Compartir Imprimir Añadir a Favoritos
Beato Obispo Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú Medina, O.F.M. Obs. (*)

Beato Obispo Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú Medina, O.F.M. Obs. (*)

Varón 1826 - 1883  (56 años)

Información Personal    |    Medios    |    Notas    |    Mapa del Evento    |    Todos    |    PDF

  • Nombre Mamerto de la Ascensión Esquiú Medina 
    Título Beato Obispo Fray 
    Sufijo O.F.M. Obs. (*) 
    Nacimiento 11 May 1826  San José de Piedra Blanca, Catamarca, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 10 Ene 1883  El Suncho, Catamarca, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Entierro Catedral Nuestra Señora de la Asunción, Córdoba, Córdoba, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    ID Persona I633081  Los Antepasados
    Última Modificación 19 Sep 2022 

    Padre Santiago Esquiú,   n. Cataluña, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Madre María de las Nieves Medina,   n. San Fernando del Valle de Catamarca, Catamarca, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 15 May 1836 
    ID Familia F213031  Hoja del Grupo  |  Family Chart

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 11 May 1826 - San José de Piedra Blanca, Catamarca, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 10 Ene 1883 - El Suncho, Catamarca, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsEntierro - - Catedral Nuestra Señora de la Asunción, Córdoba, Córdoba, Argentina Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 

  • Fotos
    Esquiu Medina, Fray Mamerto de la Ascención
    Esquiú Medina, Fray Mamerto de la Ascención

    Lápidas
    Esquiú Medina, Siervo de Dios Fray Mamerto de la Ascención
    Esquiú Medina, Siervo de Dios Fray Mamerto de la Ascención
    Su sepultura en la Catedral de Córdoba

  • Notas 
    • A los cinco años, para cumplir la promesa que sus padres habian tomado por su curacion, vistieron a Mamerto con el hábito franciscano que no abandonó en toda su vida . Paro Mamerto tambien era un niño bien despierto y profunda inteñligencia, lo cual motivo a sus padres, y a los nueve años de edad, deciden llevarlo a la ciudad, junto con su hermano Odorico, dos años menor que él, a fin de seguir sus estudios en la Escuela de San Francisco en el convento de los religiosos franciscanos, que era uno de los centros educativos mas nombrados del norte argentino por su enseñanza , ya que contaba con grandes maestros y eruditos religiosos, los que se distinguían por su preparación y dedicación a los alumnos. Los niños fueron inscriptos como alumnos externos y se alojaron en la casa de un sastre amigo de Don Santiago. Odorico lo recuerda así: "el año 1825 me llevó mi padre a la ciudad y me puso en la Escuela Cristiana de San Francisco, alojado con Mamerto en casa del Maestro Elías Nuñez, nueve cuadras distante del convento. Recuerdo que tarde y mañana salíamos juntos de la casa, y en todo el trayecto hasta el convento él iba estudiando su lección de latín con la capilla calada, tropezando entre las piedras." "En la misma casa alojaba otro estudiante de latinidad, de otra Provincia, sumamente estudioso. Un día escribió una carta el maestro Elías a mi padre, denunciando a Mamerto por su desaplicación, al par que encomiaba la conducta de aquel por la razón contraria, todo ello sin duda con la noble mira de corregir a mi hermano lo que en su concepto era realmente una falta reprensible, puesto que nos tenía en su casa por caridad y nos cuidaba cuanto podía. Sumamente afectado mi padre, fue en el acto a la ciudad y sacando a su hijo frailecito a la quinta, con la carta en la mano, le formuló los cargos que le dictaba el amor de padre, manifestándole con ternura su profundo sentimiento por tal conducta. Mamerto, que lo había escuchado en silencio, le contestó con humildad y respeto: es cierto, mi padre, que el otro alumno estudia mucho en la casa, pero yo doy mejores lecciones que él en la clase con sólo estudiarlas en la calle. No me olvido del gusto y consuelo que experimentaba mi padre cada vez que recordaba este incidente.Esquiú era un niño muy inteligente y, a pesar de las picardías propias de la edad y de ser despierto, no se confundía ni acomplejaba. Por lo contrario, conoce su situación, con humildad acepta las correcciones y con respeto da su explicación, su deseo de progresar en la formación le hace superar cualquier dificultad. Su hermano asegura, muy contento, que Mamerto "jamás dio ocasión, en el hogar, a ser reprendido por sus padres, ni les causó disgusto alguno". Mientras estaba en la casa del maestro Núñez, en el año 1835, el niño Mamerto recibe el sacramento de la Confirmación en la antigua Matriz de Catamarca, siendo su padrino el Pbro. Don Agustín Colombres.
      Niño aún Mamerto, con solo 10 años de edad, fallece su madre un 20 de mayo de 1836 y un 31 del mismo mes y año entra al convento, como aspirante al sacerdocio en la Orden de San Francisco.
      Aún estarían vivos en Mamerto los sentimientos de haber perdido a su madre, la renuncia a la vida hogareña y la entrada reciente al convento, cuando se entera de lo mucho que sufría su padre por todo lo acontecido. No obstante ello, decide ser él, por medio de una carta, quién como niño maduro consuela a Don Santiago. Odorico nos refiere este hecho: "El niño a esta edad debía participar de una manera especial de la pena que sentía mi padre, porque al poco tiempo de haber entrado al convento, le escribió una carta de consuelo, de amor y gratitud, que le sirvió eficazmente de bálsamo en sus tribulaciones. Su amor filial ha sido tan acendrado que jamás dio a mis padres el más leve motivo de disgusto. Lo honró cuanto pudo en vida, nunca los ha olvidado en sus oraciones después de muertos y por respeto a sus cenizas ha sido y es más hermano de nosotros".
      Cuatro años le ocupa su instrucción primaria; tres latinidad y humanidades (secundaria); a los 12 años ingresa en Filosofía (ya estudios superiores), la que cursa en tres años; a los 15 ingresa en Teología y a los 17 ya había concluido con los estudios en forma sobresaliente. A los 12 años inicio el estudio de la filosófia y a los 14 los de teología. A los 17 hizo sus votos, el 14 de julio de 1842, fiesta del seráfico doctor San Buenaventura. No tenía edad para profesar y quedo a la espera de la dispensa que llegaría. Mientras tuvo tareas muy de su agrado. . Periplo de estudios que se exigían para el sacerdocio, el que deberá postergarse por falta de edad. Los estudios en los franciscanos de ese tiempo, en Catamarca, eran renombrados en toda la región norteña por su alto nivel, por sus exigencias, por la seriedad y por sus afamados profesores que dictaban las distintas materias. Entre los profesores que tuvo Mamerto Esquiú encontramos nombres de gran relevancia como, por ejemplo, Ramón de la Quintana, sacerdote franciscano, morador anterior en le convento de la Recoleta en Buenos Aires, que ya traía una gran fama de latinista desde España, fue gran pedagogo de Catamarca y hoy el colegio de los franciscanos lleva su nombre. También Fray Wenceslao Achával, mas tarde obispo de Cuyo, fue otro de los grandes maestros que tuvo Esquiú, primero en el Curso de Latinidad y luego en los de Filosofía y Teología. El padre Esquiú, ya siendo obispo de Córdoba, se complacía en llamarlo "mi maestro y padre".

      Muerte de Maria de las Nieves Medina

      No pasó poco más de un año, cuando se interrumpe su estancia en la casa del Maestro Núñez; pues éste, se trasladó más al centro de la ciudad y no pudo seguir cuidando los niños. María, su madre, viajó a la ciudad para hacerse cargo de Mamerto y Odorico, quedando su esposo es San José al cuidado de loa otrosa niños y no abandanonado su trabajo . Los niños precisaban de la presencia de su madre, ya que no podían quedar solos o interrumpir la asistencia al colegio. Además, a Maria le preocupaba en particular Mamerto de un modo muy especial: siempre había tenido la ilusión de que fuera sacerdote y con los franciscanos, era el ambiente propicio para despertar la vocación de su hijo. Odorico lo justifica en su relato: "Poco tiempo después se trasladó el Maestro Elías a la Plaza donde tenía su sastrería. Con tal motivo fue mi madre a cuidar de nosotros, dejando lo principal de su amada familia. Es que de su anhelo y tierna solicitud, de común acuerdo con mi padre por nuestra educación, predominaba en su alma particularmente la idea fija y el deseo constante de que Mamerto fuera sacerdote, religioso franciscano. En prueba a ello, desafiando nuestra habitual pobreza, muchas veces solía repetir con dulce y expresivo acento: ¡Cuando mi hijo entre al convento, he de hacer una boda! ¡Cuando profese, otra! Y cuando se ordene, ¡me he de vender para hacer una más grande! Euforia justificada en una madre que deseaba lo mejor para su hijo; habla de celebrar una "boda". Pero su madre no pudo tener esa felicidad de ver a Mamerto sacerdote en vida. Según Odorico, ella habría presentido algo: "Estando, pues, con nosotros en la ciudad, una tarde, luego de regresar del convento, nos mandó a la quinta a buscar leña. Ocupados en este afán al pie de un cañaveral" ..., improvisadamente partió Mamerto al escape, y yo detrás de él, dominados ambos de un terror extraordinario, sin haber visto ni oído cosa alguna ninguno de nosotros. Llegamos precipitadamente a la casa, encontramos a mi madre en el patio, nos preguntó muy sorprendida qué había, le explicamos lo que nos pasaba, y ella exclamó entonces: Mi muerte está cerca."
      Poco tiempo después decidió ir a San José de Piedra Blanca para ver como andaban las cosas en su casa. Fue a caballo y con su niñita mas pequeña, de sólo tres meses, cuando un temporal las sorprendió en el camino, el animal pierde el equilibrio y caen, con tan mala suerte que, por salvaguardar a su niña, se dio fuertes golpes, principalmente en la cabeza. Nieves llega muy mal a su casa, es atendida pero empeora momento a momento. Su esposo trae a los niños desde la ciudad y a poco de que éstos llegan, ella fallece. Tremendo dolor para toda la familia.

      Muerte de Esquiu

      El 28 de diciembre de 1882 a los cincuenta y siete años de edad partió Esquiú desde Córdoba hacia La Rioja, en tren de segunda clase, a pesar del ofrecimiento de un coche especial. Rezó varias veces junto al pasaje y luego repartió él mismo a los pobres, comida que le habían regalado.
      El día siguiente era viernes, y partió Esquiú desde la estación El Recreo, en la mensajería. En todas las casas, a su paso, repartió catecismos, rosarios y medallas... Todos se quejaban de que no llovía. Mamerto se internaba en el monte y, de rodillas con los brazos en cruz, pidió al Señor la lluvia, que no se hizo esperar.
      Ya en La Rioja, cumplió su misión y emprendió su regreso el día 8 de enero de 1883, celebrando antes Misa en el altar de la celda de San Francisco Solano.
      Esquiú venía enfermo, los dos primeros días del viaje apenas comió y casi no pudo dormir, aún así atendía a la gente a su paso y prodigaba saludables consejos.
      El miércoles 10 de enero de 1883 amaneció bien, comentó que cuando llegue a Recreo "si Dios me da vida hasta allá, me ganaré una cama y tomaré manzanilla..."; a las dos y media de la tarde, llegaba la mensajería a la posta de El Suncho, donde lo esperaba mucha gente. Allí su secretario ayudado por los lugareños lo bajó y acostó en un humilde catre de tientos de un pobre rancho, luego le administró los últimos sacramentos. A las tres de la tarde el Padre Esquiú entregaba su alma al Señor.
      Cundió la noticia y vecinos de todos lados vinieron a rezar ante su cadáver, y besar sus manos, sus pies, su hábito, su cuerda.
      A las nueve de la noche, después de rezar varias veces el Rosario, colocaron su cadáver en la mensajería, y entre rezos y llantos, lo acompañó el pueblo varias leguas. Lo llevaban a la estación El Recreo. A larga distancia antes de llegar los recibió una multitud, a pie y a caballo, con faroles encendidos... Habían salido al encuentro de los restos del santo Obispo, a quien conocieron en su paso a La Rioja; y lo acompañaron rezando y llorando, en lenta caravana. Fue un espectáculo lleno de emoción e inolvidable para todos, en aquella soledad, en una noche tibia de verano.
      Desde Recreo, el telégrafo llevó la noticia a todo el país. En la estación esperaba un tren especial, para conducir tan preciosos restos, que la muchedumbre despidió emocionada. Así dejaba tierra catamarqueña, el "Siervo de Dios", rumbo a la ciudad de Córdoba. Luego de 2 días de sepultura, el gobierno nacional ordenó desenterrarlo y enviarlo a Córdoba donde se practicó la autopsia del cadáver. Llamó la atención la incorruptibilidad del corazón, que fue extraído y colocado en un recipiente con alcohol para enviarlo al Museo de ciencias naturales de Buenos Aires, que no llegó a concretarse debido al reclamo de sdu hermano Odorico . Recuperado el corazón incorrupto de Fray Mamerto, pasó por Catamarca hospedándose en el Convento de San Francisco, en donde los frailes le suplicaron lo dejara ahí, donde el Fray se iniciara en su vida franciscana. Es así como se conservo el corazón de Fray Mamerto Esquiú en el convento una urna de vidrio , hasta el año 2008, que fue sustraído de la Iglesia de San Francisco no conociéndose a la fecha su paradero, seguramente el corazón del venerable hará su aparición para guianos prontamente a reconstruir nuestra patria, por que el Padre Esquiú, vivió en otro siglo, pero es modelo de vida para enseñarnos a enfrentar el mundo contemporáneo.
      Bibliografía consultada:
      ESQUIÚ UNA EXPERIENCIA DE VIDA (Fray Jorge Martínez Guardián de la Orden Franciscana de Catamarca)
      EL PADRE ESQUIU OBISPO DE CORDOBA Sus sermones, discursos, cartas, oraciones funebres etc. Correspondencia Publica y Privada - Apuntes Bigraficos y Corona Funebre del mismo Ilustrisimo Señor, obra compilada por ALBERTO ORTIZ - 2 tomos Imprenta del Comercio (especial para obras) calle Entre Rios 21, Córdoba 1883.
      Extractado por Miguel Pizarro Colombo

      Beatificado en la Ciudad de Catamarca, en 4 de septiembre de 2021, por mandato del Papa Francisco. Ofició la ceremonia el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán.