parcialidades con 7 caciques). En suma: todo el expresado conjunto configuraba un poderoso feudo de 41 pueblos con 41 caciques tributarios, de los cuales, por lo menos, dependía una masa de 2.000 indios.

      El porque de la pena mortal que se impuso a Cabrera

      Cabe ahora preguntarse ¿Que motivos llevaron a Abreu a proceder con tanta saña contra Cabrera, despojándolo de sus bienes y arrebatándole la vida?.
      La explicación oficial del homicidio se dió a través del Virrey Toledo, en carta al Rey fechada en La Plata (Charcas), el 10-XI-1574; "El dicho don Gerónimo pareze tenía tratado un motín para matar al dicho Gonzalo de Abrego y venir a Potosí", por lo que éste "hizo su información e proceso contra él, y le juició a él y a otros dos". A idéntico móvil se atuvo Toledo cuando, el 12-XI-1578, despachó en Lima una orden a Pedro de Arana a fin de residenciarlo a Abreu; "El dicho Gonçalo de Abreu procedió contra don Hierónimo de Cabrera sobre dezir que se quisso alçar, y le mandó cortar la cabeza y se la cortó".
      Muy otra resulta la versión de Lerma, articulada en el juicio de residencia que le formó a Abreu antes de matarlo; dice que éste "entró en estas provincias a mano armada, poniendo mal nombre a dicho don Gerónimo en las cosas del servicio de Su Magestad, publicando su enemistad contra él, y que lo avía de destruir y matar ... siendo el dicho Gonzalo de Abreu del dicho don Gerónimo muy bien recibido (en Córdoba) con mucho amor y umildad ... Abreu lo prendió sin conocimiento de causa, y le envió así preso a esta ciudad (Santiago del Estero), donde procedió con mucha pasión y demasiada molestia por enemistad de sus pasados y codicia desordenada ... imputándole averse querido alçar en estas provincias contra el servicio de Su Magestad, y procedió contra él sin averle aguardado orden de derecho, atormentando a los testigos ... y amenazándoles, a unos por miedo al tormento y a otros prometiéndoles la libertad de sus culpas, para que dixesen y declarasen lo que él deseaba ... y dándole (a Cabrera) por oras los tormentos para el descargo, lo sentenció a muerte y perdimiento de bienes, con nombre de traydor, y aviendo apelado el dicho don Gerónimo a la dicha sentencia ... Abreu le mandó así mesmo executar y executó, y le hizo dar garrote en su casa"; mientras perdían la vida en el patíbulo Julián Martínez, Bartolomé Peralta y Andrés Olmedo, tachados de cómplices de su superior.
      Fray Reginaldo de Lizárraga comenta que Cabrera fue sucedido "por un caballero de Sevilla, Pedro de Abreu (sic), dicen que deudo suyo, empero enemigo capital; que desde España andaban encontrados los deudos de don Hierónimo con los de Pedro de Abreu, porque con don Hierónimo nunca había tenido Pedro de Abreu que dar ni tomar, ni lo conocía. Hóbose rigurosamente con don Hieronimo en la residencia, e con testigos falsos o sin ellos le cortó la cabeza por traidor ... oí decir a un Oidor de La Plata habérsele hecho mucha injusticia - agrega Fray Reginaldo -, pero quedo degollado ...".
      El padre Lozano, por su parte, al historiar un siglo y medio después esta tragedia escribe que sus principales protagonistas eran viejos enemigos en Sevilla; "que causa le hubiese motivado (a Abreu) la enemiga que desde luego mostró contra don Jerónimo, no la he podido descubrir en ningunos papeles o memorias antiguas". Rivalidades propiamente personales entre Abreu y Cabrera no parecen posibles. Como bien lo destaca Martínez Villada; don Jerónimo Luis entró a servir en la armada en 1538, cuando Abreu, allá en Sevilla, frisaba apenas en los 8 años de edad, pues había nacido en 1530.
      El jesuita José Guevara, en su Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán, acota que dos Oidores de la Audiencia de Charcas "maquinaban deservicios a la Real Magestad", y buscaron la complicidad de Cabrera y lo tentaron con mensajes y cartas de infidelidad, y como Cabrera "fidelísimo al Rey les afeó sus intentos", los Oidores quedaron "recelosos de que descubriría sus pensamientos", y "le temieron por sabidor de sus consejos". Entonces, cuando Gonzalo de Abreu pasó por Chuquisaca rumbo a Tucumán, aquellos Oidores "trataron de ganarle la voluntad, y ganada, le inspiraron tales especies contra Cabrera, que resolvió matarle".
      Groussac, a su vez, en una nota a la obra de Guevara, insinúa que fue "el alma de barro" del Virrey Toledo la que urdió, por intermedio de Abreu, la eliminación de Cabrera, quien le había desobedecido al no poblar el valle de Salta, a fin de repartirse los indios y territorios comechingones con sus allegados, extendiendo su pretensión al Río de la Plata, lo que el Virrey juzgó "como conatos de alzamiento con la tierra".
      Levillier y otros historiadores modernos explican el proceder de Abreu dándolo a éste por enterado de que el Consejo de Indias iba a dejar sin efecto su designación, confirmando a Cabrera como Gobernador de Tucumán. De ahí que se anticipara a quitar de en medio a su rival acusado de traidor. Ello resulta verosímil, porque, efectivamente, el Consejo Indiano, confirmó a Cabrera; solo que cuando llegó la Cédula respectiva a Lima, Jerónimo Luis no alentaba ya en el mundo.
      Queda, por último, como motivo de venganza la tradicional "enemistad de sus pasados" (a la que aluden Lerma y Lizárraga), y que se concretó en aquella despectiva imputación de Abreu recogida por el jesuita Lozano de la tradición oral: "ese don Jerónimo es hijo de una verdulera". Siendo adolecente, de seguro, en su hogar sevillano Gonzalo de Abreu y Figueroa Ponce de León oyó hablar de María de Toledo, de la aventura amorosa de Miguel Jerónimo de Cabrera, cuando este Comendador, marido de Elena de Figueroa Ponce de León, repudió a la doble parienta del muchacho y se fue a vivir con la mujer del calderero.
      Vicente D. Sierra, en el primer tomo de su monumental Historia de la Argentina se ocupa del asunto en estos términos: "Gonzalo de Abreu llegó al Tucumán prevenido contra su antecesor. El motivo no ha sido esclarecido, pero investigaciones genealógicas realizadas por Raúl A. Molina permiten inferir que Abreu era pariente de la esposa legítima del padre de Cabrera. Las relaciones con éste con la que fue la madre del fundador de Córdoba, debieron ser el escándalo de Sevilla, y dejar odios de familia que vinieron a expresarse, dramáticamente en el Tucumán. El primer acto de Gonzalo de Abreu y Figueroa fue tomar preso a Cabrera, y después de un sumarísimo proceso, con mas afanes de venganza que propósitos de justicia, condenarlo a muerte y ejecutarlo en Santiago del Estero. Lo evidente es que los cargos del proceso no justificaban una sentencia de tal índole, siendo algunos tan notoriamente falsos como el de haber fundado Córdoba sin autorización, pues la tenía para fundar dos ciudades donde lo creyera conveniente. Para justificar el crimen se enredó a Cabrera en una falsa conspiración contra el Virrey Toledo, que carecía igualmente de asidero. Mal principio tuvo por consiguiente Abreu, y habría de tener mal fin".
      Por mi parte estimo que la previa malquerencia que el orgullosos deudo de los Figueroa Ponce de León pudo albergar respecto del hijo primogénito - y adulterino - de María de Toledo, en quien personificó aquella ofensa contra su familia, debe de aceptarse como cierta. Y si tal animadversión familiar no llegó a ser el móvil decisivo para la eliminación de Jerónimo Luis de Cabrera y Toledo, y en el crimen primaron otras ambiciones de la política, fue, sí, ese viejo rencor sevillano el que impulsó a Abreu a matar a su rival con tanto ensañamiento en Santiago del Estero.

      La esposa y sucesión inmediata del protagonista de esta historia

      Jerónimo Luis de Cabrera habíase casado en Lima con Luisa Martel de los Ríos, "noble consorte - señala el Padre Lozano -, hija de don Diego de los Ríos, caballero principal de Córdoba la Llana, de la Casa de los Condes de Fernán Nuñez, y vecino encomendero de la ciudad del Cuzco". En realidad Luisa era nieta materna de Diego Gutiérrez de los Ríos, y nació en Panamá, "aunque natural de Córdoba" - según declaró su hijo Pedro Luis al testar. (Acaso en homenaje al solar del linajeosteriormente dichos cónyuges vinieron a Indias, a Panamá, y luego Gonzalo y los suyos avecindáronse en el Cuzco. Ahí maridaron a Luisa, su hija de 14 años, con el Capitán conquistador Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas ,que frisaba en 50 largas anualidades; el cual, con la Ñusta Isabel Chimpú Oello - nieta del último soberano del Tahuantinsuyo Huayna Capac - había procreado un bastardo homónimo apodado "el Inca". Muerto Sebastián, su viuda se convierte en madrastra del Inca Garcilaso, quien se va a España y allá escribe sus Comentarios Reales y no vuelve a Indias. Luisa a todo esto, hubo una niña de aquel primer enlace; Blanca de la Vega y Martel, la que fallece en tierna edad. La joven viuda entonces, con apenas 20 años cumplidos, formaliza las 2as nupcias citadas.
      La señora, tras ser ajusticiado su segundo esposo Jerónimo Luis de Cabrera, quedó prácticamente en el desamparo; y a par de empeñarse en vindicar la memoria de su marido, fuele forzoso atender a los intereses propios de la familia, y a la cobranza de deudas y paga de derechos sucesorios originados por la muerte de sus padres. Bien mirada su situación, "más que por afecto, por necesidad de tener quien la representase y defendiese" - cual opina Martínez Villada -, la doble viuda contrajo terceras nupcias con Juan Rodríguez de Villafuerte. Después de octubre de 1593, lió sus bártulos y se marchó de Córdoba de la Nueva Andalucía, y no sabemos cuando ni desde donde emprendió viaje a la eternidad.

      por Carlos F. Ibarguren Aguirre

  • Fuentes 
    1. [S112] Ibarguren Aguirre, Carlos Federico, Los Antepasados, A lo largo y mas alla de la Historia Argentina, (Trabajo inedito), Tomo VII, Los Cabrera (Confiabilidad: 3).

    2. [S1443] Cabrera Hintze, Nicolás, Cabrera Hintze, Nicolás, (nfch_1997(AT)hotmail(DOT)com).

    3. [S168] Vásquez Mansilla, Roberto, Los Sojo Torres, (Cuaderno anillado e inédito).

    4. [S1254] Moyano Aliaga, Alejandro, Don Jeronimo Luis de Cabrera 1528-1574, (Centro de Estudios Genealogicos de Cordoba, Cordoba, 2003, Editorial Alcion), 757.