Notas |
- Doctor Norberto Quirno. Su sepelio:
"Una vida dedicada, en mi profesión, a servir a la sociedad y a los hombres", así definió el doctor Norberto Quirno el sentido de su fecunda existencia en las palabras que pronunció al incorporarse, en 1969, a la Academia Nacional de Medicina. Esa vocación de servicio tuvo perfil definitorio en la actuación del maestro desaparecido desde el ya lejano 1929 en que, con diploma de honor, se graduó como médico en la Universidad de Buenos Aires y la fidelidad a esa vocación inicial fue un rasgo fundamental de su personalidad.
Iniciado junto a otra figura de la medicina argentina, el doctor Mariano R. Castex, muy pronto, de aprovechado discípulo se convirtió en respetado maestro a través de una dilatada vida universitaria que culminó en 1964, al ser designado profesor titular de clínica médica, difícil especialidad a la que consagró cuidadosas investigaciones que se reflejaron en importantes trabajos académicos.
Paralelamente a su actividad docente realizó una brillante carrera hospitalaria que, comenzada en el Hospital de Clínicas, tuvo su culminación en el Rivadavia, donde fue jefe de servicios, de sala y finalmente, director del establecimiento, oportunidad que le permitió poner en práctica el sentido social con que él siempre sintió su profesión. También a esa visión de su responsabilidad profesional obedece la fundación del Centro de Educación Médica e Investigación Clínica (CEMIC), con el que buscó llevar a la comunidad los frutos del científico que se realizaba con su sabia guía.
Larga es la nómina de los honores académicos que reconocieron con justicia el valor de su obra y el de los trabajos que recogieron su experiencia en el campo de la clínica, aporte éste último invalorable ya que, pese al desarrollo del criterio de especialización, ésta conserva su función rectora en el amplio campo del arte de curar.
Tanto como a su ideal inicial, el extinto supo ser fiel al mandato que surgía de su estirpe en la que figuran personalidades descollantes en la vida argentina. Por eso su desaparición, a la par que priva a la ciencia médica argentina de una de sus figuras de más relevancia, enluta a conocidas familias de nuestra ciudad, quienes se beneficiaron con su saber, ya como alumnos, ya como pacientes , y al país que pierde con él a un hijo dilecto.
El sepelio:
Los restos del doctor Quirno fueron inhumados ayer en la Recoleta con la concurrencia de numerosos parientes, amigos y colegas, y la presencia del Ministro de Bienestar Social, señor Francisco Manrique.
Después de un responso del padre Carlos Cucchetti, habló el decano de la Facultad de Medicina, doctor Juan Carlos Rey, quien mencionó la inteligencia, dedicación y hombría de bien del médico desaparecido, su actuación en el Hospital Rivadavia, la dedicación que puso en las residencias médico-hospitalarias y su prestigio dentro y fuera del país.
En nombre de la Academia de Medicina habló el doctor Juan José Beretervide y, entre otros conceptos, dijo: "Veneraba la profesión, no sólo por lo que tiene de científico sino por lo que posee de sacerdocio y de aquello que lo hacía aún más grande a sus ojos: Las exaltaciones estéticas, los íntimos regocijos morales y hasta las mártires congojas que ennoblecen el ejercicio del apostolado."
Finalmente el doctor Oscar Mandó, lo despidió en su condición de colaborador directo, discípulo, amigo e integrante del CEMIC.
De la Academia de Medicina: La Academia Nacional de Medicina designó a los doctores Raúl F.Vacarezza, David E. Nolting, Oscar A. Vacarezza, Julio V. Uriburu, Pablo Negroni, Juan José Beretervide, Miguel Angel Etcheverry, José E. Rivarola y Guillermo Ries Centeno, para que asistan al velatorio.
(La Nación, 11.1.1972)
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