Notas |
- Romero González fue guerrero de la Independencia, hombre público y comerciante. En la batalla de Salta Romero Sosa describe que "cuando el Gral. Manuel Belgrano se alojó en la Hacienda de Castañares, en casa de Don Apolinario Saravia -a quien llamaban “el chocolate” por el color bronceado de su tez, Gregorio Romero González fue uno de los pocos vecinos enterados de ese secreto de guerra del cual, posiblemente, dependió el éxito de la Batalla de Salta.
Belgrano encomendó a Saravia que se dirigiera a la ciudad de Salta, desde la Hacienda de Castañares, a objeto de comunicar a los patricios que la hora del triunfo se aproximaba. El sagaz Saravia, que era un nativo lleno de viveza criolla, cumplió el cometido en forma verdaderamente admirable. Descuidando la vigilancia realista, fingió ser un simple leñatero y, conduciendo asnos cargados, entró en la ciudad por el camino llamado “El Portezuelo”, consiguiendo, inmediatamente, ponerse en contacto con los adictos a la causa de Mayo.
Entre sus medidas de aviso, el Capitán Saravia comisionó a Don Gregorio Romero González para hacer entrega de ciertas cartas de índole secreto. Las dirigía el Gral. Belgrano a su colega salteño, el abogado Dr. Pedro Antonio de Arias de Velázquez Saravia y a su amigo Arenales. El portador, hombre de entera confianza entre los patriotas, estaba vinculado por parentesco al Capitán Saravia. Es obvio decir que la misión encomendada a Romero fue fielmente cumplida. "Y de su actuación en la batalla de Salta Romero Sosa cuenta que: "En la batalla de aquel nombre, librada el 20 de febrero de 1813, Romero combatió fogosamente y tuvo por recompensa un sablazo que le asestaron en una pierna, herida de la que fue curada por el médico salteño Dr. Antonio Castellanos Saravia."
Años después participó en la Guerra del Brasil. Su descendiente, el gran historiador y genealogista salteño Carlos Romero Sosa recordó así: la actuación de su antepasado en la campaña comandada por el General Alvear: "el guerrero Romero González relató siempre, con justo orgullo, su campaña en la guerra del Brasil, en la que se encontró en las acciones de Ombú, el 16 de febrero de 1827, y de Ituzaingó, el 20 de febrero de ese mismo año. Allí trabó amistades nuevas, entre ellas con el militar porteño Hilario Lagos. Conoció a Brandsen y a su intrépido ayudante, el Teniente Ignacio Lavalle. Militó en el arma de caballería, vinculándose por eso en forma muy estrecha, con el ilustre prócer Tte. Gral. Eustoquio Frías."
Vuelto a Salta con la gloria conquistada y luciendo los cordones de Ituzaingó, se dedicó al comercio de mulas con Bolivia, mejorando al mismo tiempo su célebre panadería en la calle llamada “Federala” en la época de Rosas, y que después se llamó “Libertad” y que finalmente hoy se llama Juan Bautista Alberdi. Posteriormente compró la manzana de las actuales calles Alberdi, San Juan, Mendoza y Buenos Aires y donó el terreno para la construcción de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria de la Viña.” En una “pequeña casita” situada al lado de la iglesia funcionaba esa primera panadería de Salta que había sido fundada por el propio Romero González, que a la sazón habitaba en las inmediaciones, más precisamente en Alberdi y Mendoza, en una importante edificación.
En 1856 ocupó una banca en la Legislatura de Salta, donde tuvo un serio entredicho con el gobernador de entonces, general Dionisio de Puch, su pariente, porque éste había dictado un decreto disponiendo que los cadáveres se enterrasen fuera de las iglesias. No pudiendo vencer el diputado Romero sus sentimientos religiosos, prefirió dejar su banca. “Renuncio a mi cargo, dice en su nota a Puch, porque no puedo aplaudir, una ley contraria a mis sentimientos de sumiso hijo de la Iglesia. Estaré tal vez en error ante los hombres, pero no ante mis ideales y ante Dios, a cuyo servicio me he consagrado”.
Falleció en Salta rodeado de clamor popular. En el acto del sepelio pronunciaron elocuentes discursos el canónigo Lugones, secretario del Obispado de Salta; el coronel José María Todd, por los Guerreros del Brasil; y los doctores José Pío Tedín y Vicente Anzoátegui, del Gobierno de Salta.
Extraído de "Gregorio Romero González. Un Guerrero de la Independencia" de Carlos Romero Sosa. [3]
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