Notas |
- Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal y después se trasladó a Bélgica, donde siguió cursos de ingeniería universitaria. De regreso al país se dedicó a tareas rurales. En 1897 y 1898 formó parte del Concejo Deliberante de Buenos Aires. Volvió a integrar este cuerpo en 1900 y 1901. A él se le debe la primera ordenanza de tránsito y de la que obligó a los conductores de vehículo a munirse de la libreta habilitante. Participó en las obras de construcción del Jardín Zoológico de la Capital Federal. En la exposición de arte realizada en 1898 obtuvo el primer premio de orfebrería y cincelado, pues se había dedicado con especial atención a cultivar tales géneros artísticos. Se le conoce como el iniciador del automovilismo en el país. Introdujo, en efecto, el primer coche, marca Otto-Benz, de procedencia alemana, en 1898. Fue socio fundador y primer presidente del Automóvil Club Argentino. Falleció en Buenos Aires el 21 de enero de 1935. (Biografía publicada en el Diccionario Histórico Argentino, publicado bajo la dirección de Ricardo Piccirilli, Francisco L. Romay y Leoncio Gianello). [2]
- Don Dalmiro Varela de Castex
Su fallecimiento
Don Dalmiro Varela de Castex, fallecido ayer en esta capital a los 69 años de edad, era un caballero vastamente vinculado a los círculos sociales de la metrópoli, pues pertenecía a una antigua familia nobiliaria y poseía el título de marqués, que nunca recordó en virtud de sus ideas democráticas. Pero, sin duda alguna, la gran popularidad que había alcanzado el extinto debíase a la circunstancia de haber sido el primer automovilista argentino. En efecto, el Sr. Varela de Castex fue quien inició la introducción y el uso del automóvil en nuestro país a fines del siglo pasado. En uno de sus periódicos viajes a Europa, admiró en París los ocho o nueve modernísimos vehículos automotrices que corrían por las avenidas de esa capital y decidió sorprender a Buenos Aires con uno de ellos. Así lo hizo con un automóvil de la fábrica alemana Daimler, accionado a vapor. Desde la llegada al puerto, el aparato comenzó a producir asombros e inconvenientes, pues sobre no haberse visto jamás vehículo semejante no existía cláusula previsora para fijarle el correspondiente aforo. Luego de introducido, el vehículo fue, como era lógico, objeto de viva curiosidad pública. El Sr. Varela de Castex apareció en las calles porteñas, corriendo a una velocidad que resultaba fantástica comparada con la de los tranvías de caballos y con la de los coches de mejor tronco. Después de esa iniciativa el extinto importó otros coches más modernos y veloces, logrando que la juventud aristocrática de la época le imitara y que al poco tiempo la ciudad viera transformada su fisonomía por el paso de los automóviles. Como consecuencia de ello, se fundó el Automóvil C. Argentino, del que fue presidente el Sr. Varela de Castex, y se inició una obra vial que acaso habría demorado muchos años: carretera de Barracas a Cañuelas, de Belgrano a Olivos, arreglos del camino a Tigre, etc., en la cual cupo al iniciador del automovilismo nacional una actuación principalísima, del mismo modo que fue un dinámico organizador de las primeras carreras y excursiones automovilísticas que se realizaron en el país.
Siempre vinculado a la industria automotriz, el Sr. Varela de Castex alternó sus actividades sociales y económicas con las deportivas, manteniendo en los círculos automovilísticos sudamericanos su popularidad de ?pioneer? y su prestigio de "sportsman" de viejo cuño.
Por ello, el acto del sepelio, que tendrá efecto hay en la necrópolis del Norte, ha de motivar una sentida demostración de duelo.
Homenaje del Automóvil Club Argentino.
Al tenerse conocimiento del fallecimiento del Sr. Varela de Castex la comisión directiva del Automóvil Club Argentino, de que fue presidente fundador el extinto, resolvió adherirse al duelo disponiendo que durante el día de hoy permanezca entornada la puerta de la sede social, enviar una corona de flores y nota de pésame y designar una comisión para que concurra al acto del sepelio y que integran el presidente de la institución, doctor Emilio Saint; el vicepresidente segundo, Dr. Nicanor Magnanini, y el secretario general, Dr. Horacio A. Pozo. El presidente del Automóvil Club Argentino hará uso de la palabra en la necrópolis para rendir homenaje a su predecesor en ese cargo." (La Nación, 22.1.1935)
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