Notas |
- Jurisconsulto. Realizó estudios en la Universidad de Salamanca, donde se graduó de licenciado en ambos derechos. Nombrado por el rey, Fiscal de la Audiencia de Charcas pasó a América en 1766, y desempeñó tan satisfactoriamente ese cargo que produjo su célebre dictamen sobre la necesidad de crear el Virreinato del Río de la Plata y la Real Audiencia en Buenos Aires. Fue tan minucioso en su consejo que preparó una carta geográfica para conocimiento de las distancias entre Buenos Aires, Montevideo y Asunción, y Charcas y Lima. Designado por el Virrey del Perú ejerció en 1773, el gobierno del distrito de Potosí, donde arregló las desavenencias suscitadas entre los ministros de la Real Hacienda y el vecindario con motivo de las reformas que se iniciaban en la percepción de los impuestos. Trasladado a Lima en 1774, con el carácter de Fiscal de la Real Audiencia, desplegó allí tanta laboriosidad que mereció la confianza del visitador don José Antonio de Areche, que en junio de 1777, llegaba al Perú provisto de las más amplias facultades que el rey solía conceder a alguno de sus delegados en las colonias de América. Álvarez de Acevedo habla sido condecorado con la cruz de la Orden de Carlos III cuando recibió el titulo de Regente de la Real Audiencia de Chile. Recibió además, los poderes dados por Areche en su carácter de Visitador general de los Tribunales, y de la Real Hacienda, para que lo reemplazase en Chile, en el desempeño de esas funciones. En noviembre de 1777, llegó a Santiago acompañado en calidad de secretario privado por el joven Miguel José de Lastarria, a quien ayudó y protegió al principio de su carrera. Siendo regente de la Real Audiencia, por ausencia del titular, tomó Álvarez de Acevedo el gobierno interino dc la Capitanía General de Chile, el 6 de julio de 1780, Desempeñó este cargo hasta fin del mismo año, y su administración fue eficiente, mejorando el aseo de la ciudad y la policía. El 30 de abril de 1787, de nuevo Álvarcz de Acevedo ocupó interinamente el gobierno, dejándolo el 24 de mayo del año siguiente. Su principal atención durante este período, fue el fomento de la minería, y se preocupó por preparar una Ordenanza adecuada a las necesidades locales, tan completa y juiciosa que mereció amplio apoyo. Fue un jurisconsulto serio dotado de inteligencia clara que conquistó gran reputación. Después de entregar el gobierno al brigadier O'Higgins, partió para Coquimbo a inspeccionar los trabajos de las minas de azogue, en virtud del cargo de Superintendente de esa explotación que le había confiado el rey. A fines de 1788, entregó también esta superintendencia, siendo promovido por Real despacho de 15 de octubre de ese año, al cargo de Consejero de Indias. Álvarez de Acevedo partió al año siguiente para España pasando por Buenos Aires. Instalado en Madrid se mantuvo interesado por los asuntos americanos, y en su residencia recibía las noticias que le llevaban, en especial, los chilenos, de cuyo país conservaba los mejores recuerdos. Falleció en esa capital, el 1 de noviembre de 1802. Se habla casado con doña Maria Josefa de Salazar, limeña. La ciudad de Buenos Aires dio su nombre a una de sus calles, a iniciativa del doctor Ricardo Levene, siendo presidente de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, porque a él se le debe la iniciativa de la creación del Virreinato del Río de la Plata. [1]
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