Notas |
- Pesan por igual la trayectoria política de Valentín Gómez, su labor como promotor de la cultura nacional durante los primeros años del siglo XIX y su carrera religiosa. Sin embargo, se suele recordar de él su papel fundamental en la edificación de la Universidad de Buenos Aires, como también su caída pública, luego del asesinato de Dorrego.
Porteño, educado en el Colegio de San Carlos, Gómez se doctoró en la Universidad de Córdoba en 1795. Había elegido la carrera teológica, lo que llevó a Buenos Aires ese año, designado clérigo.
Poco después, marchó a Chuquisaca (hoy Sucre), donde recibió el diploma de bachiller en 1796.
Regresó entonces a Buenos Aires, para aprender jurisprudencia, como practicante en la Real Audiencia. En estos primeros años, la carrera eclesiástica tuvo preponderancia. Así, Gómez fue fiscal eclesiástico en 1797, luego subdiácono y, más tarde, sacerdote (1799). Ese año, obtuvo la titularidad de la Cátedra de Filosofía en el Colegio de San Carlos, donde tuvo alumnos que luego serían ilustres patriotas, como Rivadavia, Vicente López, y Esteban de Luca. En 1804, accedió a la canongía magistral y al curato de Morón.
A partir de la Revolución, Gómez fue un decidido defensor de la causa patriota. Así, no sólo apoyo a los ejércitos independentistas, sino que incluso participó en varios combates como soldado regular.
Posteriormente, regresó a las aulas, para ocupar la Cátedra de Teología en Buenos Aires. En virtud de su experiencia como jurista, el Triunvirato le encargó, en 1812, la redacción de un proyecto de Constitución. Un año después, Valentín Gómez tendría una destacada participación en la recordada Asamblea que, por ejemplo, dispuso la abolición de la esclavitud, entre otras importantes medidas.
En 1815, la dinámica política lo enfrentó con el gobernador Alvarez Thómas, quien ordenó su destierro. Dos años después, el Director Supremo Pueyrredón lo anmistió, y lo llamó a su lado. Fue destinado ante las cortes europeas para lograr el reconocimiento de la Independencia, pero no tuvo éxito. Regresó entonces al país, en 1821, para integrar la Sala de Representantes de Buenos Aires. Ese año, pronunció un Elogio fúnebre del Benémerito ciudadano don Manuel Belgrano, ilustre miembro de la Primera Junta Gubernativa de Buenos Aires, Capitán General de la Provincia y Jefe de los Ejércitos Auxiliadores del Norte y Perú, que le valió gran renombre como orador.
En 1822, Valentín Gómez fue designado Prefecto del Departamento de Ciencias Sagradas de la Universidad de Buenos Aires, institución que recién había sido creada. Sin embargo, no pudo ejercer la tarea docente, ya que fue designado embajador diplomático ante Brasil, con el fundamental objetivo de evitar un enfrentamiento armado entre ambos países, debido a la pretensión común por la Banda Oriental. Gómez era, al mismo tiempo, diputado nacional, cargo que mantuvo hasta 1824, cuando fue elegido para integrar la Asamblea Constituyente (hasta 1827).
En 1826, reemplazó a Antonio Sáenz como rector de la Universidad. La institución no tenía asignado ningún presupuesto, y su gran promotor, Rivadavia, había caído en desgracia. En realidad, la UBA nunca había funcionado con regularidad y estaba inmersa en el caos y la desorganización. Gómez efectuó una titánica tarea y puso de pie a la Universidad, levantándola "de entre las ruinas". Cuando dejó el rectorado, en 1830, la Universidad de Buenos Aires era la institución rectora de los estudios superiores en el país.
Luego de abandonar la Universidad, Gómez regresó a las arenas políticas. Entonces, se lo sindicó como uno de los responsables del fusilamiento de Dorrego, quizás incluso como el verdadero mentor del magnicidio. El acontecimiento fue definitivo para la suerte política de Gómez, quien perdió todo apoyo en la opinión pública, aún cuando intentó defenderse a través de varios libelos expiatorios.
Retirado de toda actividad pública, murió el 20 de setiembre de 1839.
http://www.planetariogalilei.com.ar/ameghino/biografias/gome.htm
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