Notas |
- MARIA DE HUMANES QUINTERO - así se llamó esta señora - fue bautizada en Buenos Aires el 15-XII-1625. Muerto su padre, gozó en segunda vida de la encomienda de indios "chanás" en la reducción "del Baradero", con varios campos aledaños. En 1633 contrajo enlace con el Alférez Roque de San Martín, para cuya boda sus padres la dotaron con un capital de 5.650 pesos en alhajas, vestidos, esclavos y otras prendas domésticas.
A propósito de la fecha del aludido casamiento, nunca pudo haber nacido en el año 1625, como lo consigna su fé de bautismo, ya que no es admisible que mi 8ª abuela tomara estado nupcial a los 8 años de edad. Tampoco resulta probable, dada la religiosidad de entonces, que la niña fuera cristianada después de cumplir los 10 años de vida. El sentido común hace inferir que la criatura debió de haber nacido entre 1616 y 1617 (era la tercera hija de unos padres casados en 1613), y que al exhalar sus vagidos con dificultad, la bautizaron privadamente "de socorro", en su domicilio. Así, pues, casi dos lustros más tarde, en 1625, nuestra María completó aquel sacramento recibiendo solemnemente, en el templo, los santos óleos y el crisma; cuya ceremonia es la que consta en el libro parroquial archivado en la Iglesia de La Merced.
Ya viuda de Roque San Martín, elevó María de Humanés Quintero al Cabildo, el 6-II-1679, un petitorio junto con su tía Isabel de Humanés, viuda del Capitán Rodrigo Ponce de León (abuelos remotos míos igualmente). Ambas señoras solicitaban permiso para vaquear las haciendas retiradas en tierras realengas, y proveerse de grasa y sebo, a fin de cubrir los gastos de sus respectivas "cassas". Dada la antecedencia familiar de estas hijas y nietas de conquistadores, la corporación municipal resolvió otorgarles la licencia de "accioneros".
También el 27-IX-1679, la hija de Rodríguez Quintero reiteró se le concediera autorización para recoger vacas cimarronas a fin de poblar una de sus estancias; demanda que el Cabildo despachó favorablemente.
Doña María testó en dos oportunidades: el 28-III-1653 y el 15-V-1680. En una de las cláusulas en que ordenaba sus postreras disposiciones, estableció la fundación de una Capellanía en la Iglesia del Convento de Santo Domingo. Su descendencia, así como los antecedentes biográficos del marido, se consignan en la monografía que dedico a la familia de San Martín, a cuyas páginas remito al lector.
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