Notas |
- Entre el Dr. A. Alsina y el Aférez Beccar
El Fogón, Montevideo, 7 de Junio de 1900
Las hordas de Catriel por un lado y las de Namuncurá por otro, acechaban constantemente con espías y bomberos infieles, á las fuerzas nacionales de Carhué y de Guaniini, el año 1876, haciéndose presentir más la próxima invasión, durante los crudos fríos del mes de Mayo.
El bravo comandante Salvador Maldonado, con su división alerta eu Masaié, estaba sitiado por tres mil salvajes, que con la escuela del indio y la táctica propia de ellos, ni atacaban ni se retiraban, esquivando el choque, brazo á brazo como sabía luchar el lancero Maldonado.
Si el jaque era maestro, la sableada iba á ser soberbia.
El ministro de la guerra, doctor Alsina. se mueve de su campamento con las divisiones de los comandantes Levalle y Freiré, buscando incorporarse á la del comandante Maldonado, para protejerle y batir al enemigo.
Durante la marcha que á prisa se hizo de noche, fué copiosa y abundante la nieve que como blanca sábana se extendía en todo el desierto.
Las caballerías, parecían conductoras de espectros movibles, al flanquear con los giii « tes por entre densa niebla. Los cascos resbalaban sobre la endurecida escarcha, y los miembros de toda la caravana, ateridos de frío, se entumecían, porque no tenían mas calor que el del cuerpo propio.
El coronel A. Plaza Montero, como ayudante del coronel Alsina, marchaba con los demás á su lado.
El alférez Carlos Beccar, del batallón 8 de linea, como amigo de Montero, esa mañana le había convidado con un trago de su chifle, líquido obtenido sigilosamente por conducto de un chasque venido del fuerte Lavalle, soldado de la compañía de Beccar.
El cielo era de color gris, donde las estrellas, mustias y opacas, brillaban menos; el horizonte se destacaba á la vista, el mismo siempre de la Pampa: extenso, vasto, incomensurable y sin fin; las fuerzas en marcha iban á terminar su primera jornada porque asomaba el día con sonrosadas claridades.
El doctor Alsina se dirige á sus ayudantes y dice:
Qué espantoso frío, ¿eh?
Y Angel Plaza Montero le habla muy bajito al oído....
Después de breve pausa Alsina gira sobre su cabalgadura y dá órdenes secretas á su ayudante Enrique Sanchez. Este deja la cabeza de la columna y se pierde hacia retaguardia, entre las fuerzas en marcha.
Beccar, presumiendo una comisión, busca al asistente y le pide sus dos caramañolas, un lio y un poncho. Deja la filas de su compañía y parte al galope deteniéndose ante el ministro de la guerra, y emocionado articula:
--Ordene V. E.
--Acérqnese mi alférez, dice el ministro.
Beccar hiende su espolines en los hijares flacos de su mancarrón y pecha al caballo de Alsina poniéndosele á la par; y éste, le habla de esta manera:
--El coronel Plaza Montero me ha dicho que usted tiene un "chifle de ginebra." ¿No tendría un poquito para mi, porque siento mucho frío?
--Señor! dijo Beccar,aquí tiene, pero es muy poca cosa, y le extendió una de las caramañolas de lata: la otra contenía agua.
--Bueno, amiguito,muchas gracias.
El 21 de Mayo, las divisiones hicieron alto A la hora de diana, y antes de campar las fuerzas, Alsina repitió la "gout" concluyendo con lo que había quedado en el fondo del recipiente militar del alférez Beccar.
Transcurrido unos días, Levalle, Freiré y Maldonado batieron la indiada habida y por haber á diez leguas á la redonda, rescatándose fuertes arreos de vacunos y yeguarizos, prisioneros, chusmas, cautivos, etc.
Después de la victoria, tranquilas porque estaban ageuas de enemigos, las fuerzas vivaqueaban y los jefes rodeaban la carpa del ministro de la guerra en campaña. Alegría, compañerismo y buen humor reinaba en ese pedazo del entonces vasto desierto.
Antes de terminar el sabroso churrasco y fiambres de mulita, ala de avestruz ó costillas de guanaco, apretados con soberbios sorbos de agua turbia de depósitos naturales, Alsina hace llamar al alférez Beccar; y una vez en su presencia, tomando con la diestra el brazo de un chinito de diez años y con la izquierda una índiecita de ocho, con el rostro alegre y la faz sonriente dice:
--Teniente Beccar: Este, y presenta la derecha,?por el primer trago; y ésta, ? alargando el brazo izquierdo, por el segundo, á fin de que usted los mande para su familia en el contingente que va á partir para Buenos Aires.
El alférez Beccar con sus veinte años de edad, no se turbó, y con toda sa "imberbidad" dijo:
--Doy las gracias á V. E. por los dos chinitos, y en mucho agradezco al señor ministro, el ser proclamado en el desierto, "teniente'' graduado del ejército argentino.
El 11 de Noviembre del mismo año 76 el alférez don Carlos Beccar (después Capitán de Fragata), recibió sus despachos de teniente 2do de Infantería de Linea.
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