Notas |
- MIGUEL DE GALAYN ECHEVARRÍA - mi antepasado - vio la luz del mundo en Aranáz, calculo que hacia 1690, ya que en 1712 trabajaba el muchacho en Buenos Aires en el bufete y bajo la dirección del Escribano Juan de la Cámara, con cuya hija Luisa, el "oficial" de marras, vincularíase "extraoficialmente" para procrear con ella dos vastagos de su sangre.
De como un despejado tagarote adviene al mundo de los negocios
Tal podría caratularse la rápida y exitosa trayectoria de mi antepasado Galayn, que de tinterillo notarial se convirtió en activo mercader. En este carácter vuelve el hombre a frecuentar las notarías, y en los protocolos de la época muchas escrituras de contratos, cartas de adeudo, fianzas, declaraciones, poderes y chancelaciones, testimonian los menesteres del referido negociante.
Así por ejemplo, el 10-1-1718, ante el Escribano Francisco de Merlo, compareció "el capitán Miguel de Galayn, residente en esta ciudad" y dijo se constituía en fiador de Juana Gómez, la cual con su hijo Bernardo era deudora en el concurso de Miguel de Riglos - mi antepasado. Y también el 11-VIII-1718, Galayn en su carácter de apoderado de Joseph Ruiz de Arellano (el opulento vecino con cuyo caudal y el de su esposa, María Teodora de Suero y Giles, levantóse la Iglesia de La Merced) se presentaba al Cabildo haciendo oferta para abastecer de carne a la población urbana, por dicho año y el siguiente. Y el 19-IX-1720, ante el Escribano Francisco Berano, Miguel de Galayn, a punto de embarcarse para España en uno de los navios de registro surtos en la rada, daba un poder a fin de que, indistintamente, lo representaran en asuntos judiciales el Capitán Antonio de Larrazábal, Carlos de Narváes y Antonio de Pessoa.
Sucedía que mi 6to abuelo estaba enredado, a la sazón, en cierto litigio referente al "tercio del fierro y acero que compró". A ese respecto, en noviembre de 1719, Galayn había presentado al Gobernador Bruno Mauricio de Zabala una nota destemplada contra el Cabildo, y esta corporación, en consecuencia, designó al Regidor Lucas Manuel Velorado para que lo querellara por calumnias al impulsivo don Miguel.
Pese a tal acusación, nuestro personaje abandonó Buenos Aires; y varios años durarían sus andanzas fuera de la jurisdicción bonaerense - si nos atenemos a la no figuración de su nombre en los registros escribaniles porteños. Empero, el 18-V-1725 ya le tenemos de vuelta en la ciudad. En tal fecha compró a Joseph Moreira - mediante 180 pesos al contado - un cuarto de solar en el "Barrio Recio" (de La Merced), de 17 1/2 varas de frente y 70 de fondo, edificado con casa de un tirante y cocina, cubierto todo con techo de paja, pozo de balde, árboles y un cerco vivo; que lindaba al Este con la barranca frontera del río; al Sud con sitio "del cabo de escuadra Alonso Pionollo"; al Norte con más terreno del vendedor y al fondo Oeste con Andrés de Hermosilla.
Tres años mas tarde, mi antepasado solicitó el 17-XI-1728, y obtuvo del Gobernador Zabala, licencia para viajar y despachar a la provincia del Tucumán 4.000 muías en dos tropas; una al cuidado de Agustín Sarabia, y la otra de Juan Miguel de Almandoz; quienes transportaban en un carretón y dos carretas la impedimenta necesaria; además de 16 fardos de "cordobanes", 6 piezas de "lienzo de Misiones"y una negra esclava de Galayn como cocinera, que Almandoz llevaba en su carreta. En tanto, tras las muías, marchaban 200 vacas destinadas al consumo de 48 peones a cargo del arreo de ambas tropas.
Relacionado con este negocio, Miguel de Galayn que parte para las provincias de "arriba", otorgó el 7-IX-1729, ante el Escribano porteño Joseph de Esquivel, un poder general de administración a favor del Capitán Nicolás de la Quintana y de su hermano Martín de Galayn, mientras durase su ausencia. Y en Salta, el 22-VII-1732, "Miguel de Galayn, mercader comerciante de partidas para las Provincias del Perú", ante el Escribano José Iñigo de la Pascua, confirió mandato especial al General Domingo de Isasmendi, "Lugarteniente de Gobernador y Capitán a Guerra de Salta", y al Capitán Miguel de Frías, a fin de que ellos cobraran en su nombre los créditos que se le debían en aquella ciudad.
Intimidades "humanas, demasiado humanas" - que diría Nietzsche
Años atrás, don Miguel había dejado su rastro fecundo en Buenos Aires. A ese respecto voy a dar a conocer uno de esos escabrosos asuntos de la vida privada de mis antecesores que, a través de dos referencias perdidas, descubrí entre el maremagnum de un censo urbano y de cierto testamento soterrado en el archivo de nuestro Palacio de Justicia.
El caso fue que en 1725, en vísperas de irrumpir la primavera, Luisa de la Cámara Avendaño - soltera de 26 años - alumbró a una niña a consecuencia de sus relaciones con Miguel de Galayn. De esta suerte vino al mundo, por la mano izquierda, María Rosa de Galayn - mi 5a abuela -, la cual recibió el bautismo en Buenos Aires el 6-IX-1725. Pese al señalado desliz, cuando en 1749 el irlandés Patricio Lynch hubo de comparecer ante las autoridades eclesiásticas locales a fin de dar "Información", con testigos, sobre su identidad, soltería y libertad para casarse con "Roza de Galain", el interesado puntualizó ser su futura esposa "hija lexítima" de don Miguel de Galayn y de doña Luisa de la Cámara.
No obstante lo que afirma ese papel, Miguel y Luisa nunca estuvieron casados. En efecto; en el censo urbano de Buenos Aires, que mandó levantar el Cabildo en 1744, consta que en la calle "de las Torres" - hoy Rivadavia - tenía casa propia Francisco de la Cámara, quien en ella moraba con su mujer y su hijo, y que vivía también bajo ese techo (textual) "su hermana Luisa de la Cámara soltera" - solterona hecha y derecha, pues frisaba entonces en los 45 años de edad.
Por su parte Miguel de Galayn, por aquellas fechas, solía parar en casa de su hermano Martín, en la finca que éste habitaba con su familia, sus 5 esclavos de ambos sexos y 2 mulatas libres del servicio doméstico. Dicha vivienda ubicábase en la calle "de la Compañía" - ahora Bolívar -, y en tal domicilio lo registra el censo a (sic); "su hermo. dn. Miguel de Galain entrante y saliente"; además de consignar al inquilino de dos piezas a la calle; Martín Aguirre zapatero, que trabajaba con un esclavo del oficio, y con Juan Maziel, aprendiz libre tucumano; amén de Pablo Pérez y 4 oficiales remendones más, estos con casa aparte.
Y bien; si en el censo de 1744 Luisa de la Cámara figura como "soltera" y Miguel de Galayn como "entrante y saliente" en la casa de su hermano - vale decir, sin hogar establecido - resulta evidente que dichas personas estaban desligadas de todo vínculo conyugal.
¿Cuando empezó la intimidad entrañable de Miguel con Luisa?. Bastante antes de 1723 - frisaría ella en los 24 años -, ya que aquel en 1729 suscribió el siguiente documento que textualmente dice así; "Digo yo Miguel de Galain, residente en esta ciudad y para hacer viaje al Reino del Perú, que por cuanto doña Luisa de la Cámara, hija lexítima de Dn. Juan de la Cámara y de Dña. Juana de Avendaño, me ha atendido, asistido y cuidado ha más de seis años, de la comida, aceo de mi ropa y otros muchos servicios dignos de recompensarse; y atendiendo asimismo a que la dicha su madre está enferma imposibilitada en cama ha más de ocho meses; le cedo, renuncio y le hago gracia y Donación de dos negritas y un negrito, hijo de la una de las dos negras llamada Francisca, y la otra es llamada María Antonia, las quales compré en el Real Asiento; para que todas las tres dichas piezas sean suyas propias, y pueda disponer de ellas a su libre voluntad; y me obligo a que yo, o qualquiera mi poderitario, le otorgue escriptura de donación en forma; y lo firmé en Buenos Aires a quince de Septiembre de mili setecientos y veinte y nueve años"; Miguel de Galayn.
Una década más tarde, a Luisa urgida en "atender a un pobre Padre de edad avanzada", le fue forzoso enagenar a la negra Francisca "para sustentarse"; pero la negra huyó con su cría del poder de su nuevo amo comprador, y se refugió en casa de Martín de Galayn, pidiendo amparo, mientras alegaba no tener otro dueño que el hermano de éste, don Miguel, ausente entonces de la ciudad.
La incidencia referida derivó en pleito; Luisa de la Cámara demandó al hermano de su protector y amigo por despojo de la esclava Francisca con su hijo. Y todo tuvo término cuando el Alcalde Larrazábal ordenó al Escribano Joseph Esquivel y al Capitán de Milicias Matías de Morales, fueran a la vivienda de Martín de Galayn a exigir la entrega de la negra y el negrito. Así lo hicieron los funcionarios el 18-IX-1739; y luego de recobradas ambas "piezas" fugitivas, volvieron ese mismo día a poder de Luisa de la Cámara, que firmó el recibo.
Testamento revelador de mi sexta abuela
El 7-XI-1746 Luisa de la Cámara otorgó testamento ante el Escribano Francisco de Merlo en su registro Nro 2. En esa escritura la compareciente declaró ser "soltera" y "mayor de cuarenta años, hija legítima de don Juan de la Cámara y de doña Juana de Avendaño, ya difuntos". Mandó que su cadáver fuera sepultado en el Convento de Nuestra Señora de las Mercedes, como hermana de la orden que era. Manifestó que la casa y cuarto en que vivía, así como los fondos de esa finca, le correspondieron por haberlos heredado de su padre; pero que, a la sazón, esos bienes sucesorios estaban comprometidos en un pleito que les puso Jacinto de Aldao - que pretendía derechos al terreno -, sin que al presente supiera la testadora el estado de tal litigio, cuyas constancias obraban en los autos testamentarios de su hermano Francisco de la Cámara, muerto el año anterior, a cuyas actuaciones se remitía ella. Por lo demás, dejó establecido que todo el moblaje y objetos de su casa eran suyos propios, por que se los donó Miguel de Galayn, en virtud "de causas y razones que en la respectiva donación constaban". Puntualizó también que su padre había sido deudor de aquel, por 370 pesos que le fueron entregados por el Capitán Antonio de Pessoa - como vimos apoderado de Galayn -, y que ello surgía de las cartas de reconocimiento de esa deuda, remitidas por su padre a don Miguel. Reveló asimismo que la negra Francisca Xaviera, que estaba al servicio de Galayn, era de propiedad de éste, aunque "la carta" (título) estuviera extendida a favor de doña Luisa, por motivos "que para ello hubo al tiempo de la venta". Entre los bienes de su casa, especificó la causante; una caja con cerradura y todo lo que contiene adentro; un baulito lleno de prendas, bajo llave; doce láminas con sus vidrios; un espejo de dos tercias de largo por una de ancho; cuatro cajones con su contenido; una tinaja de España; dos "tembladeras" (vasos anchos) de plata; un "almirez" (mortero) de metal amarillo con su mano; un escaparate con lo que adentro tiene; un negro criollo llamado Joseph como de 8 a 10 años. Luego no olvidó los nombres de sus deudores y la cantidades que éstos le adeudaban; y, por otra parte declaró que a nadies debía nada. Seguidamente nombró por sus Albaceas; en primer término - era previsible - a Miguel de Galayn, y en segundo al Capitán Esteban Lomes. Y su declaración más concluyente resulta para nosotros aquella de que (sic); "atento no tener herederos forzosos, ascendientes ni descendientes", nombraba por universales herederos de sus bienes "a Joseph Phelipe y a María Rosa Galain" (hijos de don Miguel), a quienes transmitía todos sus créditos y propiedades "para que los gozen y hereden con la bendición de Dios y la mía, pidiéndoles me encomienden a Dios".
Expuestas tales pruebas irrecusables, uno se pregunta ¿porque no regularizaron su situación, frente a Dios y a los hombres, Miguel de Galayn, el mercader viajero, y Luisa de la Cámara, la equívoca solterona?; puesto que, sin duda, en la pequeña ciudad sería voxpópuli la maternidad de doña Luisa respecto de los hijos de don Miguel; el cual tan no se recataba en mostrar su intimidad con ella, que le amuebló la casa; le usaba sus esclavas domésticas como propias; y resultó, a la postre el lógico Albacea de la última voluntad de esa mujer que le legó todos sus bienes a los vastagos de su sangre. Un impedimento serio - que no un capricho - debe de haber existido para que Galayn no santificase sus vínculos amorosos con dicha señora.
Sobre la situación irregular de esa pareja no caben dudas. Y aunque la protección pecuniaria de don Miguel a favor de su amiga a la vista estaba, ella, sin embargo, disponía libremente de sus bienes. Así lo prueba una escritura del 2-1V-1743, ante el Escribano Merlo, por el cual mi antepasada vendió a Juan Ribas una esclava negra suya nombrada Francisca Javiera, con Santos su hijo de tres años de edad. A la vez la finca que heredaron los hijos de Galayn había correspondido anteriormente al padre de doña Luisa; de ello dio fe el testamento de Francisco de la Cámara, hermano y condómino de la causante, otorgado en 1745. Allí consta que la referida casa se componía de un cuarto a la calle "de San José" (hoy Perú, entre Hipólito Irigoyen y Avenida de Mayo o Rivadavia), y que a continuación venía la sala, otro cuarto y la cocina, seguida de dos piezas más; todas cubiertas de "texas" en un techo de "media agua"; y edificadas en terreno rodeado por "cerco de pared" dentro del cual había "su pozo de balde" con "muy buena agua de beber".
Puestas en legal forma sus disposiciones testamentarias, Luisa de la Cámara dejó de existir, probablemente por 1746 o 47.
Ultimas actuaciones del personaje de esta historia
En cuanto a Miguel de Galayn, siguió por un tiempo más frecuentando las escribanías. Así, por ejemplo, el 15-V-1746, ante Merlo, dio un poder a José Norberto de Iturralde, para que éste le cobrara 1.811 pesos de los bienes de la liquidación de Tomasa de Espinosa. Y el 3-VII-1747, ante Carrión, otorgó otro mandato general amplio a favor de quien habría de ser pronto su yerno; Patricio Lince, a fin de que Lynch lo representase en cualquiera de sus negocios. Y más tarde, el 14-XII-1749 - quizás en vísperas de otro largo viaje a España -, ante el mismo Carrión, Galayn vendía a Juan Bautista de Urquizú, "una negra esclava llamada Francisca como de 40 años, con dos hijos, uno de 3 años y otro de 4 meses, nombrados Tiburcio y Mariano".
Después del año 1749 - en que se casó su hija - interrúmpese de golpe la comparencia de don Miguel ante los Notarios lugareños por espacio de casi tres lustros. Poco antes de la boda de María Rosa con el irlandés Lince, legitimó, sin duda, el padre, a sus dos hijos habidos fuera del matrimonio; seguramente por rescripto Real, como venía siendo costumbre desde antiguo en casos análogos; no sin dejar de abonar los derechos correspondientes a la "Real caxa", una vez obtenida la gracia solicitada. Empero, lo cierto fue que luego de una prolongada ausencia - en los papeles por lo menos -, el 5-IV-1763, estaba Miguel de Galayn viejo y enfermo en cama a punto de morir en Buenos Aires. Ese día hizo venir a su casa al Escribano Francisco Xavier de Herrera, y ante él otorgó un poder para testar a favor de un señor Diego Guinuan. En tal disposición de postrera voluntad, don Miguel declaró ser natural de Navarra, hijo legítimo de Francisco de Galain y de Ana Gracia de Echevarría, difuntos; dispuso que su cadáver fuera sepultado en la Iglesia de San Francisco, como hermano terciario de dicha Orden; y luego de instituir por sus herederos a los "hijos legítimos Joseph Phelipe y Rosa", nombró Albaceas; 1D a Rosa Galain, su hija; 2a a Patricio Lince", su yerno, ausente del país (presumo estaba en Potosí); y 32 a Diego Guinuan. Cuatro días después el 9 de abril, el enfermo tuvo fuerzas para firmar otra escritura ampliatoria de la anterior, por la cual mejoraba a su "hija legítima Doña María Rosa, mujer actual de Don Patricio Lince, con 5.000 pesos, en caso de cobrarse un crédito que le debía, al testador, doña Josefa Prudencia, esposa de Juan José Lomes.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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