Notas |
- JUAN ANTONIO MARIN Y CACERES SALGADO, nacido por 1716 en la villa del Arroyo del Puerco. Fué Juan Antonio militar, y empezó a servir el 6-VII-1733 como cadete en la caballería de Sevilla y en los Dragones de la Reina. Afirma don Enrique Udaondo, en su Diccionario Colonial Argentino, que el muchacho concurrió a la conquista de Italia en 1743 hasta el año 1748, peleando allá en las batallas de Campo Santo, Piacoma y Tendoni, en la toma de Tortona (no Tortosa como escribe Udaondo) y del castillo y paso de Tamano.
Se trataba de la guerra que, a concecuencia del segundo "Pacto de Familia", Francia - mejor dicho "El Bien Amado" Luis XV - se comprometió a ayudar a España - a su tío carnal Felipe V - hasta conseguir poner al Infante español don Felipe (tronco de los Borbones de Parma y de Luca) en posesión del Estado de Milán y de los ducados de Parma y Plasencia. A tal contienda puso fin la paz de Aquisgrán (1748), a la que, a nombre de España, adhirió Fernando VI - que había sucedido a su padre el Rey Felipe V -, junto con los otros países interesados: Austria, Inglaterra, Holanda, Francia, Cerdeña, Módena y Génova.
Aquí se enfrentan España y Portugal
Posteriormente mi 5to abuelo Marín pasó al Río de la Plata, y - nos entera Udaondo - "en la Banda Oriental hizo la campaña contra los portugueses. Se halló en la toma de Almeida, defensa de los Pasos del río de San Gonzalo, retirada a Río Grande, defensa de la fortaleza de Santa Teresa y sus fronteras, amenazadas por los lusitanos; donde permaneció en el destacamento de observación durante el sitio y rendición de la Colonia del Sacramento".
Aquella "toma de Almeida" - a que se refiere Udaondo - resulta, sin duda, la capitulación de la Colonia del Sacramento, que tuvo lugar el 3-XI-1762, cuya guarnición estaba bajo la responsabilidad del Coronel Lusitano José Ignacio de Almeyda. Más tarde, en "los Pasos del río San Gonzalo" (abril de 1775) debe de haber actuado Marín a las órdenes del Coronel Miguel Febrer, quien - como le informó el Gobernador Vértiz al Ministro de Marina e Indias Julián de Arriaga - al mando "de la maior parte de los dragones", de las compañías de infantería de Galicia y de 40 milicianos de caballería, aumentó las defensas de dichos pasos. También, por esas fechas, los fuertes de Santa Teresa y de San Miguel se reforzaron con las aludidas tropas. En cuanto a Río Grande, en 1776 su parte sur fue reivindicada "pellos portuguezes" que comandaba el Sargento Mayor Rafael Pintos Bandeyra, y entre las unidades españolas, entonces en retirada, contábase un destacamento de Dragones.
El Rey Carlos III, por decreto dado en Aranjuez el 27-V-1771, le otorgó a Marín los galones de Teniente Coronel del nombrado cuerpo. En diciembre de 1786 - a los 70 años de edad - mi antepasado presentó su retiro militar; y el 1-I-1790, por decreto fechado en Madrid, Carlos IV lo ascendió a Coronel de Dragones.
Tras las rudas exigencias de Marte el dulce lazo de Venus
Juan Antonio Marín - siendo un maduro Sargento Mayor de 55 años, con licencia concedida apenas trece días atrás por el Gobernador y Capitán General Juan José de Vértiz - había tomado por esposa, en la Catedral porteña el 24-IX-1771, a una niña de 23 años; Rosa Estefanía de la Quintana y Riglos; bautizada el 4-IX-1748, por tanto 32 años menor que su marido (hija del Veedor General de las tropas locales y prominente vecino Nicolás de la Quintana y de su mujer Leocadia de Riglos y Torres Gaete; de cuyas biografías y antecedentes genealógicos me ocupo en los respectivos apellidos). Bendijo la boda con misa, durante la cual los contrayentes recibieron la sagrada comunión, el Arcediano Miguel de Riglos - tío abuelo de Rosa -, siendo testigos de la ceremonia, mis 5os abuelos Domingo Alonso de la Jarrota, Comandante de las Milicias de Caballería bonaerenses, y su esposa María Josefa de la Quintana y Riglos, hermana de la desposada.
Para dichos esponsales, la madre de la novia doña Leocadia, ante el Escribano Francisco Javier Conget, otorgó en la misma fecha de la bendición nupcial, "Carta de Dote" para su hija, por un valor total de 7.092 pesos y 7 reales; cuya suma se descomponía de la siguiente manera; 6.000 pesos en dinero contante y sonante, y el resto en vestidos, muebles y otros bienes que la niña aportaba al matrimonio como propios, heredados de su padre don Nicolás, fallecido en 1767. Por su parte Marín le regalaba a Rosa estos efectos evaluados en 1.092 pesos y 4 reales; dos vestidos negros; un corte de genero; tres sortijas; dos collares de piedras; un estuche; ocho delantales; diez pañuelos; una papelera dorada; otra de plata; dos pañoletas; un abanico; tres pares de medias; dos polleras de tafetán amarillo; y una negrita esclava como de 6 años de edad. Por aquellos pesos y estos aportes dotales, el inminente marido dió también, en la referida escritura, el correspondiente recibo en nombre propio y por su futura esposa.
El censo urbano llevado a cabo por el Cabildo porteño en 1778, registra que en la casa lindera a la de Domingo Alonso de Lajarrota, vivía su concuñado Juan Antonio Marín, de 62 años, Teniente Coronel; su mujer Rosa Quintana de 30 años; sus hijos Juan Manuel, Miguel y María; los esclavos negros; Pedro de 40 años; Francisco de 30 y su mujer María de 35; Antonio de 2 años y Rosa de 7; y las mulatas María, Juana y otra María de 32, 30 y 4 años de edad cada una de ellas.
Ultimas disposiciones y fin de mi antepasado. Pensión a su viuda, muerte de ella y su inmediata posteridad
Juan Antonio Marín otorgó su testamento, firmado de su mano, el 24-XII-1792, "en el oficio del Escribano Josef Luis Cabral". En tan solemne trance, el compareciente dijo ser hijo legítimo de Jacinto Antonio Marín y de Antonia Cáceres y Salgado, difuntos; y declaró estar casado con Rosa de la Quintana, de cuyo matrimonio le quedaban 4 hijos; Juan Manuel, Miguel, Rosa y Margarita, estos tres últimos menores de edad, a quienes instituía por sus legítimos herederos. Nombró tutora y curadora de ellos a su esposa la cual sería también su albacea en primer término; y para el segundo lugar señaló a su hijo mayor Juan Manuel, "Cadete en el Regimiento de Dragones de Buenos Aires"; y en tercero y cuarto término a "mis hermanos políticos Manuel y José Ignacio de la Quintana, Coroneles de los Reales Exércitos". Testigos fueron en la escritura el Dr. Juan Francisco Castro y Careaga, Capellán del cuerpo de Dragones, el Teniente Coronel Josef María Calaseyte y Juan Andrés de Arroyo, Ministro de la Real Hacienda.
Once días después, el 4 de enero, luego de recibir todos los sacramentos, moría en Buenos Aires Juan Antonio Marín a los 77 años de edad, y al día siguiente su cuerpo recibió sepultura en la Iglesia del Convento de San Francisco.
El 24-VIII-1795, mediante una Real Orden dada en San Ildefonso, Carlos IV concedió a Rosa de la Quintana y Riglos la pensión que le correspondía en el Montepío militar, como viuda del Coronel graduado Juan Antonio Marín, que gozaba un sueldo de 160 pesos mensuales. La pensión asignada por dicha Caja a la señora fue de 375 pesos al año, para el cuidado y educación de sus hijas solteras Rosa Antonia y Margarita, de 13 y 5 años de edad, hasta que ellas tomaran estado de matrimonio o entraran en religión. Posteriormente, la viuda del Coronel Marín solicitó se le abonaran 125 pesos anuales que se le habían rebajado de los 500 que le correspondían de pensión; lo cual fue resuelto a su favor por otra Real Orden del 13-IX-1796. Así lo comunicó el Ministro de la Guerra Miguel José Azanza al Virrey de Buenos Aires Pedro Melo de Portugal.
Rosa de la Quintana testó en tres oportunidades; el 21-I-1806, ante Manuel Francisco de la Oliva; el 27-VI-1808, mediante codicilio en el registro de Tomás José Boyso; y el 30-IX-1812, ante Narciso Iranzuaga. Dos años más adelante, la señora abandonaba este mundo el 27-X-1814.
Una docena de hijos - según las apuntaciones de Carlos Calvo - nacieron del matrimonio Marín-de la Quintana, aunque solo cuatro vivían en 1793 al morir el padre.
por Carlos F. Ibarguren Aguirre
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