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María Toribia Josefa Antonia Escalada Bustillo

Mujer 1798 - 1862  (64 años)


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Generación: 1

  1. 1.  María Toribia Josefa Antonia Escalada Bustillo nació el 27 Abr 1798 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizada el 28 Abr 1798 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina (hija de Francisco Antonio Escalada Sarria, (*) y María Gertrudis Bustillo Ceballos Ryan); falleció el 13 May 1862 en Buenos Aires, Argentina; fue sepultada el 14 May 1862 en Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires, Argentina.

    Notas:

    En el célebre grabado "Minué en casa de Escalada", en 1834, debido al lápiz del artista Carlos Enrique Pellegrini, la grácil pareja central danzante corresponde a los esposos Antonio Reyes y Toribia de Escalada. Rodean sentadas a los bailarines, de izquierda a derecha, estas figuras familiares; Mercedes Demaría Escalada de Demaría (mujer de José Antonio Demaría), Dolores Reynoso de Pacheco (mujer del General Ángel Pacheco y cuñada del Coronel Mariano de Escalada de la Quintana), Indalecia de Oromí Lasala, que toca el piano asistida por su marido Manuel de Escalada de la Quintana. A continuación se ven Nieves de Escalada de la Quintana de Oromí (cónyuge de José de Oromí Lasala), Encarnación Demaría Escalada de Lawson (mi tatarabuela, casada con Eduardo Lawson), Tomasa de la Quintana de Escalada (segunda esposa viuda de Antonio José de Escalada y suegra de San Martín), Luisa Demaría Escalada de del Mármol (consorte de Máximo del Mármol Reyna), Inocencio de Escalada Bustillo, Petrona Demaría Escalada de Arana (esposa de José Joaquín de Arana Andonaegui), el Obispo Mariano José de Escalada Bustillo y el artista Carlos Enrique Pellegrini.

    Bautismo:
    L.P. f. 38 vta. Administró el sacramento el presbítero don Juan Manuel Ximénez de Paz. Fueron padrinos "..su tío el chanciller de esta Audiencia don Antonio José de Escalada y su esposa doña Tomasa de la Quintana".

    María se casó con Antonio José Reyes Marín el 22 Ene 1826. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


Generación: 2

  1. 2.  Francisco Antonio Escalada Sarria, (*)Francisco Antonio Escalada Sarria, (*) nació en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 27 Sep 1749 en Buenos Aires, Argentina (hijo de Manuel de Escalada Bustillo de Ceballos y María Luisa Sarria Lea); falleció el 5 Dic 1835 en Buenos Aires, Argentina.

    Notas:

    Francisco Antonio de Escalada y Sarria nació en Buenos Aires y aquí lo bautizaron el 27-IX-1749. A los 27 años de edad se casó. El asunto resolviose de esta curiosa manera; En 1774, su hermano Antonio José viajó a España, con poderes suyos, a fin de resolver con el tío Fernando de Escalada sobre el destino de los bienes paternos sitos en Castañeda, y dejar inscriptos a los dos vástagos porteños del finado don Manuel en los padrones de hidalguía lugareños, trámites que refiero con más detalle en la biografía de mi 5º abuelo don Antonio José.
    A más de tales gestiones, dicho viajero, durante su permanecia en la Madre Patria, acordó con los padres de su prima 2ª María Gertrudis Bustillo de Ceballos, el casamiento de esta niña de 13 años con su hermano Francisco Antonio que estaba en Buenos Aires. María Gertrudis había sido bautizada en Cádiz el 18-XI-1762; hija de Juan Antonio Bustillo de Ceballos, bautizado el 3-VII-1721, y nacido en el valle chileno de Curimón, actual provincia de Aconcagua, y de su esposa Isabel Ana Nicolasa Ryan, de cuyos antecedentes familiares he de ocuparme más abajo; nieta paterna de José Ignacio Bustillo de Ceballos, nacido en Vargas de Toranzo en 1689, que contrajo nupcias con Francisca Alfaro y, después pasó a Chile; y bisnieta paterna paterna - al igual que los indianos Escalada - de Juan Bautista Bustillos de Ceballos y de María de Socobio y Flor, de los cuales me ocupé anteriormente.

    Un casamiento fuera de serie

    Aquel ajuste marital pactado al margen de todo sentimentalismo y simpatía recíproca de los novios - que nunca se habían visto ni siquiera escrito - se hizo acaso para evitar algún pleito sucesorio entre los Escalada bonaerenses y los Bustillos españoles. Así las cosas, luego de una estadía de casi dos años en la Península, Antonio José de Escalada se embarcó de vuelta rumbo al Río de la Plata en la fragata "Santa Rosalía", acompañado por la prometida de su hermano y algunos otros parientes.
    En Montevideo, los pasajeros transbordaron de la fragata marinera a la lancha de cabotaje "Nuestra Señora de Begonia", propiedad de Andrés Pedregal, comerciante porteño. Y el 25-II-1776, en ese lanchón anclado frente a la rada de Buenos Aires, el Capellán de la Real Armada Manuel Mata, que atendía las necesidades espirituales de la tripulación en la velera guerreante "Santa Rosalía", acompañado por el Notario eclesiástico Antonio Herrera y los testigos Magdalena de Ryan - abuela de la contrayente -, Alejandro Ariza y José Santiago Listeaga, bendijo el matrimonio por poder de María Gertrudis Bustillo con su primo Francisco Antonio de Escalada; el cual, espectante, aguardaba en el muelle del puerto a su desconocida esposa, con una autorización de casamiento en el bolsillo firmada por el canónigo Juan Baltasar Maziel. (En el libro V de Matrimonios, hoy en el archivo de la Iglesia de La Merced, se insertó la partida correspondiente).
    Consumada la náutica boda, la flamante pareja instalóse en la ciudad. El censo urbano de 1778 registra viviendo en la mansión familiar de la calle "de la Trinidad" (hoy Bolívar), "en la cera que mira al leste", a "Dn. Francisco Escalada" de 29 años, casado con "Da. María Gertrudis de Cevallos" (sic) de 16 años, y a "Josef Manuel Eugenio, hijo de los dichos" de 2 años; a "Da. Magdalena Orrian" (Armulin de Ryan, la abuela de Gertrudis) de 70 años, viuda; a "Dn. Josef Cevallos", de 14 años; a "Juan" de 12; a "Dn. Antonio Escalada - mi antepasado -, de 24 años. soltero ().Alferez de Milicias; a "D. Francisco Rodrigs. de la Vega", de 35 años, soltero; a "Dn. Pedro de Escalada" de 20 años, soltero; a "Dn. Frco. Xavier de Juazagoitía", soltero de 18 años; a Da. María Rivas de 19 años, soltera. Y los esclavos; Simón, negro de 30 años casado con María, negra de 30, y sus negritos, Juan Antonio de 12 años y Juan Francisco de 3; Mariano, negro de 25 años, casado con Agustina, mulata de 18; Bonifacia, mulata de 25 años; Toribia, mulata de 25 años, casada; Josepha, negra de 70 años, viuda; Custodio, negro de 35 años, casado; Manuel, negro de 14 años; Josef, negro de 12 años y Martín, mulato de 18 años, los tres solteros.

    La actividad comercial de nuestro personaje

    Como su padre, desarrolló Francisco Antonio un intenso tráfico mercantil comprando mercaderías y frutos del país para revender aquellas aquí y estos en la metrópoli. Así, el 19-VI-1776, el hombre embarcó para Cádiz 350 cueros en la fragata "El Tucumán" que se trasbordaron en una lancha del gallego Marcos Miguens, antecesor de la familia de su apellido entre nosotros.
    Del "Libro de Alcábalas" de aquel año 76, extraigo algunos datos de artículos de comercio introducidos del interior para Francisco Antonio, en tropas de carretas que arribaban a Buenos Aires con guías despachadas en la guardia de Luján. El 17 de enero, Manuel Almada, de Córdoba, entró con tropa de 8 carretas en un carretón, trayendo, entre otros efectos, 4 fardos de ponchos para Escalada. Marzo 11, el mismo Almada vino de Córdoba con 10 carretas y una carretilla, y con cargamento para Escalada de 20 fardos de ponchos, 8 atados de suelas curtidas, 2 de tercios de algodón y 2 de "tapetados". Junio 14; Calixto Ribero Braga, de Córdoba, trajó en 6 carretas, 34 fardos de ponchos, 11 fardos de frazadas, 4 de pellones y 1 fardo de sayales, para Escalada. Junio 17; Félix Suárez, de Córdoba, a cargo de 10 carretas, acarreó 27 fardos de ponchos, 27 de frazadas y 25 de suelas para Escalada. Noviembre 2; Manuel Almada, tropero de Córdoba, trajo en 9 carretas, 330 cueros, 15 fardos de ponchos, 15 de pellones, 15 de frazadas y 6 de suelas curtidas, para Escalada. Noviembre 19; Bartolomé Santellán, también de Córdoba, entró con 4 carretas y con carga, para Escalada, de 220 cueros, 3 fardos con 84 ponchos y 54 "tapetados". Y el 12 de diciembre, el transportista Felipe Vergara, arribó de Santa Fé, con 9 carretas, trayendo 95 suelas para Escalada, y, esta vez, ninguna ponchada de abrigos.
    Ese año 1776, Francisco Antonio, ante el Escribano Martín de Rocha, le compró a Petrona de Sorarte una casita en 150 pesos, y, también por esas fechas, era apoderado del clérigo Jacobo Joseph de Moreyras, "Racionero del Real Colegio de Santi Spiritus de Santiago de Compostela", con poder que éste le otorgó en Galicia, el 10-X-1774, ante el Escribano Florencio Barcia, a fin de que Escalada le cobrara los sueldos que se le debían a su hermano Florencio Antonio Moreyras, Auditor de Guerra, fallecido en Buenos Aires el 6-XI-1765.

    La actividad pública de Escalada

    El 1-I-1777, Francisco Antonio resultó nombrado Regidor, Alferez Real, Defensor de Pobres y Tesorero de Propios del Cabildo bonaerense. El 7 de mayo se le designa Procurador General interino, y el 12 de agosto figura en una lista contribuyendo con 200 pesos para las obras del muelle.
    Al año siguiente (16-VI-1778) el Cabildo comisionó a Francisco Antonio de Escalada, junto con el Regidor Cecilio Sánchez de Velasco, "para correr con la compostura del Fuerte y funciones de comida para el recibimiento del Exmo. Señor Virrey (Vértiz), que por instantes se esperaba". Y Escalada, que era "cevallista", vale decir opositor al advenimiento de Vértiz, se excusó, mediante escrito dirigido al Escribano capitular Pedro Nuñez, de "la imposibilidad en que se halla para desempeñar este encargo con el esmero que desea".
    Ciertamente, ese pretexto se explica; Escalada fue notorio partidario del Virrey Cevallos, ligado a su persona por razones de parentesco. A este respecto, el 9 de abril anterior, el Síndico Procurador General Bernardo Sancho de Larrea - marido de una Cevallos - había hecho presente en el Cabildo que, frente al reemplazo del Virrey don Pedro, "conocido benefactor de esta Ciudad, creía indispensable obligación de este Ayuntamiento representase a Su Exa. la orfandad y desconsuelo con que quedaban estas Provincias con su separación y retiro, para que atendiendo al clamor de todo este vecindario, se sirviese, por un efecto de su bondad, permanecer al menos interín, se ocurra al Soberano para hacerle presente los motivos justos con que se exijía su duración, por el tiempo que determinase Su Magestad, en el mando de estas Provincias; por prometerse el mayor aumento y toda felicidad de este reino floreciente, a cuyo incremento y adelanto" propendió incesantemente Cevallos. Esta representación, que redactó Sancho de Larrea, fue firmada también por Francisco Antonio de Escalada, y por los capitulares Judas Joseph de Salas, Manuel Martínez de Ochagavía, Diego Mantilla de los Rios, Miguel Mansilla, Manuel Joaquín Tocornal, Pedro Díaz de Vivar, Cecilio Sánchez de Velasco, Manuel Joaquín de Zapiola y Juan Antonio de Lezica.
    Trece meses después, el 28-V-1779, el Ministro Universal de Indias José de Galves, Marqués de Sonora, comunicaba al Cabildo porteño que, debido a aquella representación que pedía la permanencia de Cevallos al frente del Virreinato, cuando estaba ya nombrado su sucesor, "agraviando con este hecho la buena reputación y honor del Sr. Virrey don Juan Joseph de Vértis", el Rey había resuelto desterrar por un año a las Malvinas, al Procurador Bernardo Sáncho de Larrea y al Alcalde Judas Josseph de Salas, como autores de dicho escrito. En cuanto a Francisco Antonio de Escalada y demás capitulares que firmaron el documento, se les condenaba a no poder ocupar cargos concejiles por un sexenio.

    El caso del burlesco pasquín anónimo

    A fines de agosto de 1779, la gente de buen tono de la ciudad se pasaba de mano en mano la copia de un papel anónimo que ponía en ridiculo a 45 personajes, incluso a señoras, mediante pullas y apodos groseros, referidos a defectos característicos o notorias debilidades de cada uno de esos prójimos con destacado rango en el mundillo social y administrativo porteño.
    Jose Antonio Pillado, narrador y anecdotista de nuestro ayer lejano, en su libro Buenos Aires Colonial, se ocupó de dicho asunto. Parece que el 11 de agosto, entre las ocho y nueve de la noche, estaban reunidos en lo de Escalada, el abogado José Vicente Carrancio, Bonifacio de Aramburu (casado con Claudia Olivera y hermano de mi antepasada María Bernarda de Aramburu, primera esposa de Martín Antonio de Zavaleta), el notario Eufrasio José Boyso (alias "Siete pelos"), José de San Pedro Lorente (empresario de la construcción del teatro de la Ranchería), Francisco José Díaz Velez, Manuel del Moral, Agustín Wrigth, Manuel del Cerra Sáenz, Manuel José de Labardén y el Capitán de Navío Pedro de Cárdenas Blancardi, jugando con los dueños de casa al revesino, en parejas de a cuatro. En eso abrióse de golpe una de las ventanas, y desde la calle alguien arrojó un sobre que, recogido por Lorente, se puso arriba de una de las mesas. Cerrado bajo doble cubierta y pegado con obleas el sobrescrito de referencia decía; "A don Franco Antonio de Escalada; suplico a V. la lea en su Tertulia y procure su publicación pasándola a lo de Zenzano" (al Notario de la Gobernación).
    Tras la sorpresa consiguiente, el doctor Carrancio se opuso a que se abriera el sobre del cartapacio, dada la forma intempestiva en que lo habían introducido, porque seguramente se trababa de un anónimo difamatorio que, tal vez, afectara el honor de la casa. Todos los presentes opinaron lo mismo, y alguno sugirió se quemase el papel de inmediato. Pero Carrancio guardó la carta en su bolsillo sin abrirla, prometiendo que de encontrar en ella algo de interés lo comunicaría a Escalada.
    A la mañana siguiente, don Francisco Antonio recibió estas líneas de Carrancio; "la carta es un convite que se hace a la tertulia y es preciso que usted lo convoque para esta noche, pues no tiene otro objeto que reír un rato". Y a la noche, ante los habituales contertulios de Escalada, dióse lectura a la serie de calificativos burlescos contenidos en el anónimo panfleto que ridiculizaba a 45 personas bajo este rótulo; "Noticia individual de los sujetos y cosas que más chocan en esta ciudad de Buenos Aires". He aquí a 15 de esos individuos puestos en solfa; "Ibañez el Majo" (Pascual Ibañez - mi antepasado - Sargento Mayor de la Plaza); "lo fantasmón de León Altolaguirre"; "lo tieso de Velasco"( don Sebastián, Oidor de la Real Audiencia); "la cara asustada de Zenzano" (el Escribano de Gobierno); "el sombrero y capa de bayetón de Otárola" (don José Antonio, futuro suegro de Cornelio Saavedra); "la cabeza de Rodríguez de Vida" (don Antonio, distinguido sacerdote); "la seriedad y coche de Maziel" (el Canónigo Dr. Juan Baltasar); "lo bombo de Alvear" (don Diego, entonces Capitán de Fragata); "El cagar y comer de Pepa Balbastro"; (doña María Josefa, esposa de Alvear); "Lo mentecato de Labardén" ( Manuel José, después célebre autor de "Siripo" y de la "Oda al Paraná"); "la barriga y la chupa de Samudio, Protector de Yndios" (don Juan Gregorio); "el desaseo de Andrea Balbastro y el sombrero blanco de Galvez" (doña Andrea - hermana de la señora de Alvear - casada con Juan Gutíerrez Galvez, dueño de una quinta en Barracas, al otro lado del Riachuelo, que se atravesaba por "el puente de Galvez"); "la conversación y piernas de doña Bernarda Balbastro" (doña Bernarda Fernández de Agüero esposa de Isidro José Balbastro y madre de las señoras de Alvear y de Galvez); "la fachenda del Contador de Exército, y las narizes de su mujer" (Francisco de Cabrera, Contador también de la Real Hacienda y su consorte Josefa Ortíz); "la altanería del hijo de Azcuénaga" (don Miguel, venidero prócer argentino); "los bucles del Coronel Portugués" (Custodio de Saa y Farías, Coronel de Ingenieros). Y terminaba la satírica lista así: "el autor, examinada su conciencia con el mayor cuidado, dice, no halla que añadir ni quitar cosa alguna a lo relacionado, y lo firmó con parecer de su Acesor donde le dió la gana, a catinze días del mes de los Gatos del año del empuje; F. A. M. Triangulipicominatifis. Dr. Esternón".
    Como dije mas atrás, los concurrentes a la reunión de Escalada sacaron copias de aquellas cuchufletas que circularon de mano en mano divirtiendo a la gente. "El anónimo alborotó lo suficiente para que una copia llegara a mano del Virrey Vértiz, y éste - refiere el investigador Pillado - considerando que se ponía en ridiculo y burlaba, no solo a personas serias y respetables de la sociedad, sino a empleados públicos como el Escribano de Gobierno, el Sargento Mayor de la Plaza y el Contador de la Real Hacienda, determinó cortar por lo sano, y apagar el entusismo de los bromistas que se divertían sacando al prójimo los cueritos al sol. Quienquiera que fuese el que puso el anónimo en poder del Virrey, no dejó de indicarle que tenía origen en la casa de Escalada o, cuando menos, que allí apareció por primera vez, y teniendo en cuenta que don Francisco Antonio era un comerciante rico y muy relacionado, a quien debía afectarle, tanto o más que a otro, cualquiera modificación en los impuestos, tuvo sospechas de que él, o sus allegados, podían patrocinar un escándalo, y llevar las cosas más adelante, lo que estaba dispuesto a impedir".
    Además - acoto yo - los hermanos Escalada, como sabemos, habían sido resueltos partidarios del ex Virrey Cevallos, lejano pariente de ellos, por tanto notorios adversarios políticos de Vértiz; en especial Francisco Antonio, el cual públicamente se declaró a favor de la permanencia de Cevallos al frente del Virreinato.
    Así pues, Vértiz, el 23 de agosto, dictó una auto encargando al Ayudante primero de la Plaza Pascual Ibañez (mi 5º abuelo) y al Escribano de Gobierno José Zenzano, practicar una información sumaria para descubrir al autor o autores de esos escritos, "considerados papeles sediciosos, que se leen incautamente, sin conocer el artificio de sus compositores y contraventores de las disposiciones prohibitivas respecto de pasquines, sátiras, versos, manifiestos u otros papeles injuriosos a personas públicas o a cualquier particular, como se verifica con el que se dirigió a las casas de don Francisco de Escalada, que se pondrá por cabeza de proceso; debiendo ser examinado, en primer lugar, el dicho don Francisco, para que manifieste como llegó a sus manos el original de ese anónimo, que debe entregar con su cubierta o sobre".
    Consecuentement fueron llamados a declarar los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada, el doctor Carrancio, Bonifacio Aramburu y los otros "piernas" del revesino que se jugaba en casa de los primeros. Y con fecha 27 de agosto, sin esgrimir ningún testimonio evidente, el Virrey dictó sentencia. Condenó a Carrancio a tener su domicilio por cárcel, bajo pena de 2.000 pesos y el embargo de sus bienes, por presunto introductor del anónimo en lo de Escalada, ya que no se pudo probar que el papel fuera arrojado por la ventana. A los hermanos Escalada y a Agustín Wrigth, se les señaló la ciudad por cárcel, bajo la misma pena de 2.000 pesos, por haber fomentado y consentido la difusión del escándalo.
    La sentencia virreinal se cumplió de todas maneras, no obstante que los peritos calígrafos nombrados, el Escribano Pedro Nuñez y el Maestro en primeras letras José Manuel García, declararan que la letra del pasquín era "disfrasada. imitaba caracteres de imprenta", lo que hacía imposible su cotejo con ningún escrito de los sospechados autores del libelo.
    Finalmente, el 30-I-1780, los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada, a través del Consejo de Indias, se presentaron en queja al Rey Carlos III, por el "agravio que experimentaron en su reputación y crédito, de resultas de un papel anónimo (que citaban) y suponen se arrojó a sus casas en Agosto del año anterior".

    Más acerca de la actuación pública de don Francisco Antonio

    El día 13 de octubre de ese año 80, el Cabildo hizo llamar a su Sala de acuerdos al ex Regidor Escalada - interdicto, como sabemos, por el Rey -, y el Alcalde de 1º voto Saturnino Saraza, a presencia de su par de 2º voto Pedro Alvarado y de los Regidores Pablo Ruiz de Gaona y Saturnino Joseph Alvares, le manifestó, a don Francisco Antonio, "la gratitud con que había mirado su generosidad en el suplemento gracioso, y sin interés, que havía hecho a la Thesorería de Propios de los pesos y caudales que se necesitaron para los gastos del resivimiento del Exmo. Sr. Primer Virrey dn. Pedro de Cevallos, y que esperaba de su amor a la Patria la continuazión de su generosidad para adelante". Esto significó sin duda alguna, un desagravio para el interdicto ex Regidor Escalada.
    Ocho meses más adelante, el 27-VI-1781, el Cabildo trató una petición presentada por los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada, solicitando del cuerpo "les diese certificazión de los empleos que tanto estos, como su difunto Padre, havían obtenido y tenían en esta república". Y los capitulares, a ese respecto, acordaro reconocer los méritos que ambos Escalada y su difunto padre contrajeron en obsequio y veneficio de esta República". Don Manuel padre, había sido electo el año 1766 Regidor y Defensor de Pobres, "sirviendo este onorífico empleo a expensas de su propio peculio, con la maior eficacia y amor a la Causa Pública que es notorio; contribuiendo su lustre y conocidas facultades a el efecto de la mejor defensa y amparo de los pobres presos e indigentes, sin dejar, por esta comisión laboriosa, de concurrir a llenar las demás obligaciones de comunidad, a satisfacción de este Ilustre Cavildo".
    Del mismo modo, Francisco Antonio, su hijo, fue electo para el año 1777, "Regidor y Defensor de Pobres, Tesorero de Propios y Alferez Real, para el paseo del Real Estandarte, la víspera y día del Glorioso Patrón el Sr. San Martín, cuias respectivas obligaciones , no se puede negar, las desempeñó con el particular amor, eficacia y generosidad que es público ... como igualmente lo verificó en varias comisiones particulares ... como en las fiestas anuales del Santísimo Corpus Christi y San Bonifacio ... y fue diputado, con don Pedro Díaz de Vivar, para el aseo del Palacio que, a expensas de este Cavildo, se preparó al Exmo. Sr. primer Virrey don Pedro de Zevallos; y con don Pedro Alvarado (organizó) el expléndido convite de tres días que en su resivimiento se le dió, proporcionando ... con zelo infatigable, como con la generosidad con que suplicó para estos gastos, de su propio peculio, la cantidad de más de seis mil pesos ...".
    El Cabildo reconoció, asimismo, las "iguales muestras y esperanzas de amor, generosidad e inteligencia de don Antonio Joseph de Escalada", nombrado el año 1780 Regidor y Defensor de Pobres, cuyos cargos sirvió a sus expensas, como su padre y hermano. El Ayuntamiento dejaba, por último, constancia "de haver sido el finado don Manuel de Escalada, por su buen nombre y fama en esta ciudad, uno de sus moradores de mayor lustre"; demostrando, hasta el presente, sus hijos Francisco Antonio y Antonio José, el mismo amor al Soberano y a la causa pública, "como notoriamente lo tienen acreditado, así por lo que queda referido, como porque en la actualidad se hallan sirviendo en grado de ofiziales, en el Regimiento de Infantería de Milicias de esta ciudad. Todo lo qual no podía menos que exponer este Ilustre Cavildo, en obsequio de la verdad; mandando, como manda, que por el presente Escribano se les ponga, a continuación de su pedimento, testimonio de este Acuerdo". Firman los Alcaldes Juan de Salinas y Juan Antonio de Lezica, y los Regidores Manuel Martínez de Ochagavía, Miguel Sáenz, Domingo Belgrano Pérez, Cristóbal de Aguirre y Francisco Ignacio de Ugarte, ante el Escribano Pedro Nuñez.
    Justo al quedar cumplido el sexenio de veda para ocupar cargos concejiles que, a partir de 1777, el Rey le impuso a Francisco Antonio de Escalada, éste resultó elegido, por el Cabildo porteño, Alcalde de 2º voto y Juez de Menores, el 1-I-1783. Y al año siguiente - 1784 - nuestro hombre pasó a desempeñar las funciones de Alcalde de 1º voto. Pero ya el Virrey Vértiz, no precisamente amigo de los Escalada, había sido reemplazado por Cristóbal Nicolás del Campo, Marqués de Loreto.
    Este nuevo Virrey, llegó de España a Montevideo, y a fin de "ofrezerle y rendirle sus respetos", el Cabildo de Buenos Aires, el 23-II-1784, destacó a la otra orilla a su Alcalde Francisco Antonio de Escalada y al Regidor Juan Gutiérrez Galvez. El sábado 13 de marzo, el Marqués de Loreto hizo su entrada en la ciudad porteña con la pompa de rigor; y el siguiente 19 de abril, el flamante Virrey dirigió un oficio al cuerpo comunal, acompañado con la Real Cédula de su nombramiento, firmada por Carlos III en San Ildefonso, el 13 de agosto del año anterior. Recibido el regio papel, el Alcalde Escalada y demás capitulares, todos de pie, lo besaron y pusieron sobre sus cabezas destocadas, "obedeziéndolo en nombre de este Ilustre Cavildo".
    Siete años más tarde, en 1791, don Francisco Antonio ocupa una vez más el cargo de Regidor, junto a sus colegas de capítulo; los Alcaldes Santiago de Saavedra y Joseph Martínez de Hoz, y los Regidores, Gregorio Ramos Mexía, Martín de Alzaga, Miguel Gonzalez de Noriega, Francisco de Lezica, Manuel de Arana, Casimiro Francisco Necochea, Benito Gonzalez de Rivadavia y Juan José Cañete.

    El Consulado

    Tiempo atrás (7-VII-1785), 53 calificados comerciantes de esta plaza - entre ellos mis antepasados Agustín Casimiro de Aguirre, Juan Esteban de Anchorena y Juan Martín de Pueyrredón Labrucherie - otorgaron, ante Pablo Beruti, un poder a favor de Manuel Rodríguez de la Vega, de Bernardo Sancho de Larrea y de Martín de Sarratea, para que gestionaran, ante el Rey y demás funcionarios competentes, el establecimiento de un "Consulado y Tribunal de Comercio" en la capital del Virreinato, "como le hay en estas Indias en las ciudades de Lima y México".
    Un lustro después (21-VIII-1790), ante el mismo Beruti, el anterior grupo de comerciantes elevado al doble, daba un segundo poder a Manuel Rodríguez de la Vega y a Martín de Sarratea, a fin de que reiteraran ante Su Magestad, aquella gestión destinada a instalar en Buenos Aires el Tribunal del Consulado. Entre más de un centenar de firmas estampadas al pie del documento, se encuentra la de Francisco Antonio de Escalada, junto a las de mis lejanos abuelos Juan Esteban de Anchorena y Juan Martín de Pueyrredón Labrucherie. (Agustín Casimiro de Aguirre, firmante del primer poder, ya había fallecido).
    Por fin, el 30-I-1794, mediante Real Cédula, Carlos IV satisfizo el anhelo de los mercaderes bonaerenses. En consecuencia, del 2 al 4 de junio de ese año, quedó establecido el Consulado en Buenos Aires, compuesto por el Prior y los Cónsules, Blas de Gainza, Juan Esteban de Anchorena y Juan Antonio Lezica; los Conciliarios, Antonio García Lopez, Francisco Ignacio Ugarte, Saturnino Saraza, Isidro José de Balbastro, Manuel del Cerro Sáenz, Pedro Díaz de Vivar, Joaquín de Arana, Diego de Agüero y Francisco Antonio de Escalada; el Síndico Cristóbal de Aguirre; el Contador José María del Castillo y el Secretario Manuel Belgrano Gonzalez (que así firmaba entonces el futuro General). Durante tres años Francisco Antonio ejerció la función de Conciliario en el referido Tribunal de Comercio.
    El 13-III-1797, con motivo del arribo a Montevideo de la zumaca "San Juan Bautista" y de la lancha "Nuestra Señora de Montserrat", que llevaron a las costas de Africa e "islas francesas conquistadas por los ingleses", carne y harinas, y retornaban trayendo negros, azúcar, aguardientes, café, algodón y otros frutos de esas colonias, produjose en el Consulado un importante debate, en cuyo transcurso el Consiliario Escalada refutó al Síndico Juan Ignacio Ezcurra, quien, anteriormente, había defendido el proteccionismo mercantil. Señaló Escalada, que a causa de la guerra - de España y Francia contra Inglaterra - nuestras "faenas de salazón de carnes" vinieron a menos, "con inminente riesgo de que se pierdan los muchos quintales que de ellas tenemos estancadas, igualmente en las harinas, trigo y demás frutos". Estimó que el permitir la Corona la salida de esos productos no resultaría "daño alguno al Estado ni al Comercio de la Península, antes sí mucho bien en que no se desperdicien nuestras producciones ... y también aquel comercio, por la íntima relación que tiene con el florecimiento del nuestro, que, por lo tanto, no debe causarle celos, siquiera en tiempos de no poder proveernos del renglón de aguardientes de España, en medio de su gran consumo aquí y de la escasez y precio alto en que está, con conocida pérdida de nuestros fondos, reducidos a unas producciones, aunque abundantes, de valor ínfimo; pero que exportadas a las colonias extranjeras presentan una ganancia tan considerable que solo un gobierno indolente pudiera despreciarlas". Atacó después, Escalada, "al tirano estanco mercantil de Cádiz. Poco nos importa - dijo - que se perjudique Cádiz en uno, o mas propiamente que deje de ganarlo, si, nosotros, con ese uno, aventajamos un ciento ... Nosotros no somos apoderados del comercio de Cádiz, ni del de Lima, ni Habana, ni tenemos representación para reclamar sus fantásticos derechos sobre nosotros". Así, inspirado en Adam Smith, el Conciliario porteño exaltó al comercio liberado de toda prohibición, a la oferta y la demanda como fuente de riqueza, y a la competencia como norma mercantil suprema.
    El historiador Vicente Sierra, critica esta actitud librecambista de Escalada, a quien supone integrante "del grupo de hacendados" - cuando nunca, que yo sepa, poseyó una hectárea o una vaca campo afuera. "La argumentación de Escalada - pontifica Sierra -, inspirada en ese sentido localista que al transformar a los hacendados y comerciantes en una clase de tipo oligárquico, presentó a Buenos Aires ante el resto del país, como un centro egoísta que todo lo supeditaba a su propio engrandecimiento etc, etc.".Ni tanto ni tan poco. Escalada fue comerciante y, como todos los comerciantes habidos y por haber, desde que el mundo es mundo, procuraba, en aquella circunstancia, comprar barato el aguardiente africano, y vender caro, a cualquier marchante, sus corambres; de ninguna manera se había propuesto arruinar a los aguardenteros cuyanos de San Juan - cual argumenta Sierra al emberstir indiscriminadamente contra todos los mercaderes de Buenos Aires. Para prevenir desajustes, para regular la economía general en un país, está su Gobierno, y no las corporaciones mercantiles que siempre abogan, como es lícito y lógico, por los intereses de su sector, que, en no pocos casos, suelen redundar en beneficio colectivo.
    A fines de ese año, don Francisco Antonio dejaba de integrar el directorio del Consulado; y doce meses más tarde, a lo largo de todo 1799, ocupó en el Cabildo, una vez más, el cargo de Alcalde de 1º voto, junto a los siguientes colegas; Alcalde de 2º voto José Ramón de Ugarteche, el Regidor decano Gregorio Ramos Mexía y los Regidores ordinarios Cristóbal de Aguirre, Anselmo Sáenz Valiente, Juan José Castelli - que renunció enseguida y fue reemplazado por Juan Antonio de Santa Coloma-, Antonio de las Cagigas, Tomás Antonio Romero, Joseph Hernánadez (el abuelo del autor de Martín Fierro), y el Síndico Procurador Cornelio Saavedra (con predestinada trayectoria histórica).

    Escalada asiste a dos Cabildos Abiertos precursores de la Independencia Argentina

    Al día siguiente de la Reconquista de Buenos Aires por las fuerzas al mando de Liniers, que tras cruentos combates callejeros, el 12-VIII-1806, rindieron a los ingleses invasores, el Cabildo porteño resolvió reunir el 14 de Agosto, "a todas las clases aforadas" y vecinos representativos, en un Congreso General o Cabildo Abierto. Al efecto se despacharon 100 invitaciones, expresando en ellas la necesidad de convenir la forma de dar gracias a Dios por la victoria obtenida; aunque el pensamiento dominante entre los capitulares era-según lo expresa Ignacio Nuñez, en sus Noticias Históricas- "hacer a un lado la autoridad militar de un Virrey como el Marqués de Sobremonte, para depositarla en la fidelidad y el coraje del Comandante Liniers".
    Tras la vacilación de algunos altos funcionarios, el día 14 a las 11 de la mañana, tuvo lugar dicho Cabildo Abierto, en la sala principal del Ayuntamiento, con asistencia de 98 invitados; mientras en la Plaza Mayor habíase aglomerado una multitud como de 4.000 personas, que desbordaba también por los pasillos y dependencias del edificio.
    La composición de esos 98 asambleístas era la siguiente; el Obispo en primer término; luego 2 Consejeros Reales y 7 Oidores; el Intendente, 2 Contadores y 2 Ministros de la Real Hacienda; 2 Canónigos y 3 Prelados de las órdenes franciscanas, mercedaria y bethlemita; 8 Jefes militares; 10 Cabildantes y 3 miembros del Consulado; 9 Abogados, 2 Médicos y 48 propietarios y comerciantes, entre estos Francisco Antonio de Escalada.
    La Asamblea decidió;1º) Celebrar un solemne Te Deum el veniderio domingo; 2º) Otorgar 12 dotes para doncellas;3º) Informar al Rey y al Virrey acerca de la Reconquista;4º) Dar pensión a las viudas de los muertos en la pelea;5º) Organizar fuerzas militares para rechazar toda invasión futura; 6º) Inventariar los recursos de guerra y boca que hubiere en la ciudad. Tomadas estas resoluciones, el Alcalde Francisco de Lezica preguntó a la Asamblea si el Virrey Sobremonte que estaba por llegar, se le debía o no admitir en el mando de las fuerzas, pues era notorio que las tropas y el pueblo no aceptaban su jefatura. La referida pregunta enardeció los ánimos, y una pueblada tumultuosa- dispuesta de antemano por Juan Martín de Pueyrredón, Juan José Paso, Joaquín Campana y Manuel José de Lavardén - irrumpió en la sala, pidiendo a gritos que Sobremonte fuera substituído por Liniers. Tal ruidoso planteo resultó convalidado enseguida por el Cabildo Abierto - y por Francisco Antonio de Escalada, sin duda- quedando Liniers ungido asi, en forma irregular, revolucionaria, supremo jefe de las fuerzas armadas bonaerenses.
    La asamblea destacó, más tarde, una comisión integrada por el Fiscal del Consejo de Indias José Gorbea Vadillo, el Regente de la Audiencia Lucas Muñoz Cabero y el Síndico Procurador Benito de la Iglesia, a fin de buscar al Virrey y manifestarle la conveniencia de delegar el mando de la Plaza a favor de Liniers. Dichos señores encontraron al Marqués, que venía de Córdoba, en Fontezuelas. Y Sobremonte, frente al hecho consumado en la sede porteña, optó por firmar el 28 de agosto en San Nicolás de los Arroyos, el nombramiento de Liniers como Comandante General de Armas, pero quedando lo político de la ciudad a cargo de la Audiencia. Tras ello, refunfuñando, el Virrey se marchó a Montevideo con el propósito de defender esa plaza de una nueva invasión inglesa inminente.
    El otro Cabildo Abierto al que asistió Francisco Antonio de Escalada, fue el del 22-V-1810 - la cabildada abierta por antonomasia de la Historia Argentina. No he de hacer la cronica de dicha famosa Asamblea, ni del momento crucial en que se produjo, cuya narrativa la sabe, más o menos, cualquier compatriota medianamente culto. Pero si recordaré que el Ayuntamiento porteño mandó imprimir 600 esquelas convocadoras a ese fin, de las cuales se repartieron 450, y solo 251 vecinos (muchos próceres en cierne y todos los integrantes de la futura Junta revolucionaria, menos Larrea) concurrieron a la deliberación, de acuerdo con el texto de la papeleta que decía; "El Excmo. Cabildo convoca a V., para que se sirva asistir presisamente mañana 22 del corrinte a las 9, sin etiqueta alguna, y en clase de vecino, al Cabildo abierto, que con anuencia del Excmo. Sr. Virrey ha acordado celebrar, debiendo manifestar esta esquela a las Tropas que guarnezcan las avenidas de esta Plaza, para que se le permita pasar libremente".
    Así asistieron al célebre Cabildo Abierto;16 Funcionarios públicos - entre estos mi antepasado Justo Pastor Lynch, Contador de la Real Aduana; 4 Miembros del Consulado - entre los cuales el Cónsul Francisco Antonio de Escalada y el Secretario Manuel Belgrano; 7 Titulares agentes de la Real Audiencia, como su Canciller, mi antepasado Antonio José de Escalada - de quien me ocuparé más adelante - y el Relator audiencial interino Mariano Moreno; 13 Alcaldes de Barrio y 2 de Hermandad; 27 Eclesiásticos con su Obispo Lué y Riega a la cabeza y el cura de San Nicolás, Manuel Alberti, en el montón; 20 Abogados, entre ellos Juan José Castelli y Juan José Paso; un Licenciado, Vicente Lopez y Planes, el poeta del Triunfo Argentino, predestinado a escribir el Himno Macional; 3 Médicos; 58 Comerciantes, como Domingo Matheu y mi antepasado Juan Bautista de Ituarte; 37 Vecinos sin profesión definda, donde coloco a mi tatarabuelo Manuel Hermenegildo de Aguirre, que no era específicamente comerciante; 59 Militares, incluidos el Jefe de los Patricios, Cornelio de Saavedra, y Miguel de Acuénaga; y 3 Marinos.
    Abierto el acto por el Escribano Justo José Nuñez, tras "largas y prolijas discusiones", en las que intervinieron el Obispo Lué y Riega, Juan José Castelli, el Fiscal de la Audiencia Manuel Genaro Villota; Juan José Paso y el General Pascual Ruiz Huidobro, los asambleístas pasaron a votar públicamente, y, consigna el acta capitular respectiva; "Por el Señor Don Francisco Escalada se dixo; que se conformava en todas sus partes con el voto del Señor Comandante, Don Martín Rodríguez"; o sea; "Que en la imposibilidad de conciliar la permanencia de la autoridad del Gobierno con la opinión pública, reproducía en todas sus partes el dictámen del Señor don Cornelio Saavedra y de que el Señor Síndico tenga voto activo y decisivo en su caso, es decir, activo cuando no haya discordia, y decisivo cuando la haya". Por su parte Saavedra había expresado su opinión de esta manera; "Que consultando la salud del pueblo, y en atención a las actuales circunstancias, debe subrogarse el mando superior que obtenía el Exelentísimo Cabildo, interín se forme la Corporación o Junta que debe ejercerlo, cuya formación debe ser en el modo que se estime por el Exelentísimo Cabildo, y que no quede duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad o mando".
    Mucho de lo que pasó después de este Cabildo Abierto, el 23, 24 y 25 de Mayo, y en los días subsiguientes, lo tengo escrito en distintas monografías, sobre todas en la de mi tatarabuelo Manuel Hermenegildo de Aguirre.

    Escalada en la crisis del año 15

    El primero de enero de ese año, don Francisco Antonio fue elegido Alcalde de 1º voto del Cabildo porteño, junto con Francisco Belgrano para el 2º voto, los Regidores Manuel Luis de Oliden, Ambrosio Lezica, a quien reemplazó Ignacio Correa, José Clemente Cueto, Mariano Vidal, Laureano Rufino, Zenón Videla, sustituído en seguida por Diego Antonio Barros, Gaspar Ugarte, Felipe Otárola, Romualdo José de Segurola, Manuel Zamudio, Manuel Bustamante y el Síndico Mariano Tagle.
    Una semana más tarde (9 de enero) renunciaba el Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas - después de ocupar el puesto durante 343 días - designando en su reemplazo la Asamblea (llamada del año XIII) al General Carlos de Alvear, sobrino segundo del dimitente.
    Con el motivo de la asunción de este flamante Director Supremo (12 de enero), el Cabildo en pleno, encabezado por el Alcalde Escalada, asistió a un solemne Te Deum en la Catedral, y acordó iluminar, por tres noches, los balcones cabildeños, la Pirámide y la Recova, bajo cuya arquería una orquesta tocó música esas tres noches "hasta las horas acostumbradas".
    Juan Manuel Beruti, vívido narrador y testigo de pequeños y grandes sucesos de nuestra historia - póstumo periodista solitario, por llamarlo así -, apuntó en sus Memorias Curiosas que Alvear "fue recibido con todo el séquito y grandeza debida a su alto carácter; pero con un desagrado genenral del público que no le adoptó semejante elección, con perjuicio de otros hombres de mérito que debían de haberlo sido; como también por las fatales consecuncias que de este nombramiento podrían originarse con las provincias y el ejército del Perú, que no lo quisieron de General, y ahora les dan un bofetón, con nombrarlo de General y Director Supremo del Estado; agraviando igualmente a esta capital, que no lo quería de una ni otra cosa; de manera que la Asamblea a dado en esto, según dicen todos generalmente, un paso antipolítico, que esta en riesgo que el Perú niegue totalmente la obediencia a Buenos Aires, y se gobierne independientemente".
    Así las cosas, con mano dura se estrenó Alvear en el poder supremo. El 14 de enero mandó por bando público que todos los esclavos de los españoles europeos se entregaran al Estado, para formar cuerpos de tropa. Por otro lado, menudearon las penas capitales, sin contemplaciones. El 25 de febrero, "como a eso de las doce del día - nos cuenta Beruti - se le pescó a un europeo, en una carreta, en la que iba al campo, un arma de fuego, pólvora, etcétera, e inmediatamente fue preso y en seguida hecha la sumaria fue sentenciado a muerte. A las cuatro de la tarde se puso en capilla y a las seis y media de la misma tarde fue pasado por las armas en el campo del Retiro, en donde esta puesta permanentemente la horca, y es el lugar señalado por el Gobierno para hacer justicia. Al sacerdote Doctor Erezcano, el Comandante alvearista Ramón Larrea, sin ser Juez ni tener autoridad para ello, lo puso preso en su cuartel, vejándolo, por haber dicho "no sé que cosa" de su regimiento. El Coronel Matías Balbastro (tío carnal de Alvear) hizo otro tanto, "por etiquetas", con el Dr. Gaspar Blanco, que fuera presidente de la Cámara de Justicia. El Teniente Coronel Juan Fernández (marido de una hija de Posadas y pariente de Alvear), en el campamento de Olivos, atravesó con su espada, matándolo a la vista de la tropa, a un Sargento, porque éste sin entresacar soldados para hacer el techo de un galpón, como se lo ordenara, los eligió por su cuenta. Y más adelante, el gobierno dictó un bando castigador con pena de "lesa magestad", a "todo individuo, sin excepción alguna, que invente o divulgue maliciosamente especies alarmantes contra el gobierno constituído, capaces de producir desconfianza pública, el odio o la insoburdinación de los ciudadanos", y quienes "supiesen de una conspiración y no la denunciasen serían castigados como cómplices". Acorde con dicho bando, el Capitán Joaquín Ubeda fue fusilado el 26 de marzo, mediante simple orden, y a su cadáver lo colgaron en una horca levantada en la plaza de la Victoria, el domingo de Pascua, lo que horrorizó a la población.
    A propósito de los ajusticiamientos de aquel tiempo, no ya políticos ni arbitrarios, aunque si despiadados por completo, consigno el siguiente caso, en el que intervino el Cabildo presidido por Francisco Antonio de Escalada. El 2 de febrero la corporación cabildeña recibió un oficio del Gobernador Intendente Brigadier Antonio González Balcarce, relativo a una sentencia de muerte del Tribunal Militar, confirmada por el Director Alvear, en la causa del negro Agustín, el cual había herido alevosamente a su amo Alejandro Medrano (hermano, entre otros, del futuro Obispo Mariano, y de Pedro, político y Legislador), "para que, el Ayuntamiento, disponga que en el madero que se mande fixar en la Plaza Monserrat, donde debe colocarse la caveza y una mano del reo, se ponga una inscripción que indique el delito, para que sirva de escarmiento". Y los señores acordaron, que habiéndose cumplido lo que se previene, se archive el oficio de Balcarce.

    La caída de Alvear

    El 30 de enero, el Ejército Auxiliar del Perú se pronuncia contra Alvear, en un documento dirigido al Brigadier Rondeau, que firmaban 15 jefes, entre ellos Martín Rodríguez, Manuel Vicente Pagola, Cornelio Zelaya, Carlos Forest, Martín Güemes, Juan Ramón Rojas, Rudecindo Alvarado y Domingo Soriano Arévalo, declarando, concretamente, en nombre de "los respectivos Cuerpos que representamos, prontos a dar la vida por su Patria, y en unión con todos los pueblos del Perú y el heroico de la Capital, cuyos representantes gimen oprimidos, víctimas de una facción horrorosa, protestan ante V. E. (Rondeau) no obedecerán orden alguna ... del Director nombrado, Brigadier D. Carlos María de Alvear, por creerlo sospechoso, incapaz de llevar adelante el sistema de libertad que han jurado los americanos, y ser su elección notoriamente contraria a la voluntad declarada de todos los Pueblos".
    Por otra parte, en oposición armada contra el gobierno directorial centralista, se había levantado la recia figura de Artigas, "Protector de los Pueblos Libres" y de la autonomía de su provincia, alcanzando, a la sazón, su influjo, no solo en la Banda Oriental sino también en Córdoba, Entre Rios, Santa Fé, Misiones y Corrientes. A su vez en Cuyo, el Director Supremo cediendo a la presión de su amigo chileno José Miguel Carrera - que procuraba desplazar a O'Higgins - pretendió poner a San Martín, en ese momento Gobernador de Mendoza, bajo su férula personal. San Martín en consecuencia renuncia; pero cuando se envía al Coronel Gregorio Perdriel para reemplazarlo, el Cabildo y el pueblo mendocinos se desacatan y no permiten el cambio.
    Tal el panorama político visible, al alcance de lo que llamarenos opinión pública, la cual, desde ya, repudiaba la dictadura de Alvear y de sus áulicos compinches, y eso que desconocía los manejos ocultos e indignas tratativas que, el audaz mandón ocupante del Fuerte, había propuesto a las cortes de Rio de Janeiro, de Madrid y de Londres.
    Sitiado por todas partes y odiado por la mayoría de sus compatriotas, Alvear, no pudiendo seducir a Artigas mediante halagos y negociaciones, intenta someterlo por las armas. Con tal propósito divide sus fuerzas en dos columnas; una al mando del Coronel Ignacio Alvarez Thomas, destinada a operar contra los montoneros federales de Santa Fé ; y la otra, directamente bajo la jefatura suya, que atacaría al caudillo oriental en su provincia. Marcha, pues, Alvarez Thomas hacia Santa Fé, pero al llegar a Fontezuela (ahora Pergamino), se subleva el 3 de abril, y mediante una violenta proclama exije la renuncia de Alvear y se pliega al artiguismo. Alvear entonces se dirije a Olivos, a ponerse al frente de sus tropas acampadas allí, dispuesto a enfrentar a Alvarez Thomas; los soldados empero se desbandan y su ejército queda desorganizado.
    Entretanto, en la capital estalla un alzamiento popular acaudillado por el Gobernador Intendente Miguel Estanislao Soler y por el Cabildo que preside Escalada.
    "El Alcalde de 1º voto don Francisco Escalada" - leo en la Historia de Belgrano de Mitre - "en nombre de aquella corporación, mandó levantar una horca frente a las casas consistoriales, para Alvear si era vencido". Alvear renunció el 16 de abril. Desde el embarcadero de Las Conchas transbordó fugitivo en la fragata inglesa "Haspur" que lo depositaría sano salvo en el Janeiro. Solo 3 meses y 6 días duró su gobierno."Este hombre loco - escribe Juan Manuel Beruti - por su ambición de mando perdió su honor, grados y patria para siempre (?), dejando un nombre de tirano ambicioso, y un odio execrable en la historia de las Provincias Unidas, como el de Catilina en Roma, pues de este y su persona y hechos no hay diferencia". Y el día 17 de abril - sigue el autor de las Memorias Curiosas - "amaneció puesta en el asta de la fortaleza, la bandera de la patria, celeste y blanca; primera vez que en ella se puso, pues hasta entonces no se ponía otra, sino la española; cuya bandera la hizo poner el Comandante de la fortaleza, que el día antes fue nombrado por Soler para su cuidado y defensa, el Coronel Don Antonio Luis Beruti (hermano del memorioso cronista), con lo cual se entusiasmó sobremanera el pueblo en su defensa, y desde ese día, ya no se pone otra sino la de la Patria".
    A cargo del gobierno supremo, Francisco Antonio de Escalada y sus compañeros de capítulo, convocan a elegir electores a fin de que estos designen un nuevo Jefe de Estado. (Estas tramitaciones se relatan detalladamente en mi estudio acerca de los Anchorena). Realizado ese comicio, los 12 electore mas votados por el pueblo, nombran Director Supremo al Brigadier José Rondeau, Comandante General del Ejército del Norte, y en ausencia de este, como suplente suyo, al Coronel Alvarez Thomas. Después, los electores establecen una "Junta de Observación", compuesta de 5 miembros, cuyo organismo debía dictar una constitución provisoria; "El Estatuto Provisional", que más adelante sería rechazado por las Provincias, salvo un punto unánimemente aceptado - menos por el empecinado Artigas - que trataba la convocatoria de un Congreso General a reunirse en Tucumán.

    La Milicia Cívica

    El 2 de mayo el Cabildo acordó le fueran restituídos al cuerpo los honores de Capitán General de la Provincia, que anteriormente gozaba, y que el gobierno de Alvear le había privado. Habida cuenta de ello, el "Estatuto Provisional", en uno de sus artículos, concedía al Ayuntamiento "el empleo de Brigadier nato de la Milicia Cívica", con derecho a vestir, en consecuencia, su Alcalde y Presidente Francisco Antonio de Escalada, "la vanda y plumaje de color azul y blanco, como insignia y distintivo de aquel grado".
    Poco después (10 de mayo) los señores cabildantes resolvieron desagraviar a Artigas, dando un "irrefutable testimonio del aprecio que le merece la conducta del General de los Orientales". En ese sentido declararon que el Cabildo "fue estrechado por la fuerza y amenazas del Tirano (Alvear) a suscribir la iniqua Proclama ultrajante del distinguido mérito de aquel Gefe". Al remedio de tal agravio, ordenábase "se quemen por mano de verdugo, en medio de la Plaza de la Victoria, los exemplares que existen y conserbaban de dicha Proclama". Acto que sería presenciado por el Directo Alvarez Thomas desde la galería del Cabildo, junto con los miembros de esa corporación, y ejecutado con auxilio de la tropa miliciana.
    Diez días mas tarde, nombraba el Cabildo, por votación, a los Jefes de su Milicia Cívica, resultando electos; Coronel de la Infantería, Blas Pico; Teniente Coronel, Juan Pedro Aguirre; Comandantes, Luciano Montes de Oca y José Domingo Urien. Y para la Caballería, el Coronel Pedro Ibáñez (mi 4º abuelo), el Teniente Coronel Clemente Díaz de Medina y el Sargento Mayor Pedro Uriondo. Con posterioridad, integraron ese cuerpo el Coronel Miguel de Azcuénaga y los Sargentos Mayores José María Escobar y Máximo Zamudio.
    El 27 de mayo, el Coronel Ibáñez expuso en el Cabildo que de los cuarteles reconocidos que ocupan los escuadrones cívicos de su mando, el de los "Recoletos Franciscanos" era el mas aparente para el caso de tener que acuartelar a toda su fuerza. Por tanto solicitaba a los capitulares, dieran orden al Padre Guardián de aquel convento, le franqueara las piezas necesarias para alojar a su tropa.
    Los tercios de Infantería, por su parte, ocupaban distintos cuarteles; la Barraca, embargada al alvearista Antonio Cornet, y las instalaciones del viejo Seminario y de la casa lindera del francés Duval, frente a la Plaza de la Victoria, prácticamente pegadas al Cabildo. Esos edificios estaban en aquel tiempo en pésimo estado "por las inmundicias y ratas que mantienen". (El Seminario fue luego Casa de Policía; y el caserón de Duval, adquirido por el Gobierno, se donó en 1818 al General San Martín, en premio por su campaña de los Andes. En 1825, el cuñado y apoderado del General, Manuel de Escalada, vendió esa propiedad a Miguel de Riglos, quien refaccionó la vivienda, llamada, en adelante, "los altos o el balcón de Riglos").
    Como anécdota menuda de la Milicia, diré que el "Maestro Reloxero" del Cabildo, Juan Bautista Duarte, presentó una solicitud al Alcalde Escalada, pidiendo "ser exhimido del alistamiento de los Cuerpos Cívicos". A lo que el Alcalde expuso; "que debiendo ser considerado Duarte en clase de un empleado, por hallarse encargado del arreglo diario del relox de la Torre del Cabildo, corresponde su alistamiento en la Imaginaria, conforme al Bando que trata la materia". Así, el "Reloxero" resultó dispensado de los ejercicios militares, exigiéndosele, únicamente, hacer guardias de prevención en su cuartel.

    El Cabildo y la Junta de Observación hasta la renuncia de Alvarez Thomas

    El 22 de agosto 23 electores - 12 por la ciudad y 11 por la campaña - se reunieron en el Cabildo para elegir los 7 Diputados de Buenos Aires al Congreso de Tucumán. Hecho el escrutinio resultaron nominados Pedro Medrano, Juan José Paso, Antonio Sáenz, Fray Cayetano Rodríguez, José Darregueira, Tomás Manuel de Anchorena y Esteban Gascón.
    A ese respecto, el Cabildo presidido por el Alcalde Escalada, comisionó, el 17 de noviembre, al Síndico Mariano Tagle, a fin de que se encargara a los "peritos" Roque Jacinto Pintos y Guillermo Moroio, apreciar las condiciones del coche que debía conducir al Diputado Pedro Medrano a Tucumán. Ambos "peritos" estimaron se le debía dar al carruaje "una recorrida de pintura en la caxa, poniéndole unas sopandas nuevas, dos exes de repuesto, almoadón, lios y demás necesario"; encontrándolo "capaz de hacer un viaje, aunque sea de quinientas leguas". Fue de 10 pesos el costo calculado para dichos arreglos, que podrían concluirse en 8 días. El Cabildo acordó "que por el dueño del coche (Mariano Vidal) se haga la composición y apresto "que exigen los peritos". Y un mes después el "perito Pintos presentó la cuenta por la preparación y compostura de dos coches y tres carretillas en que se conducen al Tucumán los Diputados por esta Provincia"; cuyo importe ascendía a 211 pesos y 5 reales, incluídos 45 pesos que costaron los repuestos del coche de Mariano Vidal; factura que los capitulares derivaron a la Contaduría para su satisfacción.El Congreso de Tucumán, como es sabido, inició sus sesiones el 24-III-1816.
    Entretanto, en Buenos Aires, desde el primero de año, habíase renovado el Cabildo, siendo reelegido Francisco Antonio de Escalada Alcalde de 1º voto, secundado por los siguientes colegas; Francisco Xavier Rodríguez de Vida, a cargo de la 2ª vara; y los Regidores, Pedro Pelliza, Francisco Ramos Mexía, Manuel de Lezica, Esteban Romero, Luis Dorrego, Ulpiano Barreda, Miguel Marín, Zenón Videla, Blas Agüero, Mariano Maza, Gabino Anchorís y el Síndico Juan García de Cossio.
    También la Junta de Observación resultó renovada, pues sus 5 miembros originarios habían sido electos Diputados para el Congreso de Tucumán (Medrano, Gascón, Sáenz y Tomás de Anchorena por Buenos Aires, y Mariano Serrano por Chuquisaca). En consecuencia sus reemplazantes fueron; Eduardo Anchorís, José Joaquín Ruiz, mi tatarabuelo Juan José de Anchorena, José Miguel Díaz Velez y Pedro Fabián Gómez; y como suplentes, mis antepasados Antonio José de Escalada y Manuel Hermenegildo de Aguirre, Felipe Arana, Miguel de Irigoyen y José Gabino Blanco.
    A todo esto, el ejército del Alto Perú, conducido por Rondeau había sufrido (29-XI-1815) un tremendo contraste en la pampa de Sipe Sipe, al pie de la cuesta de Viluma; y al llegar la noticia del descalabro a Buenos Aires, produjo consternación, acentuando el desprestigio del Gobierno.
    Por otra parte fracasaban las negociaciones de Alvarez Thomas con Artigas, irreductible en su intransigencia unilateral. De añadidura, en el orden doméstico, agudizábanse las disputas entre el Director y la Junta de Observación, a raíz de que aquel, conforme al "Estatuto Provisional", no podía determinar de por sí, sin acuerdo de la Junta. Y tocante a la política exterior, los manejos internacionales del Directorio a cargo de Manuel José García en Río de Janeiro, y de Sarratea, Belgrano y Rivadavia en Europa, provocaron el rumor - cual lo anota Vicente F. López en su Historia de la República Argentina - "de que el Gobierno trataba de entregar el país a Fernando VII decían unos; a uno de sus hermanos, decían otros; al Rey de Portugal estos; a la Inglaterra aquellos; a un Rey cualquiera, en fin, que viniese con fuerzas extranjeras a ponerlo en orden y subyugarlo. Poco a poco crecían las alrmas ... cuando acertó a llegar Belgrano (tío político de Alvarez Thomas, casado éste con María del Carmen Ramos Belgrano, sobrina carnal de don Manuel), "de regreso de la famosa misión que había llevado a Europa con Rivadavia ... el General ... venía preocupadísimo con la mania de la Monarquía, y aterrado con el espíritu reaccionario que había visto, predominante y omnipotente, en Europa. Creía que era tal el odio con que las potencias miraban los movimietos democráticos, revolucionarios y republicanos en América, que muy pronto, todas ellas iban a ajustarse con Fernando VII para derramar sus ejércitos y sus escuadras en las tierras y por las aguas del Río de la Plata. No había pues más salvación que echarse pronto en brazos de una de esas coronas".
    Ante estas sombrías perspectivas, la Junta de Observación, sintiéndose responsable frente a las exigencias del empeño popular, le dirigió al Director Alvarez Thomas, el 7 de febrero, una perentoria intimación para que le remitiera todos los documentos y correspondencias relativas a las misiones diplomáticas de Sarratea, Belgrano y Rivadavia, en Europa, y de García en la Corte del Brasil.
    Esta solicitación de la Junta - apoyando su actitud en el "Estatuto Provisional" - colmó la paciencia de Alvarez Thomas, quien, en vez de obodecer el reclamo, convocó al pueblo a un Cabildo Abierto, a realizarse en el templo de San Ignacio el día 13, con el fin de reformar el Estatuto y quitarle atribuciones a la Junta de Observación.
    La Junta, entonces, indignada ante lo que consideró una ilegalidad del Poder Ejecutivo, haciendo causa común con el Ayuntamiento, decretó la cesantía de Alvarez Thomas, por sus "miras perniciosas hacia la felicidad y autoridades constituídas bajo el Estatuto Provisional Gubernativo", nombrando Director interino, en reemplazo de aquel, al Alcalde de 1º voto Francisco Antonio de Escalada; "a quien - consignan las Memorias Curiosas de Beruti - lo hicieron reconocer por tal a las tropas y al pueblo por un bando. El Síndico don Juan Cossio - sigue diciendo Beruti -, supo este hecho, e inmediatemente junta al pueblo este mismo día, va a Cabildo, hace presente la tropelía echa al Director Alvarez, y la ninguna facultad que le asistía por si solo, sin conocimiento del pueblo, para nombrar a otro; de cuyas resultas el pueblo depone a Escalada, y repone a Alvarez ... de manera que Escalada fue Director por tres horas, pues se reconoció a las 9 de la mañana, y a las12 del mismo día cesó".
    Con todo, el Cabildo Abierto realizóse el señalado día 13, con asistencia de la Junta de Observación, resolviendo nombrar una nueva Junta llamada "Reformadora", que modificara el "Estatuto". La integraban; el Dr. Manuel Antonio Castro (mi tío tatarabuelo), el Deán Gregorio Funes, los presbíteros Luis Chorroarin y Domingo Achega y el abogado Tomás Antonio Valle (tío carnal de Mariano Moreno). Asimismo se creó otra "Junta de Vijilancia" compuesta por Miguel Villegas, Juan García de Cossio y el Gobernador Intendente Manuel Luis Oliden. "Como la Junta de Observación y el Cabildo quedaban en la plenitud de sus funciones - discurre el historiador José María Rosa -, Alvarez se encontró cada vez más enredado entre muchas Juntas que se consideraban soberanas y estaban celosas de sus prerrogativas".
    El prestigio del Director estaba por los suelos. Toda la gente lo apodaba "Capón", debido a lo atiplado de su voz. La guerra civil extendíase de nuevo en Santa Fé, revolucionada en masa por Mariano Vera, en connivencia con Artigas, contra las tropas del gobierno centralista bonaerense, a la sazón a órdenes de Viamonte; el cual, estrechado en la ciudad y sin medios para resistir, optó por capitular cayendo prisionero. Belgrano, recientemente nombrado Comandante del Ejército de Observación, destacó al Coronel Eustoquio Díaz Velez a gestionar la paz con los santafecinos. Este militar porteño, descontento con sus jefes, determinó revelarse por su cuenta, firmando el 9 de abril, en la localidad de Santo Tomé, un armisticio subversivo con Cosme Maciel, representante de Vera. En ese pacto se convino - además de poner fin a las hostilidades y de evacuar las tropas directoriales el territorio de Santa Fé - suplantar a Belgrano por Díaz Velez en la comandancia de las fuerzas armadas y exijir la destitución del Director Supremo.
    Cuando Alvarez Thomas tuvo noticia de que el ejército había sido sublevado por Díaz Velez, exclamó dirigiéndose a los cabildantes; "Me voy, me voy, nombren ustedes a quien quieran". Y se fue, después de haber ocupado la silla de Gobierno durante 11 meses y 25 días.


    Escalada y los interinatos anteriores a la llegada del Director Pueyrredón

    Renunciado Alvarez Thomas, la Junta de Observación nombró en su reemplazo el 16 de abril, al Brigadier Antonio González Balcarce, quien para firmar un tratado definitivo de paz con Santa Fé, según lo convenido en Santo Tomé, designó al Alcalde Francisco Antonio de Escalada, al Coronel Marcos Balcarce (hermano del Director interino) y al Doctor José Miguel Díaz Velez (hermano del inquieto Eustoquio); mientras el Congreso de Tucumán, como supremo organismo nacional, resolvía intervenir en las negociaciones, destacando al Diputado Miguel Calixto del Corro. El 28 de mayo, reunidos los porteños Escalada, Balcarce y Díaz Velez, con del Corro y el Gobernador santafecino Mariano Vera, convinieron un tratado mediante el cual Buenos Aires y el Congreso reconocerían la autonomía federal de Santa Fé, "hasta el resultado de la Constitución que deberá sancionar el Congreso"; a cuyo seno la flamante provincia mandaría un Diputado; en tanto Buenos Aires aceptaba indemnizar los daños causados por las tropas invasoras de Viamonte.
    Vera ratificó enseguida el tratado. "Buenos Aires -- dice mi amigo el historiador "Pepe" Rosa -- cometió la torpeza de no hacerlo, elevándolo al Congreso. En Tucumán se discutió, y Gascón propuso impolíticamente que se lo modificase. Esto molestó a Vera que se acercó a Artigas, y éste le ordenó al santafesino abandonar las negociaciones. Así lo hizo Vera mandando salir de Santa Fé a los Diputados porteños (Escalada, Balcarce y Díaz Velez) a principios de julio". A raíz de esto, la guerra civil volvió a encenderse.
    "Desde que los alborotos de febrero dieron por tierra con Alvarez Thomas -- expone don Vicente Lopez -- se había organizado en la capital un fuerte partido popular que se agitaba con el deseo de que Buenos Aires se constituyera autonómicamente dentro de su propio territorio, como las demás provincias ... pero debajo de ese fin se encubría también la intención de evitar que, a título de capital, vinieran a gobernarla hombres oscuros, salidos de la demagogia provincial, que por cualquier intriga feliz usurpen una mayoría dañina en el Congreso, o en las renovaciones que su personal estaba expuesto". Es que sonaba entonces como candidato a Directo Supremo el Coronel salteño José Moldes, enemigo notorio de los porteños; y amenazaba también -- al decir de don Vicente -- "la horrible confabulación con que los peruanos y arribeños pretendían entregar el país a un monarca, para repartirse entre ellos los grandes puestos de aquella imaginaria Corte".
    Así las cosas, el 3 de mayo, el Congreso de Tucumán eligió Director Supremo del Estado al General porteño Juan Martín de Pueyrredón; al propio tiempo que en el ambiente bonaerense la agitación popular alcanzaba su clímax al recibir, las autoridades locales, dos petitorios, firmados por 207 vecinos que planteaban la conveniencia de que Buenos Aires se convirtiera en provincia -- como sus hermanas del interior -- y dejara de ser capital; vale decir, asiento de los poderes nacionales y del Congreso, donde los Diputados porteños eran minoría para contrarrestar a los provincianos.
    Esta manifestación de localismo, por lo demás ruidosamente pregonada, enfrentó a Balcarce con el Cabildo y la Junta de Observación. Balcarce, apoyado por Soler -- caudillo de los "cívicos"--, Dorrego, Pinto y otros militares localistas, convocó "al pueblo soberano" a un Cabildo Abierto en la Iglesia de San Ignacio; en tanto el Cabildo regular, presidido por Escalada y la Junta de Observación encabezada por mi tatarabuelo Juan José de Anchorena, querían que la opinión pública se expresara por medio de representantes elegidos en comicios normales, y no en demagógicas deliberaciones a capricho.
    El día 19 de junio, empero, llevóse a cabo en el templo de San Ignacio la recluta popular convocada por Balcarce, sin que concurrieran a la reunión el Ayuntamiento ni la Junta de Observación. En esa asamblea tumultuosa, no obstante, Balcarce y sus parciales resultaron derrotados; 1.020 ciudadanos votaron para que el pueblo fuera oído através de sus representantes, contra 86 partidarios de las cabildadas abiertas.
    Días después llega a Buenos Aires la noticia de que los portugueses habían invadido la Banda Oriental. Ante el grave acontecimiento, la Junta de Observación y los ediles lugareños acusan a Balcarce de pasividad, de "introducir la desunión", al "promover un provincianismo extemporáneo", y lo declaran cesante. En su lugar designan al Alcalde Francisco Antonio de Escalada y a Miguel de Irigoyen, miembros de la Junta, en calidad de interinos, hasta la llegada del Director Supremo titular Juan Martín de Pueyrredón.
    Balcarce había permanecido al frente del gobierno solo 2 meses y 26 días. Tras un fugaz interinato de Escalada e Irigoyen -- apenas 28 días --, el 9 de agosto Pueyrredón asume el mando directorial. Y al mes siguiente, el 13 de septiembre, en la Plaza de la Victoria y en la Residencia (San Telmo), y el 14 en Montserrat y San Nicolás, al Alcalde Francisco Antonio de Escalada le tocó hacer jurar solemnemente al pueblo porteño la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América respecto del Rey de España, sus sucesores y metrópoli, y de toda otra dominación extranjera, como lo había proclamado el 9 de Julio el Congreso de Tucumán. Asistieron a las ceremonias el Superior Director Pueyrredón, la Cámara de Justicia, el Cabildo, el Tribunal de Cuentas y demás corporaciones eclesiásticas, civiles y militares. Las calles estaban adornadas con colgaduras de mucho gusto -- según Beruti --, los tablados muy hermosos y las tropas de caballería e infantería, con sus músicas y banderas, iban a la vanguardia y retaguardia de las corporaciones. Por tres días hubo danzas, toros, comedias e iluminación general de la ciudad; faroles de colores, castillos de fuego, arcos triunfales, estatuas, pirámides supuestas y otros adornos; entre repetidas salvas de los cañones de la Fortaleza y de los buques empavesados que, iluminados de noche, daban al río apariencia de volcán, por la luz que se elevaba del agua. "Solo diré -- estampa Beruti en sus Memorias Curiosas -- que en el reino más poderoso, no se hace jura a un Soberano con mayor magnificencia y lucimiento, que la que ha hecho Buenos Aires en la declaración de su independencia".

    Dos opiniones contemporáneas sobre la personalidad de don Francisco Antonio

    Los hermanos escoceses Juan y Guillermo Parish Robertson, en su libro editado en Londres en 1843 bajo el título de Letters on South America, se ocupan de los hermanos Escalada, y al referirse a don Francisco señalan que "era la más perfecta personificación del español grave, digno y urbano. Actuaba en forma prominente en los negocios principales de su ciudad natal ... hemos conocido bastante a don Francisco. Nunca hizo mas honor a la toga civil un patriota mas decidido ... Verlo con su sombrero tricornio, a la usanza antigua, y su vara negra de Alcalde ... hacía pensar en un gentilhombre de los mejores tiempos. Pertenecía a una de las familias más distinguidas del país, y su conducta pública fue siempre irreprochable. Sean estas palabras un modesto elogio a uno de los mas distinguidos ciudadanos de Buenos Aires ... (Su uniforme de Alferez Real hoy se exhibe en el Museo del Cabildo).
    A su vez, con tono completamente distinto, cierto informante o espía realista que se hallaba por el año 1817 entre nosotros, remitió a las autoridades de España un escrito anónimo titulado "Idea de los Yndibiduos que figuran o tienen alguna influencia en el estado actual de Buenos Aires". El personaje que me ocupa aparece caracterizado ahí de esta manera; "Don Francisco Escalada; De edad, intrepidez revolucionaria y honrado. Deboto y liberal con los monasterios. Su opinión en probidad, no está bien sentada; sin embargo corre como hombre bueno, y su inclinación es a España". Debajo de su nombre alguien acotó el siguiente exabrupto; "Loco, ebrio, exaltado, y por consiguiente, nulo". (Documento publicado por Ricardo R. Caillet Bois en el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras, Tomo XXIII. Buenos Aires, 1939).

    Nuestro hombre durante el desbarajuste del año 20

    Los principales sucesos del caótico año 20, los tengo relatados en las monogafías dedicadas a los linajes de Anchorena y Aguirre, a cuyas páginas me remito para mayores detalles.
    Caído el Director Rondeau, tras el descalabro militar que le infligieron las montoneras entrerrianas y santafesinas acaudilladas por Pancho Ramírez y Estanislao López, el 1º de febrero en la Cañada de Cepeda; disuelto también el Congreso; el Cabildo porteño, como única institución que había quedado en pié, reasume la autoridad en la Capital y su provincia, titulándose "Cabildo Gobernador".
    Apremiada por las circunstancias, esa corporación convoca a elecciones de electores, a fin de que estos designen a los Represesntantes del nuevo Estado federal. Y el 16 de febrero, dicho electores, en número de 182, consangran por pluralidad de votos, a los 12 Legisladores (entre ellos mis antepasados Juan José de Anchorena y Antonio José de Escalada) que debían integrar la primera Junta de Representantes bonaerense, y elegir un Gobernador; que resultó Manuel de Sarratea.
    Los caudillos vancedores Ramírez y López, a todo esto, impugnan a varios Representantes tachados de directoriales. Entonces la Junta queda desintegrada, y el gobernador Sarratea llama a nueva elección de electores de la ciudad y campaña, quienes el 27 de abril sufragan, para integrar a esa segunda Legislatura, con otra docena de ciudadanos, entre estos los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada y Tomás Manuel y Juan José de Anchorena. Pero don Francisco Antonio no accepta el cargo, y renuncia, decidido a permanecer en su casa,
    Entre tanto la vida política sigue en tremendo desquicio. Cae el Gobernador Sarratea; se encumbra durante 6 días el General Juan Ramón Balcarce; vuelve Sarratea, y al mes y 21 días queda cesante, y es reemplazado por Ildefonso Ramos Mexía. No se cumplen dos meses y el General Miguel Soler da un golpe de Estado (el 20 de junio, día en que llegan a coexistir 3 Gobernadores; Ramos Mexía, el Alcalde Dolz y Soler). Cuarenta y ocho horas después, el Cabildo en pleno, presidido por el Alcalde Dolz, y a título particular, los Representantes de la disuelta Junta; Francisco de Escalada, mis antepasados Juan José de Anchorena y Manuel Hermenegildo de Aguirre, y Manuel Obligado, Juan Alagón Juan José Paso y Victorio García de Zúñiga, reconocen y legalizan al General Soler como Gobernador.
    Catorce días después, el Cabildo designa, por unanimidad de votos a Francisco Antonio de Escalada, en reemplazo de Miguel Marín, "Comandante de la Imaginaria Civica" -- guardia que no prestaba servicios de tal, solamente en el caso de quedar vacíos los cuarteles por desplazamientos de tropas. Pero Escalada renuncia, "en consideración de sus achaques habituales y edad septuagenaria", secediéndole en el cargo el Teniente Coronel retirado Miguel de Irigoyen de la Quintana, antiguo Caballero de Alcántara, con sus largos 55 años cumplidos.
    Tres semanas más tarde (31 de agosto) se eligen otra docena de Representantes para una renovada Junta -- la tercera en 6 meses -- y vuelven a ser nomindos en la tanda; Francisco Antonio de Escalada y mi tatarabuelo Anchorena. Por último, el 28-XII-1821, suprimidos los Cabildos de la Provincia, el Gobernador Martín Rodríguez nombró Juez de Paz de la parroquia de la Catedral a don Francisco Antonio. De entonces en adelante, la vida pública del personaje concluye definitivamente. Y el 7-XII-1835, a los 86 años de edad, el hombre deja de existir en Buenos Aires. Su mujer, frisando en los 46, había fallecido en 1818.

    Francisco se casó con María Gertrudis Bustillo Ceballos Ryan el 25 Feb 1776 en Buenos Aires, Argentina. María (hija de Juan Antonio Bustillo Ceballos y Isabel Ana Nicolasa Ryan Armelin) fue bautizada el 18 Nov 1762 en Cádiz, Cádiz, España; falleció el 15 Ene 1818 en Buenos Aires, Argentina. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  2. 3.  María Gertrudis Bustillo Ceballos Ryan fue bautizada el 18 Nov 1762 en Cádiz, Cádiz, España (hija de Juan Antonio Bustillo Ceballos y Isabel Ana Nicolasa Ryan Armelin); falleció el 15 Ene 1818 en Buenos Aires, Argentina.
    Hijos:
    1. José Manuel Eufemio Escalada Bustillo nació el 20 Mar 1777 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 21 Mar 1777 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; and falleció.
    2. Coronel José María Sabas Escalada Bustillo, (*) nació el 4 Dic 1787 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 5 Dic 1787 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; falleció el 14 Dic 1839 en Buenos Aires, Argentina.
    3. María de los Ángeles Estefanía Escalada Bustillo nació el 3 Ago 1789 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizada el 3 Ago 1789 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; and falleció.
    4. Francisco Longino Escalada Bustillo nació el 15 Mar 1791 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 15 Mar 1791 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; and falleció.
    5. Lázaro Nicolás José Ramón Escalada Bustillo nació el 17 Dic 1792; fue bautizado el 18 Dic 1792; and falleció.
    6. María Bárbara Francisca Escalada Bustillo fue bautizada el 4 Dic 1794 en Buenos Aires, Argentina; falleció el 6 Ene 1875 en Buenos Aires, Argentina; fue sepultada en Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires, Argentina.
    7. 1. María Toribia Josefa Antonia Escalada Bustillo nació el 27 Abr 1798 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizada el 28 Abr 1798 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; falleció el 13 May 1862 en Buenos Aires, Argentina; fue sepultada el 14 May 1862 en Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires, Argentina.
    8. Arzobispo Mariano José Escalada Bustillo, (*) nació el 26 Nov 1799 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 27 Nov 1799 en Buenos Aires, Argentina; falleció el 28 Jul 1870 en Roma, Italia; fue sepultado en 1871 en Parroquia Regina Martyrum, Buenos Aires, Argentina.
    9. Eugenio José Estanislao Escalada Bustillo nació el 13 Nov 1801 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 14 Nov 1801 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; and falleció.
    10. Inocencio José Escalada Bustillo nació el 28 Dic 1802 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 29 Dic 1802 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; falleció el 10 Jun 1871 en Buenos Aires, Argentina.
    11. Victorino José Escalada Bustillo nació el 6 Mar 1805 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 7 Mar 1805 en Basílica Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires, Argentina; falleció el 3 Abr 1877; fue sepultado en Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires, Argentina.


Generación: 3

  1. 4.  Manuel de Escalada Bustillo de Ceballos nació en 1704 en España; fue bautizado el 16 Mar 1704 en Castañeda, Cantabria, España (hijo de Antonio de Escalada de las Bárcenas y Ana María Bustillo de Ceballos Socobio); falleció en 1774 en Buenos Aires, Argentina.

    Notas:

    MANUEL DE ESCALADA Y BUSTILLOS DE CEBALLOS vino al mundo en Castañeda, y lo bautizó el cura Benito de la Riva Velasco en la Iglesia Colegiata de Santa Cruz, el 16-III-1704, apadrinado por Manuel de Bustillo, su tío carnal, y por Beatriz de Güemes, también parienta suya. Hacia el año 1724, Manuel, mozo veinteañero, trasladóse por libre iniciativa a Cádiz, y allí se embarco para América. Después de una permanencia de casi dos décadas en Santiago de Chile, el hombre cruzó la cordillera avecindándose en Buenos Aires en 1744; donde, practicando el comercio en gran escala, logró acumular una buena fortuna. A poco de llegar a la ciudad porteña Manuel de Escalada vinculóse íntimamente con María Luisa o Luisa de Sarria, la cual vino a resultar madre de sus hijos.
    Tras la muerte de Luisa de Sarria, don Manuel se hizo cargo de los dos hijos que había tenido con ella; Francisco Antonio y Antonio José, de 12 y 10 años uno y otro. (Por tanto la relación amorosa de los padres habría comenzado hacia 1748, o meses después). Ambos chicos se alojaron en la casa paterna, proporcionándoles don Manuel maestros para sus primeros estudios, "que ellos no quisieron proseguir" - cual lo estampó el genitor en su testamento.
    Múltiple actividad económica desarrollaba Manuel de Escalada. Su organización mercantil llegó a ser la más acreditada e importante en la ciudad porteña - aún el vasco Anchorena no había alcanzado su apogeo comercial en nuestro medio. El intercambio de efectos y mercaderías al por mayor, realizábase entre Cádiz y Buenos Aires y los centros de consumo del interior. Representantes de don Manuel en Cádiz eran, su hermano Fernando de Escalada, y sus primos Francisco y Juan Antonio de Ceballos; con este último y el cuñado de él, Fernando Rueda, tenía, además, una sociedad por terceras partes para traficar con Potosí. A su vez mi antepasado representaba en Buenos Aires a la empresa armador gaditana "Francisco Aicardo Hnos.". Así, el 15-II-1756, ante el Escribano Francisco Herrera, compareció Manuel de Escalada y dijo; Que había recibido de Josef Bejarano, segundo piloto del navío "La Sacra Familia", 260 pesos que Bejarano le debía a Francisco Aicardo. vecino de Cádiz, y que dicho deudor estaba comprometido a pagárselos a Escalada en Buenos Aires, por cuya suma éste otorgaba carta de pago.
    Se desempeñaban como apoderados y agentes de Escalada en Potosí; Antonio de Rueda, Manuel Prego de Monteros, Felipe Manuel de Arce y Ceballos, Joseph de la Cuadra y José Fernández Cornejo. En Oruro; Juan de Helguero Palacio y Blas de Opas. En Santiago de Chile; Manuel Manso de Velasco, Miguel Pérez de Cotapos y Domingo de San Cristóbal. En Mendoza; Juan Martínez de Soto y Rozas. En Córdoba del Tucumán; Pedro Fernando de la Torre, Antonio Cebreros y Francisco Antonio Díaz. En Salta; José de Cabrera, Santiago Pucheta y José Burela Aguirre. En Santa Fé; Gabriel Quiroga, Salvador Amenabar y Juan Antonio Lastra. Y en el Paraguay, Marcos Salinas.
    Otras personas vinculadas por negocios a Escalada eran; aquí en Buenos Aires, el Capitán de Caballos Roque de San Martín y Avellaneda, Melchor García de Tagle y Antonio Moreyras. En Chile; Juan Antonio de Quevedo Alvarado. En el Alto Perú; Manuel García Calderón. Y en Valencia; Pedro Morera. Figuran en su testamento y en distintos documentos como deudores de don Manuel; Santiago Felipe de Saavedra y de la Palma (futuro padre de don Cornelio), Matías Tejerina, Benito Rebuñedo (que viajaba a Potosí), Pedro Gamboa, Manuel de Abarrotegui, Carlos Guerrero, vecino de Charcas y Andrés de la Fuente, en Potosí.
    El 5-IV-1755, ante el Escribano porteño Francisco de Merlo, Manuel de Escalada Bustillo, "natural del lugar de Santa Cruz de Castañeda, en las costas del Mar Cantábrico del Arzobispado de Burgos, en los Reinos de Castilla, hijo legítimo de Don Antonio de Escalada Bárcenas y de Doña Ana María Bustillo Ceballos, estando al presente en pie y sana salud", hizo testamento y dijo: "Como tengo comunicadas mis cosas combenientes al descargo de mi conciencia con el Reverendo Padre Rector del Colegio de la Compañía de Jesús", le daba a este jesuita poder en 1º término, para que en caso de muerte ordenara su testamento; en 2º término, a los mismos efectos, a Domingo Alonso de Lajarrota 5º abuelo mío, y en 3º lugar a Francisco Pérez de Saravia; a fin de que, en ese orden, alguno de ellos otorgara la escritura testamentaria correspondiente, de acuerdo a lo que tenía ordenado en una "memoria", que les dejó "escrita y firmada el día de ayer" (4-IV); cuya réplica había remitido a España a su hermano "Fernán Escalada, para que le sirva de pauta". Ordena ahí entierren su cadáver en San Francisco, amortajado con el hábito seráfico, o en la Iglesia que conbengan mis albaceas". Manda un florín de siete pesos corrientes para ayuda de rescate a los niños de "Verbería", con intención de ganar las indulgencias y gracias concedidas por los Sumos Pontífices. Y nombra por Albaceas; 1º a su hermano Fernando de Escalada y Bustillo, residente en Cádiz; 2º a Juan Antonio de Zeballos, "mi primo", que estaba en Buenos Aires; 3º, "al Reverendo Rector de los jesuitas que fuere"; 4º a Domingo Alonso de Lajarrota; y 5º, a Francisco Pérez de Saravia. El causante declaró finalmente, "por mi heredero, en la parte que tengo dispuesto, a mi hermano Fernando, y por su fallecimiento a sus hijos e hijas, mis sobrinos; y anulo un poder para testar que dí en la ciudad del Cuzco", el 24-XII-1740.
    En 1757 don Manuel fue elegido Regidor de la villa de Castañeda por el Estado Noble, pero como residía en Buenos Aires, sirvió a dicho cargo por medio de Teniente, que lo fue, José de Palacios. También ese año se le designó Mayordomo de la Colegiata lugareña de Santa Cruz, haciéndose representar por su primo hermano Angel de Escalada, a quien remitió, desde estas Indias varios donativos de alhajas de plata con destino a dicha Iglesia.
    Meses atrás, el 4-XI-1756, había llegado a Buenos Aires, como Gobernador de las Provincias del Río de la Plata, el Teniente General Pedro Antonio de Cevallos, al frente de una expedición de mil hombres, con encargo de poner término al conflicto hispano-portugués, originado por el entrometimiento lusitano en la Banda Oriental, desde que allí fundara la controvertida base militar de Colonia del Sacramento en 1680. El ilustre Cevallos resultaba lejano consanguíneo de mi antepasado Escalada.
    El 9-III-1759, ante el Escribano Juan Antonio Carrión, Manuel de Escalada le compró a Miguel Jerónimo Ruiz una casa a inmediaciones del Convento de La Merced, cuyo terreno se componía de 22 varas de frente y 50 de fondo; edificado con sala, con reja de fierro a la calle y aposentos con pisos de madera, todos cubiertos de tejas; un pozo de balde con brocal y una cochera techada asimismo de tejas. Lindaba la propiedad calle en medio por su frente al Este con casa de Martín de Leguizamo; por el Norte, luego de atravesar un hueco que tenía "aguas altas y bajas", con Mauricio del Corro; al Poniente, que era su fondo, con casa de Claudio Julio Rospigliosi; y al Sur con los fondos de la vivienda de Mónica Julia Rospigliosi, mujer de José Bayo Ximénez. Trece meses más tarde, el 9-IV-1760, ante el Escribano Francisco Javier Conget, Escalada le vendía esa casa por 2.000 pesos, al sevillano Gregorio Ramos Mexía y Márques de Velasco, casado con María Cristina Ross del Pozo y Silva. Estos cónyuges son el tronco del linaje porteño de Ramos Mexía.
    El 12-VIII-1762, ante el Escribano José Zenzano, Ignacio de Irigoyen - marido de Francisca de la Quintana y Riglos - otorgó un poder a Manuel de Escalada, "para que atendiera todos sus negocios y compromisos de España, en atensión a la orden que le dió el Gobernador, el día de ayer, de salir a las cuarentiocho horas de esta ciudad para la otra banda del río, en ocupación del Real servicio".
    El historiador José Torres Revello, encontró en el Archivo de Indias de Sevilla entre el cúmulo de documentos que investigaba, una pequeña tira de papel escrita de puño y letra del Gobernador Cevallos, titulada "Razón de los sujetos más acaudalados de Bs. Ays., y de los que por un juicio prudente manejaban bienes suios propios, al tiempo de mi salida de Bs. Ays.". En esa lista - entre 11 nombres - figura como el vecino porteño más pudiente, Manuel de Escalada con 500.000 pesos fuertes de capital.Le siguen Manuel Rodríguez de la Vega con 350.000 de igual moneda; Domingo de Basavilbaso de la Presa y Juan de Lezica de Torrezuri con 200.000 cada uno; Joseph de Gainza y su suegra (Jerónima de San Martín y Avellaneda de Eguía) con 150.000; el canónigo Joseph de Andujar, el cura de los Arroyos Joseph Cossio y Terán y un Antonio, cuyo apellido quedó en blanco, con 100.000 cada cual; mi 5º abuelo Domingo de Lajarrota con 80.000; y Santiago de Saavedra, con 60.000 de aquella fortísima moneda.

    Regidor en el Cabildo de Buenos Aires

    Acorde con la tradicional usanza, el Cabildo siempre renovaba sus autoridades cada primero de enero, y en tal fecha del año 1766, a Manuel de Escalada lo eligieron Regidor y Defensor de Pobres de dicha corporación, prestando el juramento indispensable el día 4 ante el Alcalde saliente Juan Miguel de Esparza. Resultaron compañeros suyos a lo largo de doce meses; los Alcaldes Juan de Lezica y Torrezuri y mi 5º abuelo Marcos José de Riglos; y los Regidores Eugenio Lerdo de Tejada, Miguel de Rocha Rodríguez, Miguel Mansilla, Juan José Moreno, Antonio Nasarre y Manuel Alfonso San Ginés.
    El 18 de febrero, "estando así juntos (los "Rexidores") en la Sala de sus acuerdos, a son de Campana, como lo an de costumbre al tratar lo combeniente a esta "República", el cuerpo comunal se ocupó de un ruidoso conflicto de etiqueta ocurrido entre sus miembros y el Gobernador Cevallos, por un lado, y el Obispo Juan Antonio de la Torre por otro. El conflicto se inicia al arribar éste a Buenos Aires, cuando los cabildantes, portando simbólicas mazas de plata, se negaron a tomar las varas del palio, bajo cuyo dosel Su Ilustrísima se introdujo en la Catedral; pues Su Majestad, el Rey, había dispuesto "no se execute esta seremonia", que reservaba para su Real persona.
    Así las cosas, en represalia de ello, en las solemnes festividades religiosas de San Pedro Nolasco y de Santa Catalina, en las rogativas que se hicieron en la Iglesia de La Merced y las celebradas en honor de San Ignacio de Loyola en el templo de la Compañía, los ministros del altar, "contra el común estilo y anticuadísima práctica de dar la paz" simultáneamente al Obispo y al Gobernador y Cabildo secular, esa cortesía litúrgica la dieron antes al Mitrado, y muy a las cansadas a las autoridades civiles. Frente a tales desaires reiterados, los Alcaldes y Regidores - y el Gobernador Cevallos también - habíanse abstenido de asistir oficialmente, por el momento, a las públicas solemnidades eclesiales.
    El 29 de abril, el Cabildo resolvió promulgar un bando que imponía "la pena de cinquenta azotes al esclabo o xente de servicio que fuese cogido, o se haberiguase haver echado basura en la calle; y esto sin perjuicio de los diez pesos que se le exijirían a su amo, para que cada indibiduo tenga cuidado de belar sobre su familia y que sus criados cumplan con los bandos que miran al aseo de las calles en que se interesa el público; y se compre un Libro en que se apunten las multas que se exijieren, con el que aya de correr el señor Dn. Manuel de Escalada"; O tempora! O mores!...
    El 26 de mayo se leyó en el Ayuntamiento una carta del Obispo de la Torre, en respuesta de otra de los Regidores "sobre los puntos de etiqueta y cortesía que tiene pedidos (el Cabildo) se le guarden". Sobre esto contestaba el Obispo "con un estilo descortés e insultante, condesciendo en guardarlos interinamente según se lo tenía propuesto". Escalada y sus pares trataron entonces "lo que devía practicarse en orden a las puyas y sátiras" contenidas en la respuesta del Diocesano, acordando "se diese quenta nuebamente a Su Majestad en su Real Supremo Consejo, con testimonio íntegro de todo lo que sobre el particular se a actuado, para que en bista de ello, dispense Su Majestad sus órdenes y proporcione el remedio".
    El 10 de junio Escalada y sus colegas tratan acerca "de las danzas que salen para la festividad del Corpus, y que el costo que estas tienen es crecido, según la exacción que las Cabezas (los dirigentes) hacen a los gremios. Atendiendo al deplorable estado en que se halla el comercio de esta ciudad, que es el que fomenta a dichos gremios, se acordó que, en adelante, no aya más que una sola danza, y que en esta alternen los dos gremios de Sastres y Sapateros, y que para su costo se exija la mitad de lo que hasta aquí a sido costumbre". Estas danzas gremiales de hace dos siglos, laicas y huelguísticas ahora, síguense bailando aquí a elevadísimos costos, al son de bombos estridentes, en perjuicio del estado y de la comunidad general.

    Llegada del Gobernador Bucareli y otras cuestiones capitulares

    El 26 de julio el Cabildo "trató sobre el modo del recibimiento que se ha de hacer al Exmo. Señor Don Francisco Bucarely, Governador y Capitán Gral. electo para esta ciudad y Provincia", quien se hallaba en Montevideo. Se dispuso que debían bajar al puerto del Riachuelo el Alcalde Riglos y el Procurador General Lerdo de Tejada a cumplimentar a Bucareli, y "acompañarle a su Palacio o Iglesia, si fuese hora de ir a dar gracia a ella; en donde deben esperar a los demás Señores de este Ilustre Cuerpo, quienes deben concurrir con las mazas ... y que en demostración de regocijo, se pida bando al Sr. Governador para que los vezinos y moradores, iluminen la ciudad según costumbre, la noche que dicho Exmo. Señor llegue". Y el 5 de agosto llegó Bucareli para reemplazar a Cevallos, siendo cumplimentado en "los extramuros de esta ciudad" por el Alcalde Riglos y el Procurador Lerdo de Tejada, mientras, "en su Sala Capitular los demás Señores de este Ilustre Cuerpo", junto con el Gobernador saliente Pedro de Cevallos, aguardaban al nuevo jefe de estos leales dominios riopaltenses; a quien una comisión comunal recibió en la puerta del edificio. Seguidamente todos se instalaron en la Sala de los Acuerdos, tomando asiento bajo dosel Bucareli y Cevallos. El primero exhibió la Real Cédula de su nombramiento como Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata, dada en Madrid el 19-XII-1765; "la que haviendo sido leída, estando todos (entre todos mis antepasados Escalada y Riglos) parados y destocados ... tomándola el Exmo. Señor Don Pedro de Zevallos, la besó y puso sobre su cabeza, y lo mesmo executó el Sr. don Eugenio Lerdo de Tejada en nombre de este Cavildo", en cuyas manos Bucareli hizo el juramento "a Dios y a la Señal de la Cruz, prometiendo al Rey de servir vien y fielmente el empleo de Gobernador ... obedeciendo las Reales Cédulas, Proviciones, Leyes y Ordenanzas, administrando Justicia conforme a ellas, sin agrabios de partes, y de mantener y proteger los pribilegios que Su Majestad tiene concedidos y en adelante concediese a esta ciudad; y en su cumplimiento dijo; Sí juro. Con lo que quedó recivido; y lo firmaron, de que doy fé; Don Pedro de Cevallos - Franco. Bucareli y Ursúa - Joan de Lezica y Torrezuri - Marcos Jph. de Riglos - Diego Mantilla de los Ríos - Miguel Mansilla - Eugº Lerdo de Tejada - Miguel de Rocha y Rodríguez - Manuel de Escalada - Juan Joseph Moreno - Manuel Alfonso de Sn. Xinés - Ante mí; Francisco Xavier Ferrera, Escribano Público".
    El 13 de octubre, los ediles porteños recibieron un memorial del Gobernador Bucareli, relativo a una propuesta del cacique Lepin, para que el Cabildo expusiera "lo que sea mas combeniente sobre el contenido de dicho memorial. Al respecto, los cabildantes mantuvieron una larga conferencia con los Sargentos Mayores Clemente Lopez de Osornio y Manuel Pinazo y el Capitán Juan Francisco de Suero, tras la cual hicieron entrar a la Sala al cacique Lepin interrogado "por medio del intérprete Francisco Bascur". De seguido, Lepín se ratificó "en la pretención de hacer una combocatoria general de todos los indios, sus parientes, amigos y aliados, cuio número dize ascendía a setecientos Indios, para hacer la guerra a los indios Teguelchuz (sic) sus enemigos, con la condición de que se les permita, después de hecha la combocatoria, el dejar sus familias en la Laguna Salada, que está en la otra banda del Río Salado (ahora entre los partidos de General Madariaga y General Lavalle); pidiendo asimismo un poco de yerba y tabaco y algún aguardiente, para el fin de la dicha combocatoria". Los militares consultados al respecto manifestaron que no encontraban inconveniente en que se les diera a los indios la facultad de hacer la guerra "a los Tegualchuz, que son los que últimamente nos an ostilizado nuestras campañas, y cuia nación se hace preciso por todas razones castigarla, no solo por los expresados insultos que nos han hecho, sino es por los que en adelante nos puedan hacer, por ser los más balientes y aguerridos que ay, y así combiene debilitarlos, y para que se logre esto, se les dé la yerba, tabaco y demás que piden, como así mismo berificada que sea la expedición que intentan contra los Teguelchuz, se les gratifique del ramo de Guerra lo que le pareciese a la generosidad de su Exa. (el Gobernador Bucareli); pero que no obstante estos ofrecimientos de Lepín, y el dejar sus familias en el sitio que designa de la Laguna Salada, parece necesario en que la xente de las Milicias del Campo estén prontas y prebenidas para el caso de alguna perfidia del dicho Lepín, como por lo común se a experimentado del proceder beleidoso de dichos Indios". Para atajar cualquier artimaña de estos, los Sargentos Mayores Lopez Osornio y Pinazo y el Capitán Suero consideraban "también combeniente el que bayan dos españoles lenguaraces en su compañía a la combocatoria que aseguran los Indios que tendrán concluída dentro de veinte días de la salida de esta Ciudad". Tras las razones expuestas, los cabildantes acordaron "desde luego se hiciese así, y para su execusión se dé cuenta al Sr. Governador con testimonio de este acuerdo" - que le llevaron a Bucareli los Regidores Diego Mantilla de los Ríos y Manuel de Escalada. En resumidas cuentas, aquella propuesta belicosa del cacique Lepin, contra los aguerridos tehuelches maloqueros, quedó en la nada.
    En el acuerdo del 20 de octubre, Escalada y sus compañeros de capítulo deliberaron sobre el hallazgo, en el archivo de la casa - cual lo expresa el acta que transcribo con moderna ortografía - "del mapa puesto en pergamino, del repartimiento de cuadras en la traza de esta Ciudad, que según se reconoce es el de la fundación de esta Ciudad; que estaba por su antigüedad casi en estado de no poderse leer. Para que no se pierda un tan precioso documento de la antigüedad, que puede servir de regla, así para aclarar las dificultades que diariamente se ofrecen, por lo que hace a la traza de esta Ciudad, como para el Ejido; se acordó: Se copie en pergamino como estaba, y se ponga en una tabla debajo de la vidriera, y se guarde en el archivo de este Cabildo; y siendo para el asunto de ponerlo en limpio muy a propósito Dn. Pablo Tompson, vecino de esta Ciudad, por su notoria probidad, curiosidad, inteligencia en letras antigüas y en el dibujo, se le encarga esta comisión, enviándole recado de parte de este Cabildo, que le llevará, junto con el Padrón, el presente Escribano Francisco Xavier Ferrera".
    El 19 de diciembre, el Cabildo elevó al Rey una "representación" donde denunciaba que el Gobernador Bucareli había establecido arbitrarias imposiciones a los comerciantes exportadores de cueros, negándoles también el permiso de sacar mulas. Tres años mas tarde, Carlos III, mediante una Real Cédula fechada el 19-X-1769, estampó que aquello no era exacto; "que la Ciudad (o sea el Cabildo) no ha tenido más fin en esto, que manifestar su resentimiento contra vos (Bucareli) ,informando unos hechos tan contrarios a la buena fé y sinceridad que debe profesar. Y visto todo en mi Consejo de Indias - proseguía el regio documento - he resuelto manifesteis a Dn. Marcos Joseph de Riglos, Dn. Eugenio Lerdo de Texada, Dn. Miguel de Rocha y Rodríguez, Dn. Manuel de Escalada, Dn. Manuel Alfonso de San Ginés y Dn. Juan Joseph Moreno (firmantes de la antedicha "representación"), el desagrado que han merecido sus expresiones a los dos citados puntos, y se les prevenga que en los sucesivo aprendan no solo la realidad, candor y buena fee con que deben hacer sus Representaciones e Informes, sino el tiento y pulso conque han de caminar en las quejas que propongan contra sus Governadores, absteniéndose de usurpar el respetable nombre de la Ciudad, para dar mas cuerpo a sus calumnias, y encubrir de este modo sus particulares pasiones; y he multado en cien pesos a cada uno de los referidos seis capitulares, mancomunados para su pago, y aplicados para los gastos de la Fortificación de Montevideo".
    Seis años mas adelante, Carlos III, por medio de una "Real Zédula de Vindicación", restablecía el buen nombre y honor de sus seis vasallos porteños, agraviados por aquel anterior documento denigrativo. (Ver mas detalles sobre el incidente en el capítulo dedicado al linaje de Riglos).

    Otras informaciones relativas al personaje de esta historia

    Manuel de Escalada, en carácter de apoderado de Juan Sánchez de la Vega, vecino de Cádiz, presentó un pedimento al Cabildo, que se leyó en la sesión del 15-VI-1768, solicitando el pago de la cuenta debida por dicha corporación a raíz de la compra "del Relox de la ciudad", empotrado en la torre de su edificio. Siete años atrás (30-III-1761), el Cabildo había encargado adquirir a Juan Antonio Ceballos - primo y socio de Escalada - un reloj igual al que poseía la ciudad de Cádiz. Esta máquina, en definitiva, fue comprada por Juan Sánchez de la Vega, junto a una campana para la torre cabildeña, y remitidas ambas piezas por el nombrado a Buenos Aires en la fragata "Carmen". Todo había costado 2.725 pesos; "suma de que carecía el Cabildo, pero que resolvió abonar contrayendo obligaciones hasta alcanzar la cifra señalada" - cual lo apunta Torre Revello en su estudio La Casa del Cabildo de Buenos Aires.
    El 7-XI-1769, "Sor María Seraphina, Yndigna Abbadesa" de las monjas capuchinas del convento bonaerense, le pedía al Rey Carlos III que les requiriese a Francisco San Ginés y a Manuel de Escalada, "se hagan cargo de esta Sancta obra de la Iglesia (de San Juan), que son personas de conveniencia, en especial Escalada, qués persona rica y sin obligaciones" (deudas). Y don Manuel no solo contribuyó con su pecunia en ayuda de las monjas, sino que les dejó un legado en su testamento, como veremos mas adelante.
    El 21-V-1772, el Gobernador Juan José de Vértiz, a fin de establecer en la ciudad "el aseo, limpieza y Policía, que tanto conducen a la salud pública", resolvió nombrar como auxiliares de la Justicia, "a personas que celen las ofensas de Dios, pecados, robos, muertes, heridas, con facultad de prender infragante a qualesquiera agresor". Esos comisionados darán cumplimiento a "los Bandos publicados por este Govierno ... ciudarán que todas las atahonas y canchas se cierren después de las oraciones, y obligarán a los dueños pongan puertas en ellas, bajo pena de multas ... los pantanos que hubiere en las calles de su barrio harán se cieguen, y queden sin embarazo alguno las corrientes de agua ... obligando a los carreteros a que conduzcan el cascote y tierra necesaria ... Reconocerán ... las medidas de las pulperías, la equidad de los precios con la venta de géneros comestibles, su calidad y, particularmente, el peso del pan ... haciendo que en dichas pulperías, tendejones, tiendas y oficios públicos, haya farol en la puerta de la calle, mientras estén aviertas de noche ... matricularán a todos los vecinos y residentes ... a sus hijos, esclavos y sirvientes de ambos sexos ... ninguno podrá edificar casa sin previa noticia del Comisionado de su distrito, quien con alguna inteligencia, o con el Piloto de la ciudad, le señalará la altura en que ha de poner el piso de su casa, según la situación de la calle ... tendrán especial cuidado, los Comisionados, en el aseo de las calles de su distrito, obligando a los vecinos a que en el frente de sus casas no permitan basuras, ni ynmundicias, sino que juntándolas dentro de ellas, a la noche, o en la hora que pudieren, bayan sus esclavos a arrojarlas a las zanjas o parajes que se les señale; como asimismo no permitan animales muertos, para los que se destinarán sitios para enterrarlos, y les subministrará el oficial de guardia de la Barranca (cárcel de encausados sobre la bajada de la actual calle Balcarce, esquina San Juan), los presidiarios que pidan, y los carreteros estarán obligados a conducirlos al mandato del Comisionado, pena de 10 pesos. Harán componer y hacer a los que no las tengan, las calzadas con sus postes para el paso de las gentes a pié ... exigirán multas a los que pasen a caballo por dichas calzadas, obligando también a los que quebraren algún poste, que lo reponga ...". Los Comisionados harán "que cada uno de los dueños de su distrito lebanten tapias de ladrillo en todos los huecos de las calles, o que edifiquen para evitar por este medio los desórdenes, escandalos y muertes que en dichos parajes se experimentan ... ningún pobre de ambos sexos mendicante por las calles, podrá pedir limosna sin el correspondiente pasaporte o licencia del Comisionado de su distrito, so pena de un año de Barranca, siendo hombre, y si fuera mujer un año de cárcel ... De toda la gente vaga y mal entretenida ... dará el Comisionado cuenta a este Govierno ...". Las tropas de Caballería y de Dragones ayudarán a los Comisionados "a patrullar las calles, prender a los ociosos, vagos y mal entretenidos, y hacer asimismo se cumplan los bandos y demás ordenes que se hayan dado o se dieren por el Govierno".
    Al desempeño de esos menesteres el Gobernador Vértiz nombró "Comisionados" a 32 vecinos de pro para los 16 distritos o barrios urbanos. A saber; 1º distrito; Vicente Arzac y Agustín Casimiro de Aguirre (4º abuelo mío y sobrino de Vértiz). 2º distrito; Bernardo Sancho de Larrea y Miguel de Tagle. 3º distrito; Manuel de Escalada (mi 6º abuelo) y Santiago Castilla. 4º distrito; Fernando de Arizaga y Cecilio Sánchez de Velasco. 5º distrito; Antonio Velasco y Pedro Ignacio Morantes. 6º distrito; Diego Mantilla de los Rios. 7º distrito; Marcos Riglos (mi 5º abuelo) y Melchor Abandero. 8º distrito; Juan de Lezica Torrezuri. 9º distrito; Manuel Lazarte. 10º Juan Gordillo. 11º el Capitán de Dragones Joaquín Morote y, a sus órdenes, Francisco Abascal, Antonio Millán y Marcos Miguens. 12º Matías Flores y Pedro Chaves. 13º Joseph de Aspiazu y Bartolomé de la Mata. 14º Fernando Caviedes y Francisco Gómez. 15º Pedro Amarita y Pedro Velarde. Y 16º Antonio Morales y Antonio Chandategui.

    La legitimación de los hijos de mi antepasado

    El 2-V-1771 Manuel de Escalada reconoció a sus hijos naturales en Buenos Aires, y, en seguida, inició en Madrid los trámitres, ante el Consejo de Indias, a fin de que Su Magestad, Carlos III le concediera la legitimación de Francisco Antonio y Antonio José, habidos en María Luisa de Sarria, quienes, a la sazón, frisaban en los 21 y 19 años de edad, respectivamente.
    Tal legitimación por rescripto, equiparaba a los hijos naturales con los legítimos en las honras y preeeminencias, aunque no en cuanto a los bienes, pues solo podían aquellos heredar hasta la quinta parte de la herencia paterna. Para alcanzar la referida gracia, debía el interesado abonar una suma en concepto de derechos - creo que 200 ducados por persona - con destino a la "Real Caxa"
    Salvados estos procedimientos burocráticos, Carlos III, mediante Real Cedula fechada en El Pardo el 15-I-1772, legitimó a los hermanos Francisco Antonio y Antonio José de Escalada y Sarria. Posteriormente - ya fallecido el padre - Francisco Antonio de Escalada, el 17-V-1777, presentó un escrito al Cabildo de Buenos Aires adjuntando el Real Rescripto a favor suyo y de su hermano Antonio José, con el pedido de que en el cuerpo comunal " se le dé devido obedezimiento, anotándose en los Libros capitulares, así dicho Rescripto, como el contesto de los demás documentos que presenta. Y - prosigue el acta cabildeña correspondiente - enterados los Señores, destocados y puestos de pié, tomó en su mano el Sr. Rexidor Dr. Dn. Joseph Pablo Conti el expresado Real Rescripto, lo besó y puso sobre su cabeza, obedeziéndole en nombre de este Muy Ilustre Cavildo, como carta de Nuestro Rey y Señor natural; y en su cumplimiento acordaron se copien en los Libros que correspondan como igualmente los demás documentos que expresa, a fin de que en todo tiempo conste la avilitación y onorífica lexitimidad que Su Majestad, que Dios guarde, se ha dignado dispensarles, restituyéndolos en todos los Derechos, franquezas, libertades, preheminencias, inmunidades que puedan y deben gozar los hijos que son de lexítimo Matrimonio; los que se les guarden cumplidamente, según y como Su Majestad ordena; lo que fecho, se debuelban los enunciados documentos originales, con nota de este Acuerdo"; que firmaron los Alcaldes Marcos Joseph de Riglos y Martín de Sarratea, y los Regidores Joseph Pablo de Conty y Pedro Albarado, ante Pedro Nuñez Escribano público y de Cabildo.

    Testamento y muerte de Manuel de Escalada

    El 15-V-1774, ante el Escribano Eufrasio Joseph Boyso, "Manuel de Escalada natural del lugar de Santa Cruz de Castañeda, Obispado de Santander, en la costa de Cantábria, hijo legítimo de don Antonio de Escalada Bárzenas y de doña Ana María Bustillo de Cevallos, ya finados, hallándome enfermo de un accidente natural que Dios se ha servido darme, sano de voluntad, firme de memoria y libre de entendimiento ...", espresó que por impedírselo "el grave accidente que actualmente me hallo", otorgaba poder para que extendieran su testamento, una vez fallecido; primeramente a Bernardo Sancho de Larrea; en segundo término a sus hijos Francisco Antonio y Antonio José; y en tercer lugar, a Manuel Francisco Vidal (apoderado adscripto a su casa de negocios). Ordenó se sepultara su cadáver en la Iglesia de San Francisco, amortajado con el hábito de la orden. Declaró que por muerte de doña Luisa de Sarria, formalizados los inventarios y liquidado el haber de ella, los bienes suyos pertenecían, como legítima materna, a Francisco Antonio y a Antonio José de Escalada y Sarria, "hijos naturales" de dicha señora. "Los preinsertos Francisco Antonio y Antonio Joseph mis hijos naturales" - prosigue el causante - "los tuve de soltero en la expresada doña Luisa de Sarria". Tras esta declaración, el testador mandó se le diera "el tercio de mis bienes" a sus dichos dos vástagos. Instituyó después universales herederos a sus hermanos legítimos Fernando y Miguel de Escalada, por iguales partes;"el primero esta avecindado en su patria y el segundo en Nueva España (México), ciudad de Valladolid. Testigos del acto llamados y rogados, fueron; Eugenio Lerdo de Tejada (que firmó la escritura a pedido del otorgante, imposibilitado de hacerlo), Domingo Alonso de Lajarrota (5º abuelo mío), Pedro Ignacio Morante y Andrés Vivar.
    Siete meses después, el 2 de septiembre, ante el mismo Escribano Boyso, Bernardo Sancho de Larrea y Francisco Antonio de Escalada, "hijo natural reconocido y legitimado por nuestro Soberano", otorgaron testamento por Manuel de Escalada, que había muerto poco antes, en virtud del poder que éste les diera. Surge de aquella escritura que luego de expirar María Luisa de Sarria, recogió don Manuel a sus dos hijos y los llevó a su casa, dándoles los primeros estudios "que ellos no quisieron proseguir". La madre les había dejado el remanente de sus bienes, adquiridos merced al diligente empeño de Escalada quien, a raíz de esa testamentaría, se enredo en un pleito con el abuelo de los menores Silvestre de Sarria, pero éste, a poco andar, abandonó el litigio. Manuel de Escalada les había declarado a sus albaceas que él fue mejorado con el quinto, como mayorazgo, en la herencia de sus padres, y que todos esos bienes hereditarios los poseía en Castañeda, y se los dejaba en propiedad a su hermano Fernando de Escalada, casado en España, el cual tenía cuatro hijas - casadas con Joseph de Escalda, con Manuel Antonio de Quevedo Gándara, con José Fernández Cueto y con otro cuyo nombre el testador no tenía presente. En su vivienda de Buenos Aires el causante guardaba "en baules, cajas y escriptorios, varias alhajas de plata labrada, cajas de oro y de plata suyas propias y algunos relicarios de oro; siendo algunas otras empeñadas, con alguna separación, y su papel puesto en ellas que nomina a su dueño". Una de esas alhajas dadas en prenda, pertenecía a Santiago de Saavedra, y en la papeleta correspondiente se especificaba lo que debía, y los intereses que no había pagado. En uno de los "escriptorios" o papeleras, hallaron los albaceas unos botones con diamantes engarzados en oro, y unas sortijas maltratadas, con algunos diamantes y piedras falsas, dentro de una caja de plata, pertenecientes a la testamentaría de Antonio Moreyras, quien dejó los diamantes para que se los pusieran a Santo Tomás el día de su fiesta. Don Manuel dejaba los siguientes legados; al lugar de Santa Cruz de Castañeda y al lugar de Vargas de Toranzo, el dinero necesario para construir un puente de cantería que resolviera el tránsito de un lado al otro; al Monasterio de Santa Clara del Cuzco, y a los Conventos de Santo Domingo, San Francisco, La Merced, Bethlemitas, Catalinas y Capuchinas de Buenos Aires. "Ittem - rezaba una importante cláusula -; a los dos hijos que dejó doña María Luisa de Sarria, declarados por tales, que los tuvo siendo soltera y de varón igualmente soltero, que no tuvo impedimento para haverse podido casar con ella ... los declaro mis hijos, en cuya virtud ocurrí al Rey Nuestro Señor suplicando a Su Majestad fuese servido de concederme la gracia de lexítimarlos, como en efecto me la concedió en su Real Despacho, dado en El Pardo el quince de enero de mil setecientos setenta y dos".
    por Carlos F. Ibarguren Aguirre

    Manuel se casó con María Luisa Sarria Lea el 14 Jun 1748 en Buenos Aires, Argentina. María (hija de Sebastián Antonio Sarria y Francisca Lea Plaza) nació en Concepción, Concepción, Chile; fue bautizada el 14 May 1709 en Santiago, Santiago, Chile; falleció el 13 Feb 1762 en Buenos Aires, Argentina. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  2. 5.  María Luisa Sarria Lea nació en Concepción, Concepción, Chile; fue bautizada el 14 May 1709 en Santiago, Santiago, Chile (hija de Sebastián Antonio Sarria y Francisca Lea Plaza); falleció el 13 Feb 1762 en Buenos Aires, Argentina.

    Notas:

    El 23-IV-1736, ante José Esquivel, "Pedro Lea" (fuerte comerciante de esta plaza, casado con María Moreno, a la cual daría poder para testar el 7-VIII-1738, ante el mismo Esquivel) donó "a mi sobrina María Luisa de Sarria, hija legítima de don Silvestre Antonio de Sarria, Alguacil Mayor de las Reales Cajas, una negra nombrada María que sería de edad de 20 años, con su cría que tiene, nombrada María Josefa, de año y medio". Hubo Lea a la esclava por compra que hizo al Real Asiento de Inglaterra, y la donaba a su sobrina "por los muchos servicios y asistencia que me tiene dadas y otras justas causas que me mueven a ello".
    A los seis meses de esto, el 13 de octubre, también ante Esquivel, "Silvestre Antonio de Sarria, Alguacil de las Reales Cajas", daba un poder general, conjuntamente, a favor de María Luisa de Sarria, su hija, y del Capitán Francisco de Suero González, Juez Comisario y terrateniente en el pago de Las Conchas. Ello hace creer que el poderdante se ausentaría por breve lapso de la ciudad.
    El año 1744 Luisa, ya no vivía con su padre; vivía sola, a la vuelta del convento de San Francisco, en una casa que alquilaba a Martina Roxas Acevedo, casada con Domingo de Usedo, y junto con 4 esclavos domésticos - Josepha, mulata; María, la negra que le donara su tío Pedro Lea; Manuel, mulato de 6 años, y Antonio, negro de 16 - y con un "huérfano" Luis Sercello, de 6 años. Por esas fechas, Manuel de Escalada ya estaba avecindado en Buenos Aires.
    Al año siguiente, Luisa recibió una donación relativamente importante. El 25-XI-1745, su hermana Cayetana de Sarria, compareció ante el Escribano Francisco de Merlo y dijo: Que por cuanto el 19-IX-1741 había comprado al Capitán Amador Fernández de Agüero un sitio de 12 varas de frente, por el precio de 160 pesos, quedando el sitio gravado a censo a favor del vendedor -"a pagar por año 8 pesos de renta y tributo de interés" -, y asimismo le compró después a Andrés Malaver, Mayordomo del Hospital, otro sitio lindero de 3 1/2 varas de frente, le hacía cesión de los dos sitios "a su hermana Luisa Sarria, por el mucho amor y cariño que le tiene".
    Corrida una década, el 18-VIII-1755, María Luisa Sarria, ante el Escribano Francisco J. Herrera, le vendió a Agustín Gómez una negra esclava de 10 años, poco más o menos, nombrada Juana María, por la suma de 160 pesos de plata acuñada, con todas sus tachas, vicios y enfermedades, públicas y secretas".
    Por último diré que, el 10-II-1762, doña Luisa, enferma en cama, mandó llamar a su casa al Escribano Francisco Xavier Perrera, y le entregó un sobre cerrado con su testamento; firmando dicha cubierta, con la testadora, el Escribano y los testigos Pedro Medrano, Joseph Araujo Gómez, Roque San Martín, Pedro Duran, Justo Roble, Manuel Fernández y Domingo Maqueda. Tres días después, el 13 de febrero, mi 6a abuela se fue al otro mundo.
    Abierto entonces el sobre con el antedicho documento, resultaban nombrados albaceas por la causante: el Licenciado Juan Manuel de Labardén (padre del futuro poeta Manuel), Juan José Moreno y Joseph Araujo Gómez. Doña Luisa declaraba en aquella su postrera disposición, ser hija legítima de Silvestre Sarria y de Francisca de Lea y Plaza ya difunta. Mandaba sepultar su cadáver en la Iglesia de San Francisco, "como hermana que soy de su venerable orden tercera, con mortaja del santo hábito". Poseía en la ciudad la casa de su morada levantada en aquel terreno de 13 varas de frente al Norte y 38 de fondo al Sur, que le donara su hermana Cayetana. Lindante, por su frente, con "la calle nueva" que va para la barranca del río (se me ocurre que ahora es la calle Moreno en su intersección con la de Balcarce); por el Oeste con Juan Manuel de Labardén; y por el Poniente (o sea hacia la actual calle Balcarce) con Gaspar Montero. El edificio era bajo, tenía altillo, corredor, patio y traspatio. No especifican los autos sucesorios el número de habitaciones, pero no debían de ser pocas, ya que, además de la dueña de casa y sus hijos menores, allí vivieron bajo el mismo techo 8 esclavos, a los cuales la testadora concedía la libertad, a saber; Manuel, pardo de 25 años; Magdalena, parda también de 25; Antonio, negro zapatero de 38; Pascuala, negra de 35, mujer de Antonio; Luisa, negra de 40 con su hija María Antonia de 5 años; Cayetana, negra vieja enferma de 50; y Domingo, negro de 16 años. Declaró luego mi antepasada, que "me he mantenido soltera"; que el quinto de sus bienes lo destinaba a su padre Silvestre Sarria; y que instituía por universales herederos suyos a (sic) "mis hijos naturales, havidos de barón que no tuvo embarazo, impediente ni dirimente, para haverse casado conmigo, nombrados Francisco Antonio de edad de doze años, y Antonio Joseph de diez, los cuales se mantienen y se han mantenido en mi compañía".
    Pese a los deseos de María Luisa de Sarria, sus restos no fueron a descansar a la Iglesia de San Francisco; se los sepultó en la Catedral, con entierro costeado por Manuel de Escalada, el padre de sus hijos. Al tramitarse la testamentaría de la finada, a raíz del remanente que ella dejó a sus niños - con la casa que se alquiló a José de Araujo - suscitóse un pleito entre Manuel de Escalada y Silvestre Sarria, pero luego éste desistió del litigio. Otras pertenencias sucesorias, "equipajes", vestuario y algunos esclavos, se vendieron en su mayor parte.
    por Carlos F. Ibarguren

    Notas:

    Casado:
    Unión de hecho.

    Hijos:
    1. Antonio José de Escalada Sarria, (*) nació en 1752 en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 30 Sep 1754 en Buenos Aires, Argentina; falleció el 16 Nov 1821 en Buenos Aires, Argentina.
    2. 2. Francisco Antonio Escalada Sarria, (*) nació en Buenos Aires, Argentina; fue bautizado el 27 Sep 1749 en Buenos Aires, Argentina; falleció el 5 Dic 1835 en Buenos Aires, Argentina.

  3. 6.  Juan Antonio Bustillo Ceballos nació en 1721 en Curimón, San Felipe de Aconcagua, Chile; fue bautizado el 3 Jul 1721 (hijo de José Ignacio Bustillo de Ceballos Socobio y Francisca Alfaro); and falleció.

    Juan se casó con Isabel Ana Nicolasa Ryan Armelin el 30 Ago 1761 en Cádiz, Cádiz, España. Isabel (hija de Thomas Ryan Crean y Magdalena Armelin Varsy) nació el 29 Nov 1740 en Puerto de Santa María, Cádiz, España; falleció el 21 May 1768 en Cádiz, Cádiz, España. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  4. 7.  Isabel Ana Nicolasa Ryan Armelin nació el 29 Nov 1740 en Puerto de Santa María, Cádiz, España (hija de Thomas Ryan Crean y Magdalena Armelin Varsy); falleció el 21 May 1768 en Cádiz, Cádiz, España.

    Notas:

    Isabel Ana Nicolasa Ryan surgió a la vida el 29-XI-1740, circunstancialmente en Buenos Aires, y hacia 1760 se casó por poder con Juan Antonio de Bustillo, ya que entonces la muchacha y su familia habíanse establecido en Cádiz; adonde, más tarde, fue a unirse con ella desde Chile, su marido y le nacieron sus hijos.
    Tuvo Isabel Ana Nicolasa por padres al irlandes Tomás Ryan y a la francesa Magdalena Armulin, nacida en Marsella en 1708. Era la joven desposada "cristiana vieja", descendiente por la rama paterna "de familia noble, distinguida e ilustre". Su padre había sido Capitán de un regimiento organizado por su abuelo Guillermo Ryan, al servicio del Rey Jacobo II de Inglaterra, y a raíz de las derrotas y cambio de dinastía, los Ryan "sufrieron muchas persecuciones, viéndose desterrados y confiscados todos sus bienes y los cuantiosos mayorazgos que gozaban". En Irlanda se recuerdan los antepasados de la estirpe como "nobles y distinguidos".
    (Acoto, entre paréntesis, a título pintoresco, que los Ryan procedían originariamente del condado de Tipperary, en la provincia de Munster - vecina de Galway, el solar primitivo de los Lynch -, y que aquel condado inspiró la popular canción entonada por las tropas irlandesas al marchar al frente de combate durante la guerra de 1914-1918; "It's a long way to Tipperary; It's a long way to go; It's a long way to Tipperary; to the sweetest girl I know!").

    Hijos:
    1. 3. María Gertrudis Bustillo Ceballos Ryan fue bautizada el 18 Nov 1762 en Cádiz, Cádiz, España; falleció el 15 Ene 1818 en Buenos Aires, Argentina.


Generación: 4

  1. 8.  Antonio de Escalada de las Bárcenas nació en 1681 en Castañeda, Cantabria, España; fue bautizado el 21 Ene 1681 en Castañeda, Cantabria, España (hijo de Pedro de Escalada Pedrasa y Ana María de las Bárcenas de la Mora); falleció el 12 Abr 1736.

    Notas:

    ANTONIO DE ESCALADA Y DE LAS BARCENAS, fue bautizado - junto con su gemelo Manuel- el 12-I-1681, por el Licenciado Juan de Quevedo Socobio, Comisario del Santo Oficio y cura de la Iglesia de Santa Cruz de Castañeda, siendo sus padrinos Francisco de Unquera Ceballos y Juana de Quevedo, y testigo Gaspar de la Muela.
    Viudo de Ana María Bustillo de Ceballos, otorgó escritura de última voluntad, el 21-II-1736, ante el susodicho Notario Fernández de la Cruz y los testigos; Licenciado Francisco de Escalada Ceballos, Gaspar de la Muela y Mora, Antonio de la Mora, Tomás de la Muela, José de Escalada y José López. Con el tercio y quinto de sus bienes mejoró el testador a su hijo primogénito Manuel. Dispuso acompañamiento de Cabildo y Capellanes, con cuatro religiosos, en los días de su funeral y entierro; y para el cabo de año de su muerte mandó se rezaran 100 misas en la Iglesia de Castañeda; 100 en el Convento de Nuestra Señora de las Caldas; 4 en Nuestra Señora del Rosario y 4 en San Antonio de Padua. Hizo legados a su cuñado Manuel de Bustillo y a su deudo el cura de Castañeda, Licenciado Fernando Escalada y Ceballos. Finalmente nombró albaceas a Fernando de Escalada Bustillo, su hijo, al clérigo Fernando de Escalada y a su cuñado Manuel de Bustillo. Y expiró el siguiente 12 de abril, confortado con los sacramentos que le administró su pariente el clérigo antedicho.
    por Carlos F. Ibarguren Aguirre

    Antonio se casó con Ana María Bustillo de Ceballos Socobio el 2 Oct 1700 en Castañeda, Cantabria, España. Ana (hija de Juan Bautista Bustillo de Ceballos Fromista y María Antonia de Scobio Flor) nació el 20 Jul 1674 en Corvera de Toranzo, Cantabria, España; falleció el 2 Abr 1730. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  2. 9.  Ana María Bustillo de Ceballos Socobio nació el 20 Jul 1674 en Corvera de Toranzo, Cantabria, España (hija de Juan Bautista Bustillo de Ceballos Fromista y María Antonia de Scobio Flor); falleció el 2 Abr 1730.

    Notas:

    Doña Ana María había nacido el 20-VII-1674 en el lugar de Vargas de Toranzo, montañas de Santander, y allí la bautizó el cura Juan de Herrera, apadrinada por Jacinto Bustillo Herrera y su esposa Antonia de Rumayor Velasco (abuelos del 1º Marqués del Castañar).
    Testó el 10-II-1730, ante el Escribano de Castañeda Juan Fernández de la Cruz. Fueron sus albaceas el marido Antonio de Escalada y Mora (sic) y su hermano Manuel de Bustillo. Dispuso se celebraran 60 misas rezadas, y que acompañaran su cadáver el Cabildo y capellanes durante sus honras fúnebres. Declaró por hijos a Manuel y a Miguel, que estaban en Indias, y a Fernando ausente en Sevilla. La causante abandonó esta vida el 2 de abril siguiente, confortada con los sacramentos ministrados por el cura Antonio de Escalada Ceballos, su deudo.
    por Carlos F. Ibarguren Aguirre

    Notas:

    Casado:
    Bendijo el enlace el cura de Castañeda Pedro García de los Ríos, ante los testigos Miguel García y Fernando de Escalada Bárcenas, hermano del contrayente.

    Hijos:
    1. 4. Manuel de Escalada Bustillo de Ceballos nació en 1704 en España; fue bautizado el 16 Mar 1704 en Castañeda, Cantabria, España; falleció en 1774 en Buenos Aires, Argentina.
    2. Miguel de Escalada Bustillo de Ceballos nació en Castañeda, Cantabria, España.
    3. Fernando de Escalada Bustillo de Ceballos nació en Castañeda, Cantabria, España.

  3. 10.  Sebastián Antonio Sarria

    Notas:

    Silvestre Antonio de Sarria (hijo de Antonio de Sarria nacido en Vera de Bidasoa y más tarde Gobernador político y militar de Valdivia, y de Rosa de Vera, nativa de San Carlos, en Chiloé), luego de enviudar en Chile pasó a Buenos Aires y de acá a España. Allá consigue ser promovido al cargo de "Alguacil de las Reales Cajas" bonaerenses, cuyo título reconoce el Cabildo porteño el 11-IV-1712, por haber el interesado hecho el juramento respectivo ante el Consejo de Indias. Dicho título expresaba: "Don Phelipe, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, etc, etc. ... atendiendo a los méritos de vos, don Silvestre Antonio de Sarria, y al servicio de tres mil pesos que para las urgencias presentes habéis entregado en la Tesorería mayor de guerra, he venido... en haceros merced del empleo de Alguacil Mayor de las Cajas Reales de la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Buenos Aires ... en cuya conformidad quiero ... le sirváis por todos los días de vuestra vida, y como tal traigáis vara alta de mi Justicia y la uséis ... en aquella ciudad, como en los demás lugares de el distrito de dicha mi Caja, ejecutando todo lo tocante a la cobranza de mi Real Hacienda ... y que gocéis de las mismas honras, preeminencias y exenciones que tienen los Alguaciles Mayores de mis Cajas en Panamá y Potosí, sin diferencia alguna ... y es mi Voluntad que halléis y llevéis de salario, en cada año con el dicho oficio, trescientos cincuenta mil maravedís (un maravedí equivalía entonces a la séptima parte de un real de plata), que es la misma cantidad que tiene cada uno de los Oficiales de mi hacienda en dicha ciudad de Buenos Aires ...". Firmaban ese Real despacho, dado en Alagón el 12-VI-1711, el Rey Felipe V, y su Secretario Bernardo Tinagero de la Escalera, que lo había manuscrito.
    En el ejercicio de su Alguacilazgo, Sarria logró reunir mucho dinero. Consta que era de vida rumbosa, y que de su primer enlace solo le habían quedado dos hijas; María Luisa - mi antepasada - y Cayetana. El 19-EI-1714, nuestro viudo pasó a segundas nupcias con María Rosa Gutiérrez Rocha Garcés (hija de Isidro Gutiérrez de Molina Garcés y de María Rocha Serrano - ver el apellido Gutiérrez). Los casó el Obispo Fray Gabriel de Arregui Gutiérrez (tío 2do de la novia) ante los testigos; Capitán Juan de San Martín Gutiérrez de Paz (mi antepasado) y Baltasar de la Quintana Godoy (parientes de la desposada) y Lucas Velorado. De este segundo enlace de Sarria nació Juana Josefa de Sarria Gutiérrez que, en 1737, unióse en matrimonio Juan Gregorio Zamudio. (Juana Josefa testó el 24-VI-1740, ante Esquivel, nombrando albaceas a su madre y al primo de ésta, Capitán Juan Gutiérrez de Paz. La enterraron en San Francisco, y dejó estos hijos; Juan, Estanislao y José Ignacio Zamudio Sarria).
    Mas tarde, Silvestre, se enamora silvestremente - supongo - de una mulata y su consorte le inició un juicio de separación en 1732, que duró cinco años. Por eso, en el censo urbano de 1738, los cónyuges de referencia aparecen habitando distintas viviendas; Sarria, con su hija Luisa, en dos piezas de una casa en la calle entonces "San Juan Bautista" (hoy Piedras), a dos cuadras a la vuelta de la calle "San Joseph" (ahora Perú), y de "la Plazuela que llaman la Ranchería". Y Rosa Gutiérrez moraba en casa alquilada al Tesorero Alonso de Arce y Arcos, junto con su hija Juana Josefa, un nieto, y su yerno Juan Gregorio Zamudio, "que al presente se halla de guardia de un navío inglés".
    Revisando viejos protocolos en el Archivo encuentro que; el 24-IV-1730, Silvestre Sarria, Alguacil de las Cajas Reales, por orden de los Oficiales Reales Diego de Sorarte y Alonso de Arce y Arcos, trabó embargo, por la cantidad de 1.980 pesos, sobre los navíos de registro del Comandante Francisco de Alzaibar, quien "por escriptura esta deviendo a los expolios (la sucesión) del Ylustrísimo y Reverendísimo Señor Don Fray Pedro de Faxardo, Obispo de esta Diócesis"; quien había fallecido el 16-XII-1729.
    El 13-IV-1733, ante Juan Antonio Carrión, el Capitán Juan Gutiérrez de Paz, Alcalde de 1° voto, como curador de la persona y bienes de Martín Gutiérrez de Paz, su sobrino, declara que tenía recibidos en su poder de Silvestre Antonio de Sarria, la cantidad de 400 pesos corrientes, motivados por una deuda de éste a dicho menor, y atento a ello le otorgaba a mi deudo, recibo y carta de pago. El 14 de noviembre siguiente, ante Carrión, Silvestre Antonio de Sarria, "Alguacil Mayor propietario de las Reales Caxas", como principal deudor, y Francisco de Vieyra, como "fiador llano y pagador", se obligaron a pagar al Monasterio de Monjas "que se ha de fundar", 1.000 pesos corrientes de a 8 reales. Era dicho Convento el de las Catalinas, cuyo templo se inauguró recién en 1745.
    Ocho años más tarde, los esposos Sarria parecían reconciliados, ya que el 10-V-1741, Silvestre Antonio y Rosa Gutiérrez, "marido y mujer", en escritura pasada ante el Escribano José Esquivel, dijeron: Que por cuanto doña Rosa ha criado una esclava parda llamada Juana María, que será como de 10 años, y el ama, "por justa causa que ella le debe", le otorgaba carta de libertad para "después de su fallecimiento, y no antes", y para que tenga efecto la expresada gracia, la parda Juana María "ha de seguir habitando la casa que su ama tiene en esta ciudad", hasta que la moza tome estado, entonces ella "podrá vivir libremente a su justa voluntad, donde quiera que sea".
    por Carlos F. Ibarguren

    Sebastián se casó con Francisca Lea Plaza el 8 Mar 1707 en Santiago, Santiago, Chile. Francisca nació en Chillán, Diguillín, Chile. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  4. 11.  Francisca Lea Plaza nació en Chillán, Diguillín, Chile.

    Notas:

    Francisca era nativa de Chillan (hermana de Pedro, fuerte comerciante que se estableció después en Buenos Aires), cuyos padres se llamaron Francisco de Lea y Plaza (hermano de otro Pedro, Arcediano del Obispado de Chile) y Mariana de Hevia y Medina, siendo sus abuelos paternos Pedro de Lea y Plaza, español avecindado en Chile (su probable entronque con los Lea y Plaza sáltenos, igualmente antepasados míos, no lo he podido averiguar), y la chilena Mariana de Escobar Villarroel, descendiente del Capitán Alonso de Escobar Villarroel, conquistador del Perú con Pizarro, y luego de Chile, donde se estableció. Y los maternos abuelos de Francisca eran Luis de Hevia Bolaños y Catalina de Medina y Ruiz. (Datos proporcionados en su mayor parte por mi amigo el relevante genealogista chileno don Fernando Allende Navarro).

    por Carlos F. Ibarguren

    Hijos:
    1. 5. María Luisa Sarria Lea nació en Concepción, Concepción, Chile; fue bautizada el 14 May 1709 en Santiago, Santiago, Chile; falleció el 13 Feb 1762 en Buenos Aires, Argentina.

  5. 12.  José Ignacio Bustillo de Ceballos Socobio nació en 1689 en Corvera de Toranzo, Cantabria, España (hijo de Juan Bautista Bustillo de Ceballos Fromista y María Antonia de Scobio Flor); and falleció.

    Notas:

    En 1703 José Ignacio, “Capitán de Caballos” y su hermano Fernando, reclamaron ante el Consejo de Vargas de Toranzo que se negaba a eximirlos del pago de impuestos, desconociendo la hidalguía de ambos. Posteriormente una certificación dada en 1721, estableció que tanto los Bustillo de Ceballos como los Socobio y Flor “son hijosdalgos notorios de casa y solar por ambas líneas, y no pagan ni contribuyen en los pechos”.

    por Carlos F. Ibarguren Aguirre

    José se casó con Francisca Alfaro. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  6. 13.  Francisca Alfaro
    Hijos:
    1. 6. Juan Antonio Bustillo Ceballos nació en 1721 en Curimón, San Felipe de Aconcagua, Chile; fue bautizado el 3 Jul 1721; and falleció.

  7. 14.  Thomas Ryan Crean nació en 1685 en Kilchreest, Irlanda; falleció el 13 Abr 1769 en Cádiz, Cádiz, España.

    Notas:

    Sirvió en un regimiento de su padre, William Ryan, al servicio de Jacobo II. A raiz de la derrota de este sufrieron muchas persecuciones, viendose desterrados y confiscados todos sus bienes y los cuantiosos mayorazgos que gozaban.

    Thomas se casó con Magdalena Armelin Varsy el 3 Ene 1723 en Orihuela, Alicante, España. Magdalena nació el 1 Ene 1708 en Marsella, Provenza-Alpes-Costa Azul, Francia; falleció el 5 Dic 1788 en Buenos Aires, Argentina. [Hoja del Grupo] [Family Chart]


  8. 15.  Magdalena Armelin Varsy nació el 1 Ene 1708 en Marsella, Provenza-Alpes-Costa Azul, Francia; falleció el 5 Dic 1788 en Buenos Aires, Argentina.
    Hijos:
    1. Luisa Antonia Ryan Armelin nació el 16 Jun 1733 en Gandía, Valencia, España; falleció circa 1776 en Cádiz, Cádiz, España.
    2. Juana María Antonia Ryan Armelin nació el 14 Jun 1734 en Alicante, Alicante, España; falleció circa 1787 en Madrid, España.
    3. Isabel Magdalena Ryan Armelin nació en 1735 en Alzira, Valencia, España; falleció el 28 Sep 1762 en Cádiz, Cádiz, España.
    4. Tomás Miguel Ryan Armelin nació en 1739 en Madrid, España; and falleció en Buenos Aires, Argentina.
    5. 7. Isabel Ana Nicolasa Ryan Armelin nació el 29 Nov 1740 en Puerto de Santa María, Cádiz, España; falleció el 21 May 1768 en Cádiz, Cádiz, España.
    6. María Antonia Narcisa Ryan Armelin nació en 1746 en Puerto de Santa María, Cádiz, España; and falleció en Buenos Aires, Argentina.