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Coronel Juan García de Cossio Gómez de Cossio, (*)[1]

Varón 1736 - 1809  (72 años)


Información Personal    |    Notas    |    Fuentes    |    Mapa del Evento    |    Todos    |    PDF

  • Nombre Juan García de Cossio Gómez de Cossio 
    Título Coronel 
    Sufijo (*) 
    Nacimiento 9 Ago 1736  Rozadío, Cantabria, España Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    Sexo Varón 
    Fallecimiento 3 Ene 1809  Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [2
    Entierro 4 Ene 1809  Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    ID Persona I47437  Los Antepasados
    Última Modificación 12 Jun 2020 

    Padre Justo García de Cossio Bohorquez 
    Madre Ana Gómez de Cossio 
    ID Familia F30721  Hoja del Grupo  |  Family Chart

    Familia 1 María Josefa Zamudio Ruiz de Bolaños   f. 14 Feb 1779, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. 
    Matrimonio 1763  Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [1
    Hijos 
     1. Juan Manuel García de Cossio Zamudio,   n. 13 Dic 1764, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 5 Ago 1768, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 3 años)
     2. Felipe Antonio García de Cossio Zamudio,   n. 25 May 1767, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 4 Abr 1826, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 58 años)
     3. Juan Manuel Francisco García de Cossio Zamudio,   n. 7 Mar 1769, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.
    +4. Simón José García de Cossio Zamudio, (*),   n. 29 Oct 1770, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 27 Jul 1840, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 69 años)
     5. Eusebio Mariano García de Cossio Zamudio,   n. 8 Sep 1772, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 23 Ene 1774, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 1 año)
    ID Familia F18529  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 12 May 2017 

    Familia 2 Antonia Rosa Timotea de Lagraña Dizido de Zamudio,   n. Cir. 1754, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 15 Mar 1838, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad ~ 84 años) 
    Matrimonio 13 Oct 1783  Catedral Nuestra Señora del Rosario, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.  [3, 4
    Tipo: Canónico 
    Hijos 
    +1. Ana María Josefa Bárbara García de Cossio Lagraña,   n. 8 Oct 1784, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 25 Feb 1853, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 68 años)
    +2. Juan Justo García de Cossio Lagraña,   n. 10 May 1786, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 4 Nov 1854, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 68 años)
    +3. José Vicente García de Cossio Lagraña, (*),   n. 10 Dic 1789, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 16 Oct 1852, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 62 años)
     4. Isidoro García de Cossio Lagraña,   n. 1790, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 9 Dic 1846, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 56 años)
    +5. Estanislada García de Cossio Lagraña,   n. 20 Feb 1791, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 8 Abr 1871, Buenos Aires, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 80 años)
     6. Antonia Rosa García de Cossio Lagraña,   n. 1792, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar.f. 14 Jul 1884, Corrientes, Corrientes, Argentina Buscar todos los individuos que registran eventos en este lugar. (Edad 92 años)
    ID Familia F30723  Hoja del Grupo  |  Family Chart
    Última Modificación 4 Mar 2020 

  • Mapa del Evento
    Enlace a Google MapsNacimiento - 9 Ago 1736 - Rozadío, Cantabria, España Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsMatrimonio - 1763 - Corrientes, Corrientes, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsMatrimonio - Tipo: Canónico - 13 Oct 1783 - Catedral Nuestra Señora del Rosario, Corrientes, Corrientes, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsFallecimiento - 3 Ene 1809 - Corrientes, Corrientes, Argentina Enlace a Google Earth
    Enlace a Google MapsEntierro - 4 Ene 1809 - Corrientes, Corrientes, Argentina Enlace a Google Earth
     = Enlace a Google Earth 

  • Notas 
    • UN CIVILIZADOR DEL SIGLO XVIII: EL MAESTRE DE CAMPO
      DON JUAN GARCIA DE COSSIO

      por Federico Palma(*)

      I

      El maestre de campo, don Juan García de Cossio, pertenece a una familia de honda tradición hispana, oriunda del valle de Rionansa, en la zona montañosa de Santander que, a principios del siglo XVIII, habíase trasladado a Rozadío.

      Allí, hacia el año 1725, un miembro de ella, don Justo García de Cossio, contrajo matrimonio con doña Ana Gómez. Varios hijos nacieron de esta unión, interesando a esta crónica uno de ellos, llamado Juan, nacido en 1732.

      Ya en la juventud, fue enviado por sus padres a seguir estudios en Burgos, ciudad llena de sugestiones al espíritu español, en cuyo seno reposan los restos del Cid. Regular debió ser la educación recibida en la vieja ciudad castellana, porque ágil era su discurrir y garbosa su letra.

      Pero un día, este segundón de hidalga cuna, bajó de sus montañas nativas y vio el mar, infinitamente azul, extendido a su frente como una tremenda incógnita.

      Las montañas significaban su permanencia baldía, asido a unas rocas y un valle que, castellano al fin, poco podía ofrecerle. El mar, en cambio, era América, lonja distante de fortuna y bienandanza.

      Desde ese momento, su ánimo se sintió impulsado por la idea de esa aventura. Abandonó Rozadío y fuese a Madrid, donde vivió con los familiares del confesor del rey Felipe VI, reverendo Francisco de Rávago S.J., en cuyo gabinete sirvió como escribiente.

      Este influyente sacerdote recomendó al joven ante la consideración del general don Pedro de Cevallos, a la sazón en la Corte, en trance de partir hacia el Río de la Plata. Con él vino a estas tierras, en el año 1756, y, con su beneplácito, dedicóse al comercio(1).

      Hacia el año 1759, avecinóse en Corrientes, siguiendo consejos de Cevallos -de quien se dice era sobrino-, donde fue designado teniente de una Compañía de Forasteros, ascendiéndole Labardén, en 1766, al grado de capitán de caballería.

      Aquí vincularía su hombre a nuestro desarrollo histórico, a la vez que alcanzaría una fortuna cuantiosa, mediante su notable capacidad de orden y trabajo.

      Ejercía entonces la tenencia de gobernador, don Bernardo López Inclán, criatura incondicional de Cevallos y de los jesuitas, arbitrario en sus procedimientos, sujeto más a los dictados de la pasión partidista que a la reflexión. No admitía la sostenida oposición de los criollos, en cuyos espíritus comenzaba a enraizar fuertes sentimientos de libertad y autonomía.

      En dos bandos estaba dividida la sociedad de la época: los criollos, cuyo verbo más alto y patriótico era el de don Sebastián de Casajús, y los hispanos -después serían llamados ?los godos?-, fortalecidos en el poder y estimulados por los jesuitas. García de Cossio, a poco de su llegada, formó entre estos últimos, fiel a sus sentimientos conservadores y a su gran adhesión a la Corona.

      En 1763 formó su hogar con doña María Josefa Zamudio y Bolaños, quien ?sólo entró a él con la decencia de su persona y arreos propios de su uso?, introduciendo él, en cambio, ?el capital de quince mil pesos, como consta en los inventarios que, por su fallecimiento, se formaron jurídicamente?, según así expresó, en 1808, al modificar su testamento.

      De esta unión nacieron Juan Manuel(2), Felipe Antonio(3), Juan Manuel Francisco(4) y Simón José(5), este último futuro representante de Corrientes a la Junta de Mayo.

      Prestó apoyo económico al nuevo teniente de gobernador, Manuel José Rivera y Miranda, llegado con ocultos poderes contra los intereses correntinos.

      En efecto, mediante escritura autorizada el 6 de Julio de 1764, por el alcalde de primer voto, sargento mayor León Pérez, constituyóse su fiador, juntamente con Ciprián de Lagraña, hasta cubrir la suma de dos mil pesos. Esta circunstancia le ligó fuertemente al teniente quien, con sus arbitrariedades, preparó el clima proclive a la rebeldía, que hizo explosión a fines de Octubre de ese año.

      El castigo y prisión de Rivera y Miranda, de donde le sacó García de Cossio, mediante su influencia y valimento, fue la reacción lógica de un pueblo que aspiraba a que no se le veje ni expolie.

      II

      Ninguna participación ostensible tuvo este buen hidalgo en los sucesos que tan profundamente agitó el espíritu correntino, conocidos en la historia como revolución de los comuneros. Fiel a la monarquía y ?muy ajesuítado?, según la gráfica expresión del doctor Martínez de Ibarra, vicario de Corrientes, no podía prestar su concurso a una causa cuyo contenido era, en lo sustancial, adverso a la Corona misma.

      Pero cabe advertir que su acción secreta y tenaz en contra de los comuneros debió ser efectiva y sentida por éstos, porque al plantear al Cabildo, tan luego del triunfo, la elección de teniente de gobernador, exigieron, como primera e ineludible condición, que no habría de tener el electo ninguna amistad con ?los sujetos José de Acosta, Ciprián de Lagraña y Juan García de Cossio, ni otro alguno de los dependientes de la casa de Zamudio?(6).

      Alguna vez se escribirá la historia de este tronco poderoso y feudal, frondosamente ramificado en la historia correntina.

      Completando la información sobre su comportamiento de entonces, está la declaración que el vicario, doctor Martínez de Ibarra, formuló el 5 de Octubre de 1769, calificándole de ?lobo carnicero?, apreciación que hizo extensiva a José Ponciano Rolón y a los citados Acosta y Lagraña, manifestación que ha de tomarse con alguna reserva, dada la mala pasión del vicario hacia estas personas.

      Serenados los espíritus fue electo, en 1767, alcalde de primer voto, cargo éste que fue el primero que ejerciera en la ciudad de Vera. Expulsados, en ese año, los jesuitas, al siguiente fue nombrado -en compañía de don Eusebio Maydana y José Fernández Blanco-, administrador de los bienes de la Compañía, en virtud de designación realizada por Bucarelli.

      El 6 de Junio de 1769 depositó en el Cabildo correntino su nombramiento de Juez de Residencia, expedido por el gobernador de Tucumán, Jerónimo Matorras. Veinte días después, con el propósito de llenar su cometido, presentó al Ayuntamiento un largo y circunstanciado interrogatorio ?para proceder en la pesquisa y residencia secreta? que se le encomendara. Este documento revela una inteligencia clara, dotada de natural perspicacia, puesta al servicio de esa tarea, que abarcó hasta el año 1720.

      III

      Al mediar el año 1771, comenzó la etapa más intensa, al par que fecunda, de su vida, cuyo contenido le ayudaría a desdibujar las líneas, no siempre claras, de su actuación durante el lapso final de la. dominación jesuítica.

      El 21 de Junio, Vértiz le había designado teniente de gobernador de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, para reemplazar a Lázaro de Almirón.

      Según Vértiz, los informes obtenidos del nuevo teniente, ?aseguraban las ventajas que su conducta promete, en beneficio de esa ciudad, en la que espero propenda a establecer la buena armonía con que conceptuaré a V.S. feliz, desterrando toda sedición e inquietud, que es efecto de las parcialidades y espíritus faccionarios?(7).

      El 1 de Agosto tomó posesión del cargo con el ceremonial de la época. Se inició entonces un período de progreso para la ciudad, cuya característica más notoria fue el empeño del nuevo teniente de dilatar sus límites y afirmar la jurisdicción del Cabildo sobre una zona más amplia.

      Hasta entonces, la acción capitular no pasaba más allá de los partidos de Zapallos, Caá Catí, Ensenadas y Las Saladas. La población rural comenzó, durante su Gobierno, a extenderse hacia la laguna Iberá y la otra banda del río Corriente, haciéndose más densa entre los arroyos Empedrado y Ambrosio. Aumentaron, entonces, los vecindarios de Mburucuyá, Zapallos, Isla Alta, Anguá y Empedrado.

      A fines de Septiembre de 1773, García de Cossio salió a campaña, dirigiéndose hacia la estancia de Las Garzas, sobre el arroyuelo homónimo, la que, por ese entonces, se hallaba comprendida en la jurisdicción de Las Saladas.

      Llevaba el propósito de resolver el grave problema creado por los abipones que, hacia 1770, habían empezado a emigrar del territorio chaqueño, estableciéndose en la Reducción santafesina de San Jerónimo. En ese año tuvo principio otra migración de estos aborígenes quienes, abandonando San Jerónimo, vinieron a plantar sus tiendas en la banda correntina del río Paraná.

      Logró, entonces, el lugarteniente García de Cossio, arraigar unas veinte familias en Las Garzas, encomendando a fray Pablo Carvallo la atención espiritual de las mismas, aunque en forma espaciada. Por intermedio del lenguaraz Francisco Díaz, hizo saber a los abipones que vivirían en Las Garzas, sujetos a la vida civil y cristiana.

      Su propósito de fundar el pueblo era firme y lo hizo conocer al Cabildo de Corrientes en carta del 24 de Septiembre de 1773. ?A la vista se tiene -decía al Cabildo-, cuántas ventajas se pueden desear a beneficio de ambas majestades, a los intereses reales y a que se verifique el deseo de nuestro católico monarca, pues estos indios, con el incentivo de la comunicación de los españoles y ausencia de ellos a las obligaciones de la Iglesia, muy en breve se conseguirá la siguiesen en todo, logrando al mismo tiempo la Patria tenerlos como en guardia avanzada para la defensa de los pasos del Paraná que se hallan inmediatos, camino que siempre han frecuentado los enemigos del gran Chaco, cuando han invadido estas costas?(8).

      Antes de resolver, en definitiva, García de Cossio pidió la reunión de un cabildo abierto, ?para que, según resultase por la mayor parte de votos, se pusiese a la obra?, pero, apremiado por la inminencia de una marcha al servicio del rey, no esperó la resolución capitular, procediendo a la fundación formal del pueblo el día 8 de Octubre de 1773, con gran júbilo de los naturales.

      ?Los encontré ansiosos -decía al Cabildo-, que se les destinase un lugar fijo para situar su pueblo, según y como lo pidieran cuando se retiraron a esta banda... Considerando que en este asunto tan importante al servicio de ambas majestades puede cualquier demora ser adversa a nuestras ideas, por todo lo cual señalé a dichos indios el paraje de la Isla Alta, para situar dichos indios como en verdadera Reducción y consintiendo sus adelantamientos espirituales en el cura doctrinero que los debe asistir como tal?(9).

      García de Cossio pidió, apresuradamente, un sacerdote al convento franciscano de Corrientes, sin resultado inmediato. Fray Blás Antonio Cabral informó, el 22 de Octubre de ese año, no serle posible el envío de un sacerdote, por ?el estado miserable en que se encuentra mi convento por falta de sujetos?(10). Algunos años después, se obtuvo la presencia de un franciscano en la Reducción.

      La nueva fundación de Las Garzas fue puesta bajo la advocación de San Fernando, llevándose a tal fin la misma Imagen que había presidido la fundación de San Fernando del Río Negro, en 1750, y que luego sería depositada en el templo de Bella Vista.

      El cabildo abierto pedido por García de Cossio, reunido recién el 2 de Noviembre, prestó su conformidad a lo actuado, resolviendo terminantemente que ?por ningún modo convenía mantener la guardia en aquella parte del río Paraná ... por el estado miserable en que se halla esta ciudad, así por la peste, langostas y falta de mantenimiento, como por la de caballos y continuo desasosiego causado del movimiento de los indios infieles?(11).

      Ratificábase, de tal modo, lo operado por el lugarteniente, a la vez que liquidábase en forma definitiva a la ya decadente Reducción de San Fernando del Río Negro.

      Inmediatamente de concluida la fundación de Las Garzas, se dirigió hacia el paso de San Blás, sobre el río de Santa Lucía, donde el día 11 de Octubre fundó, en tierras realengas, una nueva población, puesta bajo la advocación de San Roque(12), labrándose el Acta, cuyo texto expresa:

      ?En el paraje nombrado Paso de San Blás, del río Santa Lucía, en once días del mes de octtubre de mil setecientos setenta y tres años: Yo, el Doctor don Antonio de la Trinidad Martínez de Ibarra, cura Rector, Vicario, Jues Eclesiástico y de Rentas Decimales, Comisario Particular de la Santa Cruzada y de la Santa Inquisición etc., en consorcio de don Juan García de Cossio, lugar de gobernador de la Ciudad de Corrientes y su jurisdicción y presente don Pedro Chamorro, Sargento Mayor de este partido, con sus oficiales y demás vecinos que se juntaron a fin de conferir cuál paraje sea más conveniente, cómodo y adecuado para la situación de una capilla que les sirva de parroquia y después de largo rato que sobre el asunto se trató, últimamente, de común acuerdo, resolvieron que este paraje nombrado Paso de Blás, elegían y escogían para la situación de dicha capilla por ser el más adecuado desde donde el párroco pueda igualmente subvenir a las necesidades espirituales de toda su feligresía, en cuya atención habiéndonos conformado con el señor Teniente y aprobada la elección, mandamos se construya dicha capilla en el mencionado paraje nombrado Paso de Blás, con su sacristía y casa para el cura y se les asignen para la feligresía toda la gente así española como naturales que moran y habitan de esta parte del río Santa Lucía, sirviendo de término y linderos por la parte del Este y Poniente dicho río Santa Lucía y por la parte del Sur cuántos alcanzan las poblaciones presentes y las que en adelante se aumentaren con la precisa condición que, aumentándose la feligresía y que por lo mismo sea preciso desmembrarla poniendo otra parroquia, pueda el Prelado libremente determinarlo así, sin que el cura de la parroquia tenga derecho para oponerse a la disposición superior. Así lo proveemos, mandamos y firmamos. Dr. Antonio de la Trinidad Martínez de Ibarra - Juan García de Cossio. A ruego y por testigo de Dn. Pedro Chamorro: Juan Benítez de Arriola - Fernando Soverón - Francisco Duarte - Juan José de Avalos - Juan Simón Cáceres?(13).

      IV

      Muy amplia fue la jurisdicción señalada a la nueva capilla. En su vasta zona fueron agrupándose vecindarios, algunos de los cuales convirtiéronse, más tarde, en pueblos. En 1796, los pobladores de Yaguareté Cora gestionaron el establecimiento de una capilla, levantándose un censo que demostró la existencia de 32 españoles y 26 naturales.

      El comandante de armas, don Miguel Jerónimo Gramajo, autorizó la fundación, levantándose la capilla bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. Otro vecindario segregado de San Roque fue el de Curuzú Cuatiá, donde los pobladores de esa zona trataron, en el año 1799, de levantar una capilla que fue consagrada, en 1801, bajo la tutela de N. S. del Pilar.

      La acción civilizadora de García de Cossio se extendió hasta lejanos rincones de la jurisdicción correntina. Personalmente realizó exploraciones en la zona de Curupayty (kurupa?y: sinónimo, que indica una acacia, árbol de madera dura; y ty: es un sufijo que, con sustantivo, da significado de conjunto; debe escribirse: kurupa?yty) durante los años 1778 y 1779, haciendo llegar sus observaciones al virrey Vértiz sobre ese paraje, a la vez que señalando el punto donde podría levantarse una población.

      Como una contribución a esa política expansiva, había firmado, el 5 de Febrero de 1778, una convención con el gobernador del Paraguay, fijando la línea de Curupayty como límite de ambas gobernaciones.

      La población de Curupayty fue fundada por su inspiración. En el acta capitular del 18 de Octubre de 1779, consta que ?se halla principiado un fuerte y cuarteles a costa de este vecindario, mediante los auxilios que ha franqueado el teniente don Juan García de Cossio?(14) quien había delegado la acción material en el alcalde de primer voto, don Juan Benítez de Arriola.

      Ese mismo año, gestionó ante el obispo de Buenos Aires la creación de parroquias en Empedrado y Ensenadas, según así consta en un Memorial que el Cabildo pasó a dicho prelado, el 4 de Mayo de 1779.

      Durante su Gobierno se estableció la carrera de postas entre Buenos Aires y Paraguay, por territorio correntino; prestóse ayuda a los pueblos misioneros, enviando cerca de 5.000 cabezas de ganado vacuno.

      Seria fue al preocupación de García de Cossio en favor de la enseñanza pública.

      No bien tomó posesión del cargo, escribió a Vértiz, recabando autorización para aplicar parte de las rentas que producía la rica y dilatada estancia Rincón de Luna, que fuera de los jesuitas, ubicada en jurisdicción del Cabildo correntino. Vértiz retardó una resolución categórica sobre el asunto, porque en su interés estaba aplicar dichas rentas en beneficio de la enseñanza pública de Buenos Aires.

      El 3 de Diciembre de 1771 escribía a García de Cossio, dictándole:

      ?Se debe tener presente que en esta capital es necesario establecer estudios mayores para la educación de la juventud, al que es forzoso que contribuyan las demás ciudades en las cuales no se pueden hacer iguales establecimientos y que con los fondos de cada una de las otras se dotarán becas correspondientes para que los hijos de ellas logren el beneficio de su enseñanza y educación?.

      Y como para que el Cabildo correntino no cayese en la tentación de revocar la donación que, en años anteriores, había realizado en favor de los jesuitas, le recordaba que todos los bienes de la Orden en el Río de la Plata habían pasado a propiedad real.

      ?Que aquellos fondos -agregaba-, que dio esa ciudad para el establecimiento y fundación de los Regulares, como también la Iglesia de San Sebastián, su patrono tutelar, aunque es así que consta fue el respecto a lograr la enseñanza de las primeras letras y gramática, pero que habiendo sucedido S.M. en el dominio de todos estos bienes como está bastante explicado en las reales cédulas por los derechos de su regalía como Nuestro Señor natural, nadie puede revocar aquellas donaciones que se hicieron principalmente habiendo cedido piadosamente estos fondos para obras pías en cuya inteligencia logrará esa ciudad del beneficio a que aspiró de las escuelas, pero bajo la protección Real, por estar devuelto el Patronato a S.M. y declarado en la real cédula de 9 de Julio de 1769, que debe correr el gobernador de Buenos Ayres con el uso y ejercicio de esta Regalía?(15).

      Sin perjuicio de todo lo expresado por Vértiz, y sin esperar llegue a los correntinos la protección real, el lugarteniente decidió establecer, a comienzos de 1772, el aula de Latinidad, poniendo a su frente a don Urbano de Araujo, ex alumno del Colegio Franciscano de Asunción.

      De todo lo obrado en tal sentido, envió copia a Vértiz quien, imposibilitado de asumir actitud contraria alguna, se limitó a poner en duda la capacidad del joven maestro, según se infiere de la carta que el 16 de Marzo de ese año dirigió a García de Cossio.

      ?La carta de V. merced del 26 de Enero -expresaba-, acompañada del testimonio de lo que se ha actuado para el establecimiento de una escuela de gramática en esa ciudad, se vio en la Junta Provincial celebrada el día 6 del presente y ha venido a condescender en su establecimiento, cuidando de la enseñanza el Cura y Vicario de esa ciudad, porque se dificulta que los preceptores sean tan aptos como se requiere, sin embargo de que hayan estudiado Teología, porque como muchos que la han estudiado en los conventos de Religiosos, ha sucedido que ocurríanlo a recibir órdenes sacras se han hallado absolutamente ignorantes de la gramática y de la inteligencia de la lengua latina, precisándolos por esto que la estudien.
      ?Por tanto, con acuerdo de esta Junta, encargo al Cura párroco que ponga mucha atención y cuidado en estos principios, para que los maestros preceptores se instruyan radicalmente, para que puedan dar buena enseñanza a sus discípulos y no hagan perder inútilmente el tiempo a la juventud?(16).

      Consecuente con la idea de expandir la enseñanza pública, restableció en Saladas, en 1775, la escuela que, en 1758, había funcionado bajo la regencia de Diego de Sandoval.

      Ganó la ciudad durante su tenencia un nuevo convento, al transformarse en tal la hospedería de San Pío V, que mantenía la Orden dominica, y la Iglesia Matriz fue objeto de sustanciales reparaciones, especialmente en el artesanado del presbiterio.

      Diversas campañas realizó entonces, a veces contra los indios chaqueños que obligaban a sostenida vigilia y, otras, contra los portugueses.

      Tan luego de la fundación de San Roque, había partido -al frente de doscientos cuarenta y seis correntinos- hacia el territorio de Río Grande del Sur, para accionar contra los portugueses, que no cesaban sus incursiones en el territorio español. Junto a sus correntinos, amuchados con una compañía de indios y mulatos libres, cooperó eficazmente al desarrollo del plan trazado por Vértiz, pasando el río Uruguay por el Salto Chico, para incorporársele, en la sierra del Areguá.

      Tan luego de licenciada la división de Vértiz, en las costas del arroyo Las Piedras, se retiró García de Cossio a Santa Tecla. Allí socorrió a la tropa, con 4.000 pesos, regresando por el camino del San Borja, donde dejó una guardia, a cargo de Luis Ramírez. En Abril de 1714 estaba ya de regreso en Corrientes.

      Se hallaba en Santa Lucía, en Noviembre del año siguiente, cuando recibió ?la funesta noticia de la declaración de la guerra por parte de los portugueses?, quienes habían asaltado la guardia de San Martín, reduciéndola. Así hizo saber al Cabildo, en carta del 26 de Noviembre, informando de las medidas dispuestas(17).

      El 17 de Noviembre de 1783 entregó el Gobierno a su sucesor(18). En ese día, los cabildantes le tributaron espontáneamente homenaje, expresando ?que dicho señor Juan García de Cossio ha servido a esta ciudad cerca de trece años a su propia costa, en el grave cargo del gobierno, con el mayor amor, celo y justificación, manteniéndola en continua paz, conmoviendo sus intereses y progresos y últimamente gobernándola con toda satisfacción del público, que le es, desde luego, deudora de un sumo, perpetuo agradecimiento, por todo lo cual le rendimos las debidas gracias y se le tenga presente su mérito?(19).

      Pese a que había renunciado insistentemente al cargo por sus pronunciados achaques físicos, el 13 de Octubre de 1783, es decir, treinta y cuatro días antes de abandonar el Gobierno, contrajo matrimonio, en segundas nupcias, con su sobrina política, Antonia Rosa Timotea Lagraña y Decido y Zamudio -otra vez la casa de Zamudio-, mujer de temple firme, muy apegada a sus blasones -sobre campo de azur un león rampante de oro-, que tan luego de la Revolución de Mayo, enlutada aún por su viudez, iba a hacer donación para la Patria, junto con su hija Antonia Rosa García de Cossio -niña de veinte años-, de trescientas cabezas de ganado ?y ambas, en caso de urgencia, todas las alhajas de su uso?(20).

      En este segundio matrimonio, hubo García de Cossio los siguientes hijos: Ana María Josefa Bárbara(21), Juan Justo(22), Estanislada(23), José Vicente(24), Isidoro(25) y la citada Antonia Rosa(26).

      V

      Durante ejerció la Tenencia, tuvo la firme y agria oposición del vicario, doctor Martínez de Ibarra, como una consecuencia de los agitados días de la revolución comunera. A poco de empezar su Gobierno, en la Semana Santa de 1773, un episodio vino a poner más tensas esas relaciones. En efecto, en el oficio del Domingo de Ramos, el vicario dejó acercar hasta el presbiterio a un considerable número de indios chaqueños, llegados para asistir a la ceremonia.

      Allí estaban los cabildantes y el mismísimo teniente de gobernador, preparados para comulgar, llegando a cometer ?amalicioso desaire en desprecio de la autoridad? al pasar de largo delante de los mismos durante el reparto de las palmas benditas.

      Hasta 1790 se mantuvo ajeno de cuidados políticos, aplicando sus mejores afanes a la atención de sus cuantiosos intereses. En ese año fue electo alcalde de segundo voto y, al siguiente, actuó como alcalde de primer voto. Tan luego de cinco años de retiro, volvió a la vida pública en Agosto de 1796 para ocupar la diputación del Real Consulado en Corrientes, función que desempeñó con buen suceso hasta Julio de 1798, muy contraído a los intereses que tuvo a su cargo.

      El 3 de Noviembre de 1796, en largo oficio dirigido al Consulado, puntualizaba las causas que obstaban al adelantamiento comercial de Corrientes. El libre comercio ejercido en las campiñas por comerciantes sin arraigo, que compraban cueros de origen dudoso a peones y capataces, originaba, en su opinión, incalculable daño a las Rentas reales.

      ?El remedio de estos desórdenes -decía- es, sin duda, un objeto q. entre otros muchos deve merecer la atension de V. E. para q. tomándose las disposiciones que se juzguen mas oportunas á el efecto, no sufra esta pobre Ciud. la total ruina de ganados, q. es lo único en q. asegura su subsistencia, para esto no seria conducente q. el sin numero de Mercaderes, q. corren estas campañas se establezcan precísame, en la Ciud. o capillas, como se observa en las campañas de esa capital, de este modo se contendrá el robo de cueros y se defraudará menos el dro. Rl. porqe. sobre 5 P á 60 mil cueros que seg. computo prudencial salen dta esta ciud. para el comercio de esa capital con licencias correspondientes, salen sin este requisito mas de mil seg. igual calculo, por este motivo siguiendo los mas de los mercaderes la conducta, que á V.S. llevo dignificada, Son muy pocos los que viven de asiento en ella pues apenas se cuentan dos?(27).

      Melo de Portugal accedió al pedido así formulado y se notificó a los interesados ?que siendo perjudiciales al público los Mercaderes, pulperos y recatones que viven en los despoblados, palmares, Montes y casas de Estancias? debían retirarse a la ciudad y capillas en el término de diez días perentorios siguientes al de la notificación, bajo la multa de 50 pesos con otras cosas.

      Un grupo de comerciantes afectados por esta disposición protestó, con escaso éxito, ante el virrey. Consecuencia de esta medida fue el aumento del caudal humano de los centros de San Roque y San José de las Saladas.

      El 25 de Octubre de 1803, al organizar el virrey el Regimiento de Voluntarios de Caballería de Corrientes, fue nombrado Comandante 2do. de dicha unidad, que puesta bajo las órdenes del comandante Miguel Jerónimo Gramajo, estuvo integrada por los capitanes Juan Francisco Rolón, Sebastián de Almirón y Angel Remigio Escobar, teniente Juan José Rolón, alféreces Juan José Nicolás de Lafuente, Juan Esteban Benítez de Arriola y Juan José de Lagraña, y el portaestandarte Angel Mariano de Vedoya.

      Poca o ninguna participación tuvo en la organización de este Cuerpo, pues sus achaques físicos no le permitían dedicarse contraídamente a ese fin. Cerróse entonces su actuación pública, larga en el tiempo y fecunda en obras que ocupan su posteridad.

      Junto con los Acosta, fue de los primeros en enviar a sus hijos al Real Colegio de San Carlos. Juan Manuel y Simón García de Cossio, se matricularon, a comienzos de 1785, en Filosofía y Física y, después, en Teología. El primero sólo cursó dos años de esa carrera, terminándola en cambio el segundo, en 1791, para ser enviado a Charcas, donde obtuvo la borlas doctorales.

      Envió luego a Juan Justo, inscripto en el mismo colegio en 1801, donde permaneció hasta 1808, trasladándose luego a, en cuya Universidad de San Felipe y Santiago se doctoró en 1803, donde terminó sus estudios de Teología, aunque no tomó estado sacerdotal.

      Este Don Juan García de Cossio, que hacía valiosos donativos al rey de España y que tan ardientemente deseaba que al morir, su alma se introdujese ?en la preciosa llaga de mi Señor Jesucristo?, vivía como un auténtico caballero feudal, muy apegado a su título de Maestre de Campo, y muy ufano por el trato de Don que le había dado el rey.

      Era tan amplia su vivir como su casa, la primera de altos que se levantó en Corrientes, en 1792, y la única durante muy largos años(28), ornada con muebles costosos y no comunes, donde todos los utensilios de uso cotidiano y aún los de bajos menesteres, era de plata, traída del Perú.

      Treinta y ocho esclavos constituían su servidumbre(29).

      En 1808 declaró poseer 12.000 pesos en plata segada y 342 onzas de oro, tres casas en la ciudad de Corrientes, una chacra y obraje de ladrillos en Santa Catalina, estancias en el Rincón de Ambrosio, con cría de ganado vacuno y yeguarizo, en Caimán con cría de mulas y ?la populosa del río Corriente? -según su calificación-, con muy crecido número de haciendas y 3.200 cueros vacunos almacenados.

      Quien había vivido largos años sin pleitear con nadie, en una época de ásperos pleitos, vio nublados los últimos años de su vida por un enojoso conflicto, con el agravante de ser deudos entre sí los litigantes. La doble venta de una rica estancia en Caimán fue el motivo de la discordia(30), que llevada a los estrados de la Justicia, ahondó rencores no entibiados, sino después de largos años.

      No hace al caso el apuntamiento de los pormenores de este juicio, sino cuanto atañe a la forma inteligente en que defendió su derecho, revelándose poseedor de una ilustración jurídica realmente ponderable. Sería injusto pensar que los escritos presentados fuesen fruto de la pluma de sus hijos Simón José, ya doctorado, o Juan Justo, en vísperas de lograrse, pues la distancia a que se hallaban ambos imposibilitaba colaboración alguna en tal sentido.

      La forma personal de encarar el juicio, aportando en sus presentaciones reminiscencias y noticias familiares, que han sido de gran utilidad para este empeño nuestro de hacer conocer su trayectoria, indican su intervención y redacción exclusiva.

      VI

      Es evidente que en los últimos años de su vida, alguna desazón o desencanto ganó su trabajado espíritu, originado en conflictos domésticos, antes que en los achaques propios de su edad.

      Su negativa a ocupar cargos públicos, sostenida con ánimo desde que abandonó la diputación del Consulado, obedecía a razones muy arraigadas, donde lo económico y privado tenían fuerza decisiva. Así nos lo probarían dos documentos contemporáneos entre sí.

      Uno, el codicilo redactado en 1808, en una de cuyas cláusulas se lee:

      ?... Que a dichos dos hijos Felipe y Juan Manuel los puso al cuidado de sus haciendas; al primero en la estancia del Caimán y, al segundo, en la del río Corriente, y no han tenido mayor duelo en su cuidado y he conocido que no tienen economía ninguna aún con lo suyo propio?.

      El otro, es un Memorial presentado en la litis ya mencionada, donde se lee que: ?estando los tiempos trocados, no desea que a sus bienes llévense los vientos?.

      Lo interesante de este concepto es que no le pertenecía, sino que ya lo había escrito dos siglos atrás el poeta español Vicente Espinel, en una famosa letrilla(30). Esta circunstancia vendría a revelarnos que era hombre de lecturas no vulgares, o que la letrilla, a fuerza de tanto rodar por tierras españolas, ganó estado llano.

      Ese pleito apuró sus días. El 28 de Noviembre de 1808, redactó un codicilo ampliatorio de sus disposiciones testamentarias, formuladas ya en 1802.

      Poco tiempo después, el 3 de Enero de 1809(32), las campanas franciscanas, quebrando la quietud zumbadora de la siesta bochornosa, doblaban anunciando su tránsito. Amortajado con el hábito del Santo de Asís, fue sepultado en el cementerio de ese convento, cumpliéndose así su última voluntad.

      No se conserva retrato alguno que permita conocer su figura física. Todo cuanto ha podido lograrse a este respecto es saber que ?era de natural airoso?, noticia que no hace luz en el asunto. No resulta fácil hallar en la Provincia documentación gráfica capaz de ayudar al cronista en la reconstrucción del pasado o en la evocación de sus figuras más destacadas.

      No sucumbió a la pereza que, desde el reinado de Felipe IV, venía agostando las raíces mismas de lo hispano, pues tuvo gran capacidad de trabajo, sea en la atención de sus cuantiosos intereses rurales, sea en lo oficinesco, cuando ejerció la Tenencia de gobernador.

      Viajaba sin amanuenses ni secretario, atendiendo personalmente el despacho y la correspondencia. No fue sin embargo singular en el ejercicio del Gobierno, pues buscó siempre la colaboración del Ayuntamiento y dio participación al vecindario en las horas graves, juntándolo en cabildo abierto.

      Aspiraba ?a la conservación clara de su memoria? y que sobre sus cenizas no se levante una voz que censure su conducta pública por haber ésta ?reposado sobre la serie de una vida sujeta cuanto ha estado de mi parte a las leyes y reglas de un hombre de bien?(33).

      Tuvo inclinaciones superiores, que en una época de señorío le desglosaban del medio. Debió animarle algún gusto musical, porque introdujo para sus hijas el primer piano que llegó a la ciudad(34), y mandó a sus hijos a estudiar leyes en Charcas y Chile.

      Españolísimo en su intransigencia dogmática, de buen natural y reconocida largueza en acudir a las necesidades públicas y privadas, austero, como buen castellano, fue muy señor en todo.

      Su acción como militar en las campañas contra los portugueses y sus medidas de buen gobierno consagran su personalidad. Por tanto, Corrientes le es deudora de un homenaje de pública consagración a este ilustre gobernante que dilató sus límites jurisdiccionales en forma notable.

      No debe la Provincia ser madre de extraños y madrastra de quien, como el muy ilustre Maestre de Campo don Juan García de Cossio, fecundó su porvenir.

      Corrientes, Mayo de 1957

      Notas

      (*) Material extraído del folleto "Un civilizador del siglo XVIII, el Maestre de Campo, Don Juan García de Cossio", de Federico Palma, editado en Septiembre de 1957.

      (1) Archivo General de la Nación. División Colonia. Sección Gobierno. Tribunales Inventario. Legajo 86. Expediente Nro. 15. ?Información actuada a pedimento de Dn. Juan García de Cossio, Lugar Thente. de Gobernador Justicia Mayor y Capitan a Guerra de esta Ciudad de San Juan de Vera de las Corrientes, sobre sus cualidades, méritos, servícios y Vienes que posee. Juez de ella el Alcde de primer voto dha ciud. de Corrientes?.
      Debo la noticia de este expediente a la gentileza del Dr. Dn. Raúl de Labougle, cuya colaboración agradezco.
      En dicha información, levantada el 19 de Noviembre de 1772, García de Cossio manifestó ser nativo de las Montañas de Burgos ?de la distinguida familia de la casa de Cosio, q. oy corre a carga de mi primer hermano Dn. Franco. de Cosío su Maiorazgo como cassa y solar de tan antigua Nobleza como consta a todo aquel Reyno de Castilla la Vieja de donde an salido sujetos q. laan ylustrado con distinguidos cérvicios ala Corona yestado y ocupado los mas onorificos puestos a q. los ha elevado su mérito y la Rl. liveralidad de Nuestros Catholicos Monarcas q. en aquellos Reynos es publico y notorio?.
      Consta en esta certificación que García de Cossio poseía bienes ?mui suficientes para subvenirle los medios necessarios para su correspondiente desencia y desempeño a las funciones deste empleo?.
      (2) Nació el 3 de Septiembre de 1764 y falleció siendo muy niño. Archivo de la Iglesia Catedral de Corrientes.
      (3) Nació el 21 de Marzo de 1767 y falleció el 4 de Abril de 1826. Idem.
      (4) Nació el 7 de Mayo de 1769. Falleció muy joven. Idem.
      (5) Nació el 29 de Octubre de 1770 y falleció el 27 de Julio de 1840. Idem.
      No obstante, Carlos Calvo, en su Nobiliario del Antiguo Virreynato del Río de la Plata, Tomo I, consigna: ?Unico hijo del primer matrimonio: José Simón?.
      (6) Los tres estaban vinculados, por matrimonio, a la familia Zamudio, o Decido y Zamudio, de señalada actuación projesuita y anticomunera, en oposición a la familia Casajús, en cuyo seno se gestaron los principales hechos de la revolución de 1764. Confr. RAUL DE LABOUGLE, ?Historia de los comuneros?, Buenos Aires, 1953.
      (7) Oficio del virrey Vértiz al Cabildo de Corrientes. Archivo General de la Provincia de Corrientes. Actas Capitulares. 1770/1775, Legajo Nro. 24.
      (8) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Actas Capitulares. Legajo citado.
      (9) Carta de García de Cossio al Cabildo correntino, del 12 de Octubre de 1773. Actas Capitulares. Legajo citado.
      (10) Idem.
      (11) Idem.
      (12) No obstante ser realengas esas tierras, Félix de Silva reclamó, en 1774, a los primeros pobladores el cobro de derechos, diciéndose propietario de las mismas. La demanda no prosperó.
      (13) PEDRO BENJAMIN SERRANO. Guía General de la Provincia de Corrientes. Corrientes. 1910.
      (14) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Actas Capitulares. Legajo Nro. 25.
      (15) Idem.
      (16) Idem.
      (17) Idem.
      (18) En una cronología de gobernantes correntinos, publicada por MANUEL V. FIGUERERO, en ?Lecciones de historiografía de Corrientes?, expresa que García de Cossio ejerció el Gobierno desde 1772 hasta 1779, y a renglón seguido establece que la tenencia de gobierno de Quesada abarcó desde 1779 a 1784.
      García de Cossio gobernó desde el 1 de Agosto de 1771 hasta el 17 de Noviembre de 1783.
      (19) Archivo General de la Provincia de Corrientes. Actas Capitulares. Legajo Nro. 26.
      (20) La Gazeta Extraordinaria de Buenos Aires, del 20 de Noviembre de 1810. Esta misma dama, al aprestarse Corrientes, en 1839, en defensa de la libertad argentina, coadyuvó con 200 pesos.
      (21) Nació el 8 de Octubre de 1784 y falleció el 25 de Febrero de 1853. Casóse con Antonio Cueto.
      (22) Nació el 9 de Mayo de 1786 y falleció en Buenos Aires, en 1854.
      (23) No se encuentra su partida bautismal. Casóse con Santiago Gutiérrez, vecino de Buenos Aires. Fue una de las trece damas elegidas por Rivadavia para fundar la Sociedad de Beneficencia y su segunda presidenta.
      (24) Nació en 1788 y falleció el 16 de Octubre de 1852.
      (25) Nació en 1790 y falleció el 9 de Diciembre de 1846.
      (26) Nació en 1791 y falleció el 14 de Julio de 1884.
      En la nómina de hijos habidos en el segundo matrimonio, publicada por Calvo, ob. cit., se excluye a Ana María Josefa Bárbara y a Antonia Rosa, incluyéndose, en cambio, al licenciado Nicanor García de Cossio, que era hijo de José Vicente García de Cossio y Estanislada Cueto, es decir, nieto del Maestre de Campo Juan García de Cossio.
      (27) Archivo General de la Nación. Consulado de Buenos Aires. Actas. Documentos. 1796 a 1797. Tomo II. Buenos Aires. 1937.
      (28) ?Primeramente una casa de altos de azotea, viviendas al Norte, que se compone de dos salas, una de bajos de trece varas, con dos ventanas grandes, rejas de hierro y puerta correspondiente, a todo costo; otra de altos de igual extensión de y mesmo con dos ventanas y balcón corrido, que mira a la plaza; y dos viviendas más en el fondo, una debajo dte. corredor y otra grande de diez varas que forman patio, cubiertas de tejas, con el terreno que les comprende de frente y fondo, el cual linda a la parte del Sur con casas de doña Rosa Ruiz de Bolaños, al Norte con la Plaza pública; al Poniente con sitio de don Francisco Javier de Zamudio; y al Este, con el resto del edificio expresado?. Descripción contenida en la presentación formulada al Cabildo de Corrientes, por Juan García de Cossio, el 24 de Enero de 1792. Archivo General de la Provincia de Corrientes.
      (29) Los más antiguos vivían con su amo y los otros en el caserío del Cambá Cuá, donde se conservó el apellido Cossio.
      (30) Francisco de Vedoya había vendido, en Asunción, a su cuñado García de Cossio, una estancia ubicada en el paraje Caimán, autorizando la escritura el notario del Cabildo asunceño, Pedro de Alcántara Rodríguez, el 23 de Diciembre de 1775. Vedoya volvió a vender este mismo inmueble ya en Corrientes a Ciprián de Lagraña, el 3 de Diciembre de 1776.
      (31) Los versos de la letrilla expresan:

      Ya están los tiempos trocados
      Mi bien llevóselo el viento
      No me dés ya más cuidados
      Que son para más tormentos
      Contentamientos pasados.

      (32) Archivo de la Iglesia Catedral de Corrientes. Libro 2do. de Defunciones, folio 132.
      (33) Memorial citado.
      (34) ALCIDES d'ORBIGNY, en su Viaje a la América Meridional, Tomo I, documentó la existencia, en el año 1827, de un solo piano en la ciudad de Corrientes, aunque sin nombrar a su propietario. Años después, Francisco Javier de Lagraña trajo el segundo piano que escuchó la ciudad.


  • Fuentes 
    1. [S57] Carlos Calvo, Nobiliario del Antiguo Virreynato del Rio de la Plata, (M. Rocca, Buenos Aires, 1924 y Editorial La Facultad, Buenos Aires, 1936 a 1943).

    2. [S1147] Family Search, (www.familysearch.org), https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:939X-HJ95-FR?mode=g&i=151&wc=7392-816%3A256322301%2C256322302%2C256458901&cc=1974183.

    3. [S326] Graña Velasco, Gonzalo, Los Lagraña de Corrientes, (Buenos Aires, 2000).

    4. [S1147] Family Search, (www.familysearch.org), https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:939X-HF92-N2.